"En 2003, los profesores de la Universidad Complutense María Teresa López
y Alfonso Utrilla realizaron un estudio sobre el sistema vasco de la
Seguridad Social y establecieron una proyección que llegaba hasta 2010.
Aquella investigación preveía un déficit creciente que en el año final
del estudio, 2010, se situaría en 525,3 millones de euros. Esa era la
diferencia estimada entre la recaudación que se obtendría en el País
Vasco por las cotizaciones y el gasto en pensiones.
Dos años después del
horizonte contemplado en aquel trabajo la cifra de déficit es
considerablemente más alta y supera los 700 millones anuales, que se
cubren gracias a las transferencias procedentes de la caja única de la
Seguridad Social.
El catedrático de la UPV-EHU, Felipe Serrano, un buen conocedor de
los entresijos de los temas relacionados con la Seguridad Social, abundó
ayer en la idea de la inviabilidad de la transferencia de la caja única
por el déficit que acarrea, que sólo puede cubrirse gracias a la
solidaridad de los cotizantes del resto de España.
Aunque siempre puede
buscarse la cuadratura del círculo, como hizo el PSE en 2004 con un
proyecto de reforma del Estatuto que contemplaba mantener la caja única,
pero transferir la gestión del gasto. O sea, que los cotizantes del
resto de España siguieran poniendo el dinero para que las instituciones
vascas decidieran cómo gastarlo.
El problema de la sostenibilidad de las pensiones –tema por el que
Patxi López hace tiempo que viene expresando su preocupación– está
ocupando buena parte del discurso de la campaña electoral. Es un asunto
relevante por su alcance social y que, además, ha cambiado radicalmente
el foco del debate soberanista.
Discutir sobre la independencia ya no equivale a bucear en el pasado
en busca de la soberanía originaria perdida, sino que, entre otras
cosas, es hablar de las pensiones, algo que afecta personal y
directamente a más de medio millón de vascos que cobran su retiro todos
los meses de la Seguridad Social.
El debate ha pasado de las musas al teatro, del espacio de la
ideología al terreno prosaico de la vida. En buena parte, ello ha sido
debido al reflejo de la reciente radicalización soberanista catalana.
La
argumentación de aquellos nacionalistas ha estado basada en la
exposición de supuestos agravios de naturaleza económica y, por tanto,
la discusión se ha orientado hacia la economía. Los catalanes, al hablar
de soberanía hablan de euros, mientras aquí hablábamos del significado
de los montes bocineros." (Florencio Domínguez, EL CORREO, 10/10/12, en www.vnavarro.org, 10/10/2012)
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