19/12/09

"Paqui Hernández y Josu Puelles Viuda y hermano de Eduardo Puelles, asesinado por ETA. La banda terrorista «destrozó» hace seis meses a la familia de Eduardo Puelles. «Vivía para mi marido y para mis hijos. ¿Qué voy a hacer ahora sin él?», dice su viuda.
Paqui Hernández, viuda del policía nacional Eduardo Puelles, apenas sonríe. ETA le «destrozó la vida» el pasado 19 de junio -hoy se cumplen seis meses- y para ella levantarse cada día «es una tortura». En su mente revolotean muchas preguntas que no han recibido respuesta: ¿por qué? ¿con qué derecho? ¿se podía haber evitado? ¿alguien vio algo? Dicen que la esperanza es lo último que se pierde y Paqui reconoce que todavía no ha asumido que no volverá a ver a Edu. Su rostro, reflejo del dolor y la rabia, sólo se suaviza cuando habla de su marido y de los recuerdos que atesora junto a él. «Vivía para mi marido y para mis hijos. ¿Qué voy a hacer ahora?», susurra. (...)

Paqui acude cada domingo al lugar en el que ETA asesinó a su marido. Una explanada de grava en el municipio de Arrigorriaga donde aquel fatídico 19 de junio explosionó la bomba lapa que los etarras habían colocado en los bajos del 'Citroen C4' de la víctima. «Nunca se me olvidará la imagen de mi marido quemándose. Eso no se supera», se sincera. Paqui, que mantiene su palabra de que los asesinos de Eduardo no la verán llorar, aprovecha sus visitas para depositar flores o jardineras en el lugar en el que Edu aparcó su vehículo la noche antes del atentado.

«Pero cada vez que vuelvo las han quitado o las han roto», denuncia. La viuda de Puelles no da crédito. Asegura que ella nunca tendría un gesto así hacia la familia de un etarra muerto y no entiende por qué, tras quitarle lo que más quería, los radicales no respetan ni siquiera su dolor. Los allegados del policía nacional han solicitado al Ayuntamiento de Arrigorriaga que acote la zona en la que falleció Eduardo, pero hasta ahora sólo han recibido negativas. «Los asesinos tienen más derechos que las víctimas», censura Paqui.
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El atentado ha cambiado la rutina diaria de la viuda de Puelles. Prefiere no hacer las compras en los comercios de La Peña, su barrio de toda la vida. «Antes salía más, ahora cuando bajo a la calle es porque voy con mi madre. Si no, prefiero ir al centro de Bilbao», revela. Paqui reconoce que la mayoría de sus vecinos se han solidarizado con su brutal pérdida. «Ayer mismo una chica me dio el pésame y dos besos», señala. No obstante, es consciente de que «hay gente a la que le gustaría decirte algo, pero mira hacia los lados y le da miedo porque no saben con quién se pueden cruzar. Aquí nunca se ha podido hablar», critica. Si algo ha tenido muy claro desde el día en el que ETA asesinó a Eduardo, es que «los chivatos» de la banda terrorista están en La Peña, una de las zonas de Bilbao más castigadas por la lacra de la violencia. Pese a todo, se mantiene firme y asegura que nunca se le ha pasado por la cabeza la idea de abandonar su barrio. «Es mi sitio, mi casa», sostiene. (...)

«En el cara a cara la gente te dice que está contigo, pero de puertas para afuera, nada. Eso tiene que cambiar», defiende Josu. «Tienen que dejar de mirar para otro lado y ponerse en nuestro lugar», añade Paqui. Hace seis meses los terroristas le arrebataron a su marido. Hoy, intentando sobrevivir como puede al dolor de su pérdida, se volverá a concentrar junto a sus más llegados en un parque de su barrio de La Peña." (Fundación para la Libertad, citando a EL DIARIO VASCO, 19/12/2009)

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