"(...)Sigo en el XX. ¿Se puede hablar de un ”alzamiento militar” en
1936 contrario a los intereses catalanes que provocó la oposición y la
lucha de toda la sociedad catalana?
La sublevación militar
de 1936 se produjo contra el proceso reformista que suponía la
experiencia republicana, especialmente tras las elecciones que ganó el
Frente Popular.
Ese proceso reformista incluía una nueva forma de
articulación territorial del estado (por la vía de los estatutos de
autonomía) que fue uno de los aspectos, pero no el esencial, desde mi
punto de vista, que impulsaron el golpe contra la legalidad republicana.
Las víctimas del golpe fueron las clases trabajadoras en su conjunto y
aquellos sectores de las clases medias y de la burguesía que se habían
implicado en los procesos de cambio puestos en marcha en 1931.
En
Cataluña y en el conjunto de España. La guerra no fue una guerra “contra
Cataluña”, sino una guerra civil en toda regla, también en el interior
de la propia Cataluña. No sólo hubo catalanes en ambos bandos sino que
una fracción importante de la burguesía catalana había tenido un papel
muy relevante en los procesos de desestabilización del régimen
republicano que se habían producido en los años anteriores al
enfrentamiento bélico.
Y una vez iniciado este, esos mismos sectores
contribuyeron política y económicamente al esfuerzo de guerra de los
sublevados. Cuando estos ganaron la guerra, aquellos recaudaron los
beneficios de su inversión anterior. Y así durante las casi cuatro
décadas que duró la dictadura.
Los paganos de esa operación fueron una
vez más las clases populares, así como amplios sectores de las clases
medias, catalanas y españolas. La persecución de la lengua y la cultura
catalanas fue también el resultado de la derrota republicana, o dicho de
otra manera, fueron víctimas del triunfo de las fuerzas de la derecha,
incluyendo entre ellas a una burguesía catalana que tenía claro donde
estaban sus intereses, independientemente de lo que pasara con la
lengua, con las instituciones o con los símbolos del país.
¿El franquismo fue un régimen contra Catalunya? ¿Qué sentido tiene esa expresión?
Bien, creo que en parte ya he contestado anteriormente a esta última
pregunta. El franquismo fue un régimen que defendió clarísimos intereses
de clase, y que fue sufrido por una gran parte (seguramente, la
mayoría) de la población española, incluyendo claro está a la catalana,
que fue tratada sistemáticamente como enemiga.
Los ciudadanos catalanes
sufrieron la agresión constante del régimen en la misma medida que el
resto de los ciudadanos españoles, con el añadido de aquellas políticas
de represión lingüística y cultural que no se aplicaban, por razones
obvias, en otros territorios del estado.
La ciudadanía que
emigró de sus lugares de origen y llegó a Catalunya durante las décadas
de los años cincuenta, sesenta y setenta, ¿fue una operación diseñada
para castellanizar el país, para aniquilar su lengua y cultura?
No, y seguir manteniendo eso a día de hoy carece de sentido. La
emigración masiva hacia Cataluña respondió a razones de índole económico
y social; también (sobre todo al principio) político, pero no como
resultado de una política orientada hacia la castellanización de
Cataluña, sino como el resultado de la represión política en muchas
zonas rurales de España que llevaba a la gente a huir hacia territorios
como Cataluña donde poder empezar una vida nueva.
Otra cosa, claro está,
es que la llegada masiva de inmigrantes procedentes de otros lugares de
España tuviera como consecuencia una profunda castellanización del
país, sobre todo porque el régimen no permitía, por ejemplo, la
escolarización en catalán, que sin duda hubiese amortiguado (aunque no
evitado totalmente) esa castellanización.
Para la lengua catalana, la
combinación de una política lingüística represiva, la falta de una
escuela en catalán y la llegada de millones de inmigrantes en muy poco
tiempo que no tenían el catalán como lengua ni posibilidad real de
aprenderla constituyó un golpe tremendo que la dejó en estado realmente
comatoso. (...)" ( Entrevista a Francisco Morente, Salvador López Arnal, El Viejo Topo, Rebelión, 26/12/2013)
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