17/12/21

Xavir Rius: Tengo para mis adentros que los nacionalistas han empezado a perder la batalla del relato... el conflicto en esta escuela del Maresme marca un antes y un después. Porque es muy fuerte acosar a un niño de cinco años de edad. Eso es una línea roja. No hay vuelta atrás. Y tengo la sensación que, a partir de ahora, vendrán más malas noticias para el independentismo... Los comparaciones con Ruby Bridges aquella niña negra que, en los años 60, desafío al supremacismo blanco no se han hecho esperar... ¡Han llegado a proponer aplicarles el “apartheid”. ¡Como en Sudáfrica!

 "Tengo para mis adentros que han empezado a perder la batalla del relato.

Yo empecé a intuirlo paradójicamente el día de la puesta en libertad de Puigdemont en Cerdeña. Aquí los de TV3 se lo tomaron como un nuevo éxito judicial contra la pérfida España. Pero bastaba ver los aliados internacionales del proceso para darse cuenta de que no era así.

Al expresidente, en efecto, lo esperaban independentistas sardos y corsos a la salida del juzgado. Era su nuevo héroe. Maldita la gracia que debía hacer en París y Roma.

Con la batalla de Canet mi sensación ha ido a más. Porque hasta ahora los indepes se presentaban como víctimas.

En parte también por dejación del Estado en su política exterior. “El 155 ha sido un golpe de estado”, proclamaban.

Apelaban incluso a la Constitución. Los mismos que se la pasaron por el forro. Como aquel día que el propio Puigdemont dijo que “las leyes están para cumplirlas”.  ¡Él, precisamente él, que las incumplió todas!

Por eso el conflicto en esta escuela del Maresme marca un antes y un después.

Porque es muy fuerte acosar a un niño de cinco años de edad.

Eso es una línea roja. El turning point del proceso. No hay vuelta atrás.

Y tengo la sensación que, a partir de ahora, vendrán más malas noticias para el independentismo. Incluso a nivel judicial.

Al fin y al cabo vendían que éramos “un sol poble”, que el modelo de escuela catalana “es un éxito”, que está avalado “por más del 80% de la sociedad” -como el derecho a decidir- y que contaba con el visto bueno del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa.

Posverdades.

Ahora esto ha cambiado.

Los de Sociedad Civil Catalana se han ido a Bruselas y han sido recibidos incluso por un comisario, nada menos que el de Justicia, Didier Reynders. Además belga para más señas. Es un detalle importante. Que un comisario europeo reciba a una entidad privada no es moco de pavo. Teniendo en cuenta, por otra parte, que ningún comisario ha recibido a un presidente de la Generalitat desde el 2013.

Porque, en efecto, acosar a un niño es muy feo.

 Hay que recordar que, a él o a su familia, lo han propuesto dejarlos solo en clase. Para más inri un miembro de las fuerzas de seguridad, en este caso de los Mossos. El tuit ha salido hasta por Telecinco.

Los comparaciones con Ruby Bridges aquella niña negra que, en los años 60, desafío al supremacismo blanco no se han hecho esperar. Durante un año asistió sola -y protegida- a la escuela porque el resto de padres le hacían el vacío.

Tanto compararse con Rosa Parks y ahora resulta que los blancos son ellos. ¡Han llegado a proponer aplicarles el “apartheid”. ¡Como en Sudáfrica!

 Menuda comparación.

O lanzarles piedras a su domicilio particular un presunto gastrónomo.

 El mismo TSJC ha tenido que conminar al Govern a tomar cartas en el asunto e instarle a que adopte las “medidas necesarias” para garantizar la intimidad e integridad del niño y de su familia.

Desde luego la reacción del gobierno catalán no ayuda. El día que le preguntaron a la portavoz, Patrícia Plaja, por las amenazas se le olvidó en un lapsus significativo.

Al contrario, todavía señaló más a la familia.

“Nosotros creemos -dijo- que es una vulneración flagrante en el derecho de la mayoría de las familias y alumnos del centro. Que un solo alumno obligue a cambiar la lengua en el resto es sorprendente”.

Más leña al fuego.

Es curioso porque la periodista llegó con la auréola de buena profesional. Al fin y al cabo había estado nada menos que 13 años en un puesto tan sensible como jefa de prensa de los Mossos. Y en apenas unos ha malogrado su prestigio.

Con mi caso ya demostró falta de tablas. Tanto el día de pregunta en cuestión como con la expulsión posterior.

Este gobierno, en efecto, es de tirar la piedra y esconder la mano.

Como el consejero de Educación, Josep González-Cambray, que iba llamando a la desobediencia.  Pero los que corrían el riesgo no era él -sentado cómodamente en su despacho del la Vía Augusta- sino los directores de media docena de centros que tendrán que aplicar ya las directrides del TSJC.

Al final ha tenido que envainársela."                         (Xavier Rius, director de e-notícies, 10/12/21)

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