"Pues la gran cuestión que plantea el desafío nacionalista no es, a
fin de cuentas, la de si un referendo es constitucional o
inconstitucional o la de si existen vías, más o menos tortuosas, para
hacer que lo segundo parezca lo primero.
No, el auténtico problema es el
de cómo afectará la independencia al futuro de España y de Cataluña y a
la convivencia entre los nacionalistas triunfadores y los no
nacionalistas derrotados en el interior del nuevo Estado.
Vista la flagrante discriminación a la que los castellanohablantes
han estado sometidos en la Cataluña hoy existente, es fácil imaginar qué
sería de ellos en una independiente.
Es solo un ejemplo, pero muy relevante, para poner de relieve que lo
que nos jugamos en realidad en el envite independentista es no solo el
respeto a la Constitución o la unidad de la nación, sino el futuro de
millones de españoles que podrían verse convertidos, bajo el impulso
sectario de esa minoría activa que piensa en términos de identidad y no
de respeto a los derechos, en ciudadanos de segunda.
Si no quieren llegar a serlo, es indispensable que los catalanes no
secesionistas, una mayoría muy amplia durante más de treinta años,
salgan del faiado de la historia en el que se han dejado meter por los
nacionalistas y den la cara de una vez, tratando de ganar la hegemonía
que les ha sido arrebatada a base de arrinconar, como traidores, a los
que han sido leales al mejor proyecto común -el de la Constitución de
1978- que jamás ha conocido Cataluña." (Roberto Blanco Valdés, LA VOZ DE GALICIA, 14/10/12, en Fundación para la Libertad, 14/10/2012)
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