7/1/22

El procés es una interpretación muy inteligente de Artur Mas de un fenómeno que se lo iba a llevar por delante. Es decir, el 15M sale a la calle en Catalunya, y hay que entrar en helicóptero en el Parlament… Y Mas decide ponerse al frente de las masas y gritar: “Madrid tiene la culpa”. Y la verdad es que consigue, en primer término, parar el golpe

 "(...) creo que, desde el punto de vista quizá un poco maquiavélico, el procés es una interpretación muy inteligente de Artur Mas de un fenómeno que se lo iba a llevar por delante. Es decir, el 15M sale a la calle en Catalunya, y hay que entrar en helicóptero en el Parlament… 

Como en Saigón. 

… Y Mas decide ponerse al frente de las masas y gritar: “Madrid tiene la culpa”. Y la verdad es que consigue, en primer término, parar el golpe. Es una interpretación política, por parte de Artur Más, virtuosa, quizá en un sentido un poco cínico de la política. 

En el caso de Podemos creo que pagaron la novatada. Que se instigó claramente, desde fuera, la descomposición del movimiento y, por supuesto, ahí concurrieron sus propios errores, también un “yoísmo”, un individualismo atroz, que en el libro comparo con el de las startup, esas empresas tecnológicas de nuevo cuño, esa obsesión por “yo también estuve en el garaje en el que se hizo el Macintosh”.

 Pero creo que evidentemente los dos procesos, los dos síntomas de agotamiento de los consensos del 78, que son la crisis territorial y la crisis material, que tienen una biografía muy distinta, han cometido errores. La diferencia es que en el momento en que Artur Mas se pone al frente de la manifestación el fenómeno cobra otra dimensión: ya no es un fenómeno de abajo arriba, que, para bien o para mal, Podemos sí lo es. 

Pero es que el procés catalán es otra cosa: está dirigido desde la Generalitat, con dos satélites de la sociedad civil, pero que están en el puente de mando, que son la ANC y Omnium. Entonces, en ese sentido, no se parece en nada con lo que ha ocurrido con Podemos. El fenómeno Ciudadanos, si lo consideramos en su dimensión estatal, también es un producto del 15M. Es decir, el 15M es el final de la vigencia de los consensos de la Transición.

 Me deprime mucho si hay que discutir si los consensos de la Transición fueron buenos o no. Sirvieron 30 años y yo creo que eso ya los califica de virtuosos. Otra cosa es que hubo un momento en el que dejaron de ser funcionales para el país y nadie se atrevió a abrir ese melón… Y de que no se abrieran esos melones viene, por un lado el 15M y, por otro, el procés.  

Los errores…. No sé, yo, en el momento en el que empiezan esas negociaciones muy locas sobre quién puede ser presidente de la Generalitat y quién no, y cómo se gira el eje de la política a un eje independentista-no independentista, al punto de que las CUP se integran en un Govern con la antigua Convergencia, ahí, para mi comprensión, todo deja de tener mucho sentido… Porque yo, en el tema de la nación soy como muy laico. De hecho, soy ateo respecto a la nación. Y entonces todas estas cosas de que los importantes somos los de aquí porque vivimos más cerca que de otros, como eje para la acción política me parece incomprensible. 

Pues vete acostumbrando. 

Sí, sí, puede ser. Pero en ese caso yo me hago portugués. (...)"                (Entrevista a Pedro Vallín, Guillem Martínez, CTXT, 05/01/22)

No hay comentarios: