"Los dirigentes catalanes apelan continuamente al «déficit fiscal» en
virtud del cual Cataluña recauda y aporta a los ingresos del Estado
mucho más de lo que recibe. La forma de plantear el problema es ya
discutible porque Cataluña no aporta nada, son los ciudadanos de
Cataluña individualmente considerados los que tributan, y si tienen
mayor capacidad económica es lógico que, en un sistema fiscal
progresivo, aporten más.
En este sentido, el supuesto déficit fiscal de
las comunidades autónomas de Madrid y de Baleares aun resulta mayor. En
las demandas catalanas no hay atisbo alguno de autocrítica. La culpa de
todos sus males es de Madrid, y por ello no dudan en pedir su rescate
económico (6.000 millones de euros) al mismo poder del que quieren
independizarse. De las posibles causas que expliquen las continuas
pérdidas de competitividad de la economía catalana no se dice nada.
De
cómo los excesos reguladores del nacionalismo catalán han perjudicado a
la economía catalana, tampoco. De la ineficacia de la gestión pública,
de la corrupción, de los gastos superfluos, menos. Desde esta óptica, la
apelación a la independencia es un salto al vacío.(...)
Alemania podría ser en este sentido un referente. El reparto de
competencias y el sistema de financiación no pueden continuar siendo un
tema abierto permanentemente a la discusión y resuelto por mayorías
coyunturales. Se trata de asuntos que deben ser recogidos en la
Constitución.
Desde esta óptica, el modelo alemán impide que tras la
aplicación de los mecanismos de solidaridad, el orden de las regiones se
vea alterado. Esto quiere decir que el ‘lander ‘que más recauda es el
que más capacidad de gasto sigue conservando. En concreto, el ‘land’ de
Hessen, que es el más rico, sigue manteniendo esa posición una vez
aplicado el mecanismo de nivelación.
Aunque no suene bien, esto supone
que, constitucionalmente, se limita el alcance del principio de
solidaridad. La solidaridad se mantiene, pero de forma parcial, de tal
manera que si Madrid es la región con más ingresos y Extremadura la que
menos, los mecanismos de solidaridad sirven para estrechar las
diferencias, pero no para invertir las posiciones. Ahora Cataluña pasa
de ser la tercera comunidad en recaudación a la décima en capacidad de
gasto. (...)
Las instituciones europeas están pendientes del déficit y del
endeudamiento de Cataluña, y de otras comunidades, de las tensiones
secesionistas y de la falta de rumbo de la dirección política de España.
En este confuso y peligroso contexto es absolutamente necesaria una
acción contundente que restablezca la confianza de nuestros socios y les
demuestre que podemos evitar la balcanización de España.
Una acción que
ponga de manifiesto que en un mundo globalizado la independencia no es
nunca la solución. Y es que el lema mismo de la manifestación de
Barcelona era confuso. Cataluña (o el País Vasco) podrán ser un Estado
en Europa, desde un punto exclusivamente geográfico, pero su secesión de
España supondría su salida automática de la Unión Europea. Es cierto
que podrían solicitar el ingreso, pero bastaría el veto de uno de los 27
Estados para impedirlo." (Javier Tajadura, EL CORREO, 14/9/12, Fundación para la Libertad, 14/09/2012)
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