"(...) Pero no es ese el punto ahora. El punto, más allá de Canadá, es la
referencia a Gran Bretaña. Cuesta mucho entender, visto lo visto en
Irlanda del Norte, que alguien hable de la naturalidad con la que -en lo
que queda del gran Imperio británico- se habla de estas cuestiones.
De
eso nada, pero nada de nada. Si el gobierno Cameron, pongamos por caso,
tuviera el menor indicio de que en Escocia la opción independentista
pudiera triunfar, la celebración del referéndum de septiembre de 2014 se
ubicaría en territorios del más allá, en el país de “nunca jamás”. (...)
4.
Hubo castas catalanas que secundaron el franquismo y se beneficiaron de
él, señala LB, “y hubo clases sociales catalanas que lo padecieron y
gimieron bajo su yugo”. Sin embargo, añade, “al mismo nivel que su
opresión de clase, la esencia última del franquismo como régimen,
sistema e ideología reside en la negación expresa y violenta de Cataluña
como nación y, en términos generales, en la opresión y aplastamiento de
toda nación distinta de la española”.
Me cuesta entender que
se hable primero de castas y luego de clases. No acabo de ver que se
hable del franquismo como algo externo a Catalunya cuando hubo clases
sociales catalanas (con representantes más que conocidos) que apoyaron,
que formaron parte del fascismo-franquismo, y del nacional-catolicismo,
desde el primer momento.
Pero entiendo aún menos que se afirme que el
franquismo oprimió a toda nación que no fuera la española, presuponiendo
que ésta no fue oprimida. ¿Cómo que no? ¿No fue oprimida la “nación
española” cuando la imagen que se transmitió de ella durante décadas y
décadas, la que se impuso en colegios e institutos, en Universidades, en
los medios de propaganda del Régimen, por todos los medios, fue un
lodazal de infamia, falsedad y barbarie?
¿No sufrió en sus carnes García
Lorca, Antonio Machado, Enrique Ruano o Julián Grimau, por ejemplo, la
opresión a la “nación española”? Nadie niega, desde luego, la específica
opresión que se ejerció contra la lengua y la cultura vascas, catalanas
y gallegas, eso sí, con el apoyo más o menos entusiasta de numerosos
ciudadanos de esas nacionalidades que eran catalanes, vascos o gallegos y
no hicieron asco alguno para ubicarse en el pie del cañón, en la
vanguardia de la represión y el fascismo. (...)
La conjetura de LB -”el cultivo pragmático del bilingüismo es quizá
el mayor distintivo de excelencia de una sociedad, y hacia tal objetivo
parece que va encaminada precisamente la política lingüística que
promueven las autoridades catalanas”-, aparte del uso excesivamente
respetuoso de la expresión “autoridades catalanas”, es fruto, en mi
opinión, de una neta desinformación. No es así; de hecho, nunca lo ha
sido.
Ampararse en unas declaraciones periodísticas de Oriol Junqueras
no es de recibo. Si se me permite, es muy ingenuo Su partido, ERC, ha
defendido durante años y años, con la boca pequeña o incluso más
abiertamente, que la enseñanza en Catalunya debía ser bilingüe. Sí, pero
en catalán y en inglés. El castellano al archivo de lo marginado. Los
catalanes, para ERC, no somos españoles y todo “lo español” nos es
ajeno.
Es obvio, apunta LB, “que más de la mitad de los
catalanes tienen al castellano como lengua materna, pero eso no es óbice
para que la lengua catalana siga siendo la expresión “natural” e
histórica de la colectividad humana “catalana”. Si solo hubiera 1.000
catalanoparlantes ese hecho no cambiaría”.
No entiendo el uso de
natural, aunque esté entrecomillada la palabra; la referencia a los
1.000 hablantes es más que pertinente (tiene razón LB al señalar ese
nudo) pero la cuestión es si su aproximación no tiene algún límite
histórico o es atemporal. Pase lo que pase, suceda lo que suceda, ¿el
catalán será la expresión natural e histórica de la colectividad humana
catalana? ¿En exclusiva?
¿No pueden llegar a serlo, dentro de pongamos
40 o 50 años, también (no escribo en lugar de) el árabe y el chino por
ejemplo? ¿Por qué no? ¿No es el castellano, actualmente, expresión
“natural” también de la comunidad humana catalana? ¿Y si lo tuvieran
como lengua materna el 85% de los catalanes tampoco?
“Sin lengua
catalana no es posible Cataluña, igual que para un euskaldún sin
euskera no hay Euskal Herria y para un español sin castellano no hay
España” apunta LB. Aparte de que nadie está hablando o dibujando un
escenario de esas características, no lo acabo de entender.
Para mi, que
–insisto- no me siento español, es perfectamente concebible una España
fraternal, justa, socialista (en serio) y solidaria, que usara como
primera lengua el esperanto, por ejemplo, por voluntad y deseo de
ejemplo modélico de su ciudadanía. En Suiza no se habla “el suizo”. En
Ecuador tampoco se habla el ecuatoriano.
Así pues, afirma LB, “¿catalán como lengua troncal obligatoria en el
sistema de educación público de Cataluña? Sin duda alguna, igual que el
castellano en España, con la diferencia de que el sistema catalán
garantiza el aprendizaje de dos lenguas sefarádicas y el sistema español
no”. A mi me asaltan las dudas que LB parece no tener.
El catalán, en
Cataluña, es lengua vehicular en toda la enseñanza preuniversitaria lo
que parece contradecir una de nuestras demandas durante la lucha
antifranquista: la importancia de educar a los niños y niñas en su
lengua materna (en aquellos momentos, hablábamos de las familias de
lengua materna catalana). Por lo demás, no veo por qué el castellano
deba ser el único idioma troncal del resto de España.
Sería mejor que
bueno, sería excelente, que los escolares extremeños o andaluces
tuvieran conocimientos básicos de gallego, euskera y catalán. Y ni que
decir tiene que también aquí, en Catalunya, deberíamos acercarnos a
lenguas tan hermanas como las citadas en primer lugar. ¿Es imposible
también está hermandad de lenguas? (...)" (Salvador López Arnal, Rebelión, 15/10/2013)
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