24/6/22

Pau Guix: el nacionalismo es algo que es objetivamente contrario al bien como concepto absoluto, algo que destruye la sociedad en la que se produce, algo que rompe amistades, familias y trabajos, algo que trata de eliminar una lengua ─la española─ por motivos ideológicos, algo que atenta contra el bien común y los principios más básicos de la democracia, algo que destruye la libertad y la igualdad, algo que convierte la educación en adoctrinamiento y la cultura en propaganda, algo que reduce nuestro estado del bienestar, algo que perturba tan profundamente la paz social y la democracia, no me diga que no lo considera usted también el mal.

 "Conversación tranquila de @jmfrancas con Pau Guix (@PauGuix), productor y director de espectáculos y articulista de opinión. (...)

JMF: Hola Pau. ¿Cómo te presento?

PG: Como mal catalán. ¡Ja, ja, ja!

JMF: ¿Mal catalán? ¿Quién cataloga?

PG: Los separatistas.

JMF: ¿Y te han catalogado?

PG: Sí, claro. Si no formas parte de la tribu pierdes tu condición de catalán.

JMF: ¿Qué méritos te atribuyen?

PG: Pues especialmente el de traidor porque, en su obsesión supremacista enfermiza, alguien con un apellido catalán como el mío (según los parámetros nacionalistas) no puede pensar como pienso yo.

JMF: ¿Y cómo piensas tú que les escandaliza?

PG: Como un hombre libre. No lo toleran. Además, para ellos es una mala propaganda el apellido: si te llamas García eres un colono pero si te llamas Francàs, Casamitjana o Guix el relato étnico supremacista no les funciona. Por cierto, que no hay apellido más catalán (y español) que García.

JMF: ¿Son mayoría o van a la baja?

PG: Nunca han sido mayoría, empezaron siendo un 10% a lo sumo, 4 gatos como ya describió Pla en su momento. Pero gracias a la ingeniería social, y a los esfuerzos aplicados a la escuela y a la comunicación, ahora son más, aunque sea un sentimiento inducido. Lo peor es que los líderes y los partidos separatistas son inasequibles al desaliento, ya que jamás encontrarán un modus vivendi más ocioso y de pingües beneficios que este. Actualmente están rearmándose, con paciencia, mientras nosotros, cuál desierto de los tártaros, esperamos y envejecemos esperando su ataque final.

JMF: En cuanto a representación política sí son mayoría, justita, pero mayoría…

PG: Sí, gracias a no desarrollar una ley electoral autonómica y seguir usando la estatal ya que esta les da mayoría independentista en Lérida, Tarragona y Gerona: con muchos menos votos que en Barcelona obtienen muchos más diputados (por voto). La triste realidad es que cuesta mucho menos votos obtener un diputado en Lérida que en Barcelona.

JMF: Y de eso viven…

PG: Exacto. Es el gran mal de nuestra sociedad. Son una clase ociosa, de inútiles, de zánganos y, esencialmente, extractiva. Su sustento depende de su grado de totalismo: cuanto más totalistas, más se aseguran su modus vivendi.

JMF: Recientemente has publicado “El nacionalismo es el mal. Reflexiones de un catalán libre de nacionalismo”. ¿Qué pretendes decir?

PG: Ni más ni menos lo que indica su título, sin ambages, sin edulcorar ni un gramo la realidad maligna del nacionalismo.

JMF: ¿Maligno por?

PG: Le diré lo mismo que le contesté a Sergio Fidalgo en una entrevista para ElCatalán.es. Algo que es objetivamente contrario al bien como concepto absoluto, algo que destruye la sociedad en la que se produce, algo que rompe amistades, familias y trabajos, algo que trata de eliminar una lengua ─la española─ por motivos ideológicos, algo que atenta contra el bien común y los principios más básicos de la democracia, algo que destruye la libertad y la igualdad, algo que convierte la educación en adoctrinamiento y la cultura en propaganda, algo que reduce nuestro estado del bienestar, algo que perturba tan profundamente la paz social y la democracia, no me diga que no lo considera usted también el mal. (...)

JMF: ElCatalán.es y Dolça Catalunya, un oasis en un monólogo nacionalista, ¿Qué pasa en Cataluña con la prensa?

PG: Que hay casi 400 medios, digitales del odio la mayoría, viviendo de subvenciones y de publicidad institucional de la Generalitat nacionalista… sin contar los medios del Conde de Cobró, que se llevan la parte del Gran Capitán. Cuando no hay prensa libre, no existe la democracia.

JMF: En el resto de España tampoco hay demasiada…

PG: Pero aún no se publican editoriales conjuntas, que yo sepa…

JMF: Conjuntas no, pero muy parecidas sí…

PG: Comparar siempre lo que se hace mal en Cataluña buscando un émulo en España es lo habitual de la perversidad nacionalista. Yo no voy a hacerlo… En España, especialmente en Madrid, hay muchos medios con líneas editoriales muy diversas, y creo que usted los conoce bien… Nada a ver con la uniformidad del embudo nacionalista en Cataluña. Y sin subvenciones… (...)

JMF: Volvamos a Cataluña. El separatismo sigue en sus trece, pero ¿no se ha disfrazado de oveja?

PG: Junqueras se ha disfrazado de oveja, sí, y ERC también, pero solamente es una época de barbecho, han vuelto a aquello que decían los convergentes al inicio de la era Pujol, “primer paciència i després independència”. Pero lo dejan claro con su mantra de “ho tornarem a fer” cada vez que les ponen un micro o una cámara delante. El nacionalismo es como el bacilo de la peste, que puede dormir años o décadas en las páginas de un libro o en una sábana, pero que siempre está ahí, acechante, amenazando con reactivarse en cualquier momento. (...)

JMF: Por cierto, ¿sigue el Estado ausente en Cataluña?

PG: A la vista está. El Estado ha renunciado en favor de las taifas autonómicas, en mayor o menor grado, a sus competencias estructurales como la educación, la sanidad, la educación, la seguridad y la cultura. Y este es el resultado, la ausencia del Estado y la indefensión de la mayoría de los ciudadanos catalanes frente al apartheid nacionalista que sufrimos a diario en nuestra maltrecha región del nordeste.

JMF: ¿Qué pasará con la sentencia del 25% del español en la enseñanza, ¿papel mojado?

PG: El Estado de Derecho se desvaneció hace lustros en Cataluña. Lo novedoso sería que se cumpliera una sentencia judicial.

JMF: ¿A qué juega el PSC en todo esto?

PG: La definición del PSC de los amigos de Dolça Catalunya es insuperable: la chacha del nacionalismo. Poco más hay que decir. Lo único es añadir que, finalmente, muchos periodistas a nivel nacional se han dado cuenta de que el PSC no es el principal problema de Cataluña sino de España, por esa condición servil. Sin un abanico parlamentario constitucionalista que rechace frontalmente cualquier ideología nacionalista, y que abarque plenamente de la derecha a la izquierda, ni España ni Cataluña tienen solución. No puede fiarse todo a los votos de la derecha y el centroderecha, ya que aunque los dirigentes de la izquierda sean filonacionalistas muchos de sus votantes ni lo han sido ni lo son ni lo serán.

JMF: ¿Es explicable el abandono de Ciudadanos de Cataluña?

PG: Sí, perfectamente, a ello dedico uno de los artículos de mi libro, “Réquiem por un sueño”. Las ambiciones personales y el opulento modus vivendi de sus dirigentes (Rivera, Arrimadas, Carrizosa, Espejo, Páramo, etc.) destruyeron una idea que tardó 20 años en materializarse en partido político. Además, Albert y su banda construyeron, mediante la segregación y expulsión de la “intelligentsia”, una oficina de colocación política en vez de un partido de resistencia al nacionalismo. Por ello abandonaron Ciudadanos la práctica totalidad de sus fundadores… y no sólo ellos sino mucha gente honesta y comprometida con la lucha contra el Leviatán nacionalista.

JMF: ¿Y quién puede recoger el ‘testigo’?

PG: El problema es que si no obtenemos representación parlamentaria transversal (de izquierda a derecha no nacionalista) no sirve de nada que un partido tenga 36 diputados, como quedó demostrado con Ciudadanos. Si Comuns y PSC fueran constitucionalistas, se sumaría junto con VOX, PP y Cs (si este último sigue existiendo después de las siguientes elecciones) la mayoría absoluta requerida para gobernar… Si no se llega a 68 diputados no se gobernará jamás… y con la izquierda catalana actual (la chacha del nacionalismo y los populistas nacionalcomunistas) es impensable. (...)"                (Josep Maria Francas, No entiendo nada, 29/05/22)

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