"La quiebra de la amistad ya se ha producido, y no por el cepillado de
un Estatut concebido ya precisamente a tal objeto, por más que esa
falsedad se repita otras diez mil veces hasta que parezca una verdad
goebbelsiana.
Entre esas mentiras, la supuesta animosidad de “Madrit”
hacia los catalanes. Por más que la repita Rubert de Ventós, al que en
el foro le trataron, cuando era senador, “como a un colonizado”, es
falsa de toda falsedad, como sabemos todos los que hemos vivido alguna
vez en la capital, aunque no como senadores.
No hace tantos años en toda
España ser catalán era disponer de un plus —no siempre justificado, por
cierto-—de eficacia, de trabajo, de seriedad y de modernidad. A
condición claro, de no ir por ahí diciendo “yo soy catalán y vosotros
unos borricos mesetarios”. Siempre había sido así. Siempre.
Pero ahora he constatado que ya no. Ahora, con esa permanente
quejumbrosa ofensa, ese victimismo exigente, esa xenofobia regional, esa
lluvia de agravios y ofensas a los andaluces gandules, a los extremeños
miserables, a España la ladrona cuando no “genocida cultural”, con esos
escupitajos y amenazas y quema de banderas y bramidos futboleros y
modositas chulerías de Mas, que aquí ni siquiera percibimos como
ofensas, o que si las percibimos nos hacen gracia porque las pronuncia
un radiofonista de CiU contra Federico Losantos (“¡habría que
colgarle!”), pero que serían piedra de escándalo y motivo de rasgarse
las vestiduras si fueran en dirección contraria, se ha producido el
resquemor.
La gente ya no se fía. El aura se ha perdido.
Se ha quebrado la amistad, y a algún imbécil le parece un asunto insignificante…" (Ignacio Vidal-Folch , El País, 10 NOV 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario