10/10/12

En Cataluña, si dices que eres español te la juegas: ¡es que vas provocando, hombre! Textual: a mí me sucedió hace una semana.

"Es la versión catalana del piove, porco governo de los italianos. Un invento que resulta muy práctico para endosar al vecino todas nuestras caquitas y aparecer así ante el mundo y ante nosotros mismos mucho más guapos y relucientes.

 Es un elemento fundamental en la implantación subliminar del nacionalismo: España es la causa de todos nuestros males y desgracias. Más aún: es el mal por antonomasia. D’Espanya, ni gent ni vent. España es tan mala, que la misma palabra ya mancha, y hay que evitarla. 

 El español, en consecuencia, es un ser ontológicamente perverso del que hay que huir. En las manifestaciones se utiliza como insulto: “Espanyol el que no boti“. En Cataluña, si dices que eres español te la juegas: ¡es que vas provocando, hombre! Textual: a mí me sucedió hace una semana. (...)

La gran inmigración de los años 60-70, que dobló la población de Cataluña, tuvo también gran importancia en el desprestigio de España y el correspondiente prestigio de Cataluña. Por un lado, los catalanes nativos veían venir de España gentes más pobres que ellos, con quienes competían en el trabajo, en el espacio y hasta en las novias.

 Igualar España a pobreza y Cataluña a riqueza era una manera de retener la primacía de los nativos ante los competidores recién llegados. Por otro lado, los inmigrantes dejaban en su tierra un pasado incómodo y llegaban a otra tierra que esperaban que fuera mejor. 

Su propia biografía representa España como lo que se deja atrás, y Cataluña como lo que se adquiere. Ellos también reforzaban la ecuación España-mala Cataluña-buena. Todos esos factores, debidamente explotados por el nacionalismo reinante, han contribuido a la situación actual: España es motivo de vergüenza, mientras Cataluña lo es de orgullo. (...)

España ha llegado a ser, para mentalidades rudimentarias, la encarnación del mal. Peajes, balanzas fiscales: todo son agravios. Aquí la gente está convencida de que los catalanes pagamos más que el resto de españoles

 Y si el bosque se quema, siempre hay un simple que dice que ha sido culpa de españoles, y se lo reímos. Son todo mentiras, pero nadie se esfuerza en desmentirlo. Y así crece la bola. (...)

La hispanofobia existe, pero lo terrible es que esté bien vista en Cataluña, a todos los niveles, y que hasta los intelectuales simpaticen con ella. Algunos de ellos descaradamente la alimentan, está claro, y quizá cobran por ello.

 Es hora de desprestigiar a los hispanófobos, y de restaurar el apego a España como Estado: o sea, garantía de igualdad, libertad y democracia. Con bandera incluida: y quien tenga complejos, allá él."           (lavozdebarcelona.com, 09/10/2012Jesús Royo es catedrático de Instituto de Lengua catalana)

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