25/4/22

Pere Aragonès es el presidente de la Generalitat de Catalunya. Es necesario empezar así porque, según un reciente estudio de la propia Generalitat, más de la mitad de los catalanes ignoran quién es el presidente... ahora, gracias al CNI lo conocerá mucha más gente... «¡Qué escándalo! ¡Los espías espían a quienes anuncian a bombo y platillo que pretenden romper la Constitución y la convivencia!»... A los españoles no les parecerá del todo mal descubrir que el CNI no sólo se dedica a ayudar al rey emérito a ocultar enredos de faldas

 "Pere Aragonès es el presidente de la Generalitat de Catalunya. Es necesario empezar así porque, según un reciente estudio de la propia Generalitat, más de la mitad de los catalanes ignoran quién es el presidente, e imagino que en el resto de España ese porcentaje rondará el 90%. Sospecho, además, que entre los catalanes que casualmente saben el nombre de su primera autoridad, son mayoría los que están convencidos de que Aragonés es un gentilicio, quizás nació en Calatayud. 

Si en lugar de preguntar el nombre del presidente, la encuesta hubiera interrogado sobre sus acciones de gobierno, nadie en absoluto habría sido capaz de responder. Ni él mismo. Aragonés es conocido como «el niño barbudo» por una simple y poderosa razón: es ambas cosas. Si hay alguna duda es sólo respecto a la barba, que podría ser un postizo para disimular su escasa edad. 

En cuanto a su niñez, es necesario acogerse al viejo adagio periodístico, levemente modificado: si parece un niño, habla como un niño y piensa como un niño, es un niño. Sus exigencias para reanudar la mesa de diálogo son meras excusas, todos sabemos que no piensa adherirse hasta conseguir de Pedro Sánchez un compromiso ineludible y fundamental, la auténtica línea roja: ser agasajado con chuches y Fanta de naranja. 

Dicho sea de paso, lo único que nunca renunciará a la mesa de diálogo es Oriol Junqueras, que cuando oye la palabra «mesa», se anuda la servilleta en el cuello y corre a pillar una buena silla, que sea de diálogo, redonda o electoral, algo caerá de comida.

 Los partidos independentistas están escandalizados porque han descubierto que los servicios secretos se dedican a espiar. Tanta ingenuidad explica claramente por qué la republiqueta que quisieron inventar murió antes de nacer, y por qué el lacismo estaba destinado a ser una risa. «¡Qué escándalo! ¡Aquí se juega!», le suelta a Rick el cínico gendarme Renault en Casablanca, cuando él mismo se sienta todos los días en la ruleta.

 «¡Qué escándalo! ¡Los espías espían a quienes anuncian a bombo y platillo que pretenden romper la Constitución y la convivencia!», diría hoy Renault si viviera en Catalunya. A los españoles, en cambio, no les parecerá del todo mal descubrir que el CNI no sólo se dedica a ayudar al rey emérito a ocultar enredos de faldas.

 El escándalo ha servido para que el niño barbudo tenga un nuevo argumento para postergar la mesa de diálogo, a ver si Sánchez se da por enterado y pone a Fanta, que siempre sirve vino y los niños se quedan sin beber. Aún así, la cuestión es si vale la pena dedicar esfuerzos a espiar a pobres niños. 

- ¡Señor! Hemos interceptado una llamada al presidente de la Generalitat de alguien que dice ser su madre. Dice así: «Peret, no olvides comerte toda la merienda, que ayer sólo te comiste el chocolate y dejaste el pan. Malcuado, que eres un malcuado. 

 -Mmm. Sin duda es un mensaje cifrado, pasen a los expertos, a ver si logran desencriptarlo. Buen trabajo. Continúen así.

 Haría bien Pedro Sánchez de no enojar al presidente catalán y acceder a todas sus peticiones, Fanta de naranja incluida. De acuerdo con su edad, el presidente reacciona con rabietas a quien le lleva la contraria y, aseguran quienes han vivido tal situación, que sus chillidos se escuchan hasta el vecino Zoo de la Ciutadella, con la lógica histeria de los mandriles machos, que lo confunden con una hembra en celo. En cambio, cuando consigue que sus peticiones sean atendidas -la aprobación de un decreto ley, la creación de una embajada catalana en algún lugar remoto, el nombramiento de algún conocido para algún cargo bien remunerado...- se muestra agradecido y lo demuestra con simpáticos saltitos y palmeando mientras grita «ole, ole!».

 -Señor, el presidente catalán acaba de llamar a un amigo, aún sin identificar. Ha sido muy breve: «¿quieres quedarte esta tarde para jugar a las peonzas en el parque?» 

 -Malditos sean estos lacistas, cada vez utilizan códigos más complicados, ni Alan Turing podría con ellos. 

 El niño barbudo sale a menudo en TV3, ya que esta y no otra es la función de la televisión catalana, pero puesto que prácticamente nadie sabe que se trata del presidente catalán, los televidentes lo toman por un comediante, sensación a la que colaboran sus discursos, más propios del Club de la Comedia que de un político. Ya les irá puliendo con el tiempo, está en edad de aprender y seguro que antes de finalizar la escolarización obligatoria, habrá ganado algún premio de declamación colegial. 

Mientras esto no ocurra, seguirá dando trabajo al CNI. 

-Señor, nuestro infiltrado en el Parlament informa que el presidente catalán hace muecas a los diputados de la oposición. Creemos que son gestos en clave."             (Albert Soler, Diari de Girona, 25/04/22)

No hay comentarios: