"Este martes los quebequenses fueron a las urnas y además de la derrota
del gobernante Partido Liberal de Québec (PLQ) dirigido por Jean
Charest, el resultado fue un ajustadísimo triunfo del Partido
Quebequense (PQ) dirigido por Pauline Marois. (...)
La victoria del PQ es tan corta (54 de los 125 diputados de la Asamblea
Nacional de Québec), que el futuro del gobierno de Pauline Marois estará
en manos de la oposición desde el primer día de la apertura de los
trabajos de la nueva sesión parlamentaria (...)
Este ha sido el peor resultado posible para el PQ, según
algunos observadores. (...)
El independentista y socialdemócrata PQ recibió el 31.9 por ciento de
los votos, apenas más que el 31.2 por ciento de los votos que tuvo el
federalista y conservador PLQ de Jean Charest, que iba a la búsqueda de
un cuarto mandato consecutivo, y que ganó en 50 de los 125 distritos
electorales. (...)
En las elecciones federales del 2011 resurgió a nivel canadiense, y por
el masivo voto de los quebequenses que lo convirtieron en la segunda
fuerza política en el Parlamento de Ottawa, el Nuevo Partido Demócrata
(NPD).
De manera mucho más discreta en las elecciones del pasado
martes en Québec se cristaliza como una fuerza política reconocida el
partido Québec Solidario (QS).
El partido QS, que tiene una
ambiciosa agenda de transformaciones socioeconómicas y también
reivindica la independencia de Québec, pero no a partir de un estricto
punto de vista nacionalista, como el PQ (...)
En la elección federal del 2011 los votantes quebequenses desertaron el
Bloque Quebequense (BQ), el partido que defiende la plataforma
independentista del PQ en el Parlamento canadiense, para apoyar al NPD, y
este viraje masivo puede ser algo más que un cambio político
circunstancial.
En los últimos meses cientos de miles de
estudiantes vienen librando una dura lucha contra el alza del costo de
los estudios superiores decidido por el gobierno de Charest, y este
movimiento concitó un amplio respaldo popular, que se manifestó en los
“cacerolazos” y las manifestaciones espontáneas en Montreal y otras
ciudades.
Ciertamente que esto creó un contexto favorable para
Québec Solidario, que desde el comienzo apoyó las reivindicaciones
estudiantiles, pero también es cierto que eso no se reflejó en el voto
del martes pasado porque muchos simpatizantes de QS “votaron útil” en la
mayoría de los distritos electorales, para derrotar a los Liberales y
elegir a los más probables ganadores, o sea los candidatos del PQ.
Como se puede ver, y como uno escucha de los propios estudiantes, esta
lucha ha sido una “marcante” experiencia política para muchos jóvenes,
no solo por la arbitraria legislación destinada a reprimirlos y por la
brutal represión policial, sino fundamentalmente por los debates
políticos que animaron los estudiantes, por sus esfuerzos para respetar
los principios de la lucha y conciliar los diferentes intereses en juego
de los estudiantes, y el fascinante trabajo de organización que
permitió tal movilización.(1) (...)
El resultado de la elección de este martes en Québec nos muestra el
estado de la situación y un electorado que, como se ha visto en el
pasado, parece presto a dar un viraje “a la primera de cambio”, sin
preaviso.
El estado de la situación es un gobierno del PQ
minoritario, sin poder ni capacidad de alianzas que le permitan gobernar
con un programa propio y respetar sus promesas, un gobierno que tampoco
caerá fácilmente porque su principal adversario, el PLQ, por el momento
tratará de evitar otra elección y una peor derrota.
En otras
palabras, estamos en un momento de gran fluidez política, con fuerzas
políticas desgastadas y sin opciones que presentar en una provincia muy
sensible al contexto político nacional, regional e internacional, y por
otra parte un electorado impaciente, y una juventud que se radicaliza
como en los momentos que precedieron los virajes políticos en los años
70.
Antes y después de 1976 el fundador del PQ, René Lévesque,
me dijo en varias entrevistas que tuvimos que él concebía la
independencia de Québec en el contexto de la descolonización, de la
recuperación de la soberanía política que permitiera establecer la
justicia social y la independencia económica, razón por la cual cada vez
que podía me interrogaba sobre todo lo que este periodista podía saber
sobre la situación del movimiento de los países no-alineados (NOAL).
Pero el PQ, donde convergían diversas tendencias nacionalistas y
algunas de ellas conservadoras y pro-estadounidenses, rápidamente
abandonó el ideal de Lévesque.
Lo que me lleva a pensar que
ahora, con un QS que rescata los elementos socioeconómicos de ese ideal y
que atrae el interés de los jóvenes, como el PQ a mediados de los 70,
sería imprudente descartar un viraje “en la primera de cambio”. (Rebelión, 07/09/2012, Alberto Rabilotta, Alainet)
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