2/4/07

Los canadienses se cansaron del Partido Quebequés

El independentismo se derrumba en Québec. El nacionalista moderado (nota: y conservador) Mario Dumont es la gran sorpresa de las elecciones en la región canadiense. Al joven y apuesto líder urbano le cabe el mérito personal de haber renunciado a servirse de la demagogia a la hora de abordar la explosiva cuestión de los accommodements raisonnables (medidas de ajuste para la integración de las minorías étnicas), que ha removido los temores sociales a la pérdida de la identidad francófona.

Mario Dumont, por el contrario, se ha servido de los excesos y los equívocos en la aplicación de esta política para tocar el corazón de la identidad quebequesa y apoderarse de los votos de esa parte del electorado soberanista o liberal social y culturalmente conservador que se escandaliza y mira con recelo las medidas de integración de las comunidades inmigrantes…

"Cansados de la división política y social, muchos jóvenes francófonos ven en el referéndum la causa de papá", indica Michel C. Auger, cronista del diario Le Soleil. "Piensan que eso es como un arma de destrucción masiva, que sólo puede ser utilizada en el caso extremo de que Canadá se declare abiertamente hostil a Quebec". (El País, Internacional, 28/03/2007, pp. 2)

La provincia pierde peso económico en Canadá… Encuestas recientes ya indicaban que el 35% de los quebequeses rechazaba autodefinirse en los términos soberanista-federalista. Son ellos los que han abandonado el redil de las pertenencias grupales y se han dado un poco de oxígeno con que renovar una atmósfera política y social densa y viciada. (El País, Internacional, 28/03/2007, pp. 2)

El sorprendente éxito del ADQ se nutre de descontentos diversos que parecen converger en una poderosa corriente por el cambio. El castigo a los dos grandes partidos que vienen turnándose en el poder, la rebelión de las regiones frente a la concentración de poder de Montreal y al estilo de vida, progresista, cosmopolita, juzgado frívolo, inconsistente, de la gran metrópoli y el hartazgo por la dicotomía permanente federalismo-soberanismo, que divide y aprisiona a la sociedad en un debate esterilizante y sin fin, alimentan esta ola adequista que recorre la provincia francófona canadiense.

A eso, hay que añadir, y no tiene una importancia menor, la reafirmación conservadora identitaria ante algunas medidas de integración de los inmigrantes (los ajustes razonables), pocas, pero de enorme representación simbólica, que se perciben pintorescas y poco razonables. "El soberanismo ha dejado de ser tan importante y por eso la gente empieza a realinearse en términos de derecha e izquierda", explica el constitucionalista quebequés José Woerling.

"Está cuajando la idea de que la solución de los problemas, el del Medio Ambiente o la globalización, por ejemplo, no vendrá de la mano de la separación, sino de la capacidad de asociarnos", indica. A su juicio, la palabra "autonomista", rescatada por Mario Dumont, ofrece la vaguedad como ventaja, en un momento en el que la sociedad está cansada de tener que pronunciarse en términos excluyentes. (El País, Internacional, 26/03/2007)

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