15/7/21

Gabriel Colomé: «Sólo un 9,1% de los que están a favor de la independencia creen que es posible»... La pandemia vuelve a situar el debate en un espacio social y no en un espacio identitario... La pandemia, más el cansancio, hace que el bloque independentista empiece a desagregarse

"El Instituto de Ciencias Políticas y Sociales (ICPS) ha publicado el informe «Cuando el proceso se topó con la pandemia». Se analiza en él cómo la pandemia del Covid-19 ha influido en el proceso independentista, a partir del sondeo de opinión realizado en otoño del año pasado y de sondeos anteriores.

Las investigadoras Lucía Medina y Maria Freixanet concluyen, entre otras cuestiones, que la pandemia ha hecho perder centralidad a la cuestión nacional en el debate político y ha desmotivado y desmovilizado más a los partidarios de la independencia que a los que no lo son. Hablamos de este informe con Gabriel Colomé, profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​director del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat entre los años 2005 y 2011 y actual director académico y de investigación del ICPS.

¿Es así? ¿La pandemia ha hecho perder centralidad en Catalunya al debate independentismo Sí-independentismo No?


Sí. El sistema de partidos de 1977 hasta 2012 estaba claramente definido en los ejes del sentimiento de pertenencia e ideológico: izquierda-derecha y catalán-español. Todo el mundo estaba situado en su espacio. El procesismo hace una fusión, asimilando español y España a derecha y catalán a izquierda. «Los catalanes somos de izquierdas y los españoles son de derechas».

Los partidos constitucionalistas -PP, Ciudadanos y PSC son de derechas, y los otros -Junts, ERC y CUP- son de izquierdas. En lugar de tener dos ejes y, por tanto, pluralidad de partidos, lo que hace el proceso es una dicotomía: blanco o negro. Es lo que buscan. Independencia, sí, independencia, no. Tú eres de derechas y yo soy de izquierdas. Se entiende así que Jordi Sánchez y Junts deciden que Junts es de izquierdas cuando todos los datos dicen que esto no es verdad.

En teoría deberían estar posicionados en su espacio histórico, a la derecha. Cuando le preguntas a la gente de Junts donde se ubica, te dice que a la izquierda. Han conseguido hacer esto creíble para ellos. Han fusionado los dos ejes y tener la percepción, el convencimiento de que los independentistas son de izquierdas. Gente que ha votado Convergencia toda la vida y que vive en Sant Gervasi o Pedralbes dice que es de izquierdas. Usan argumentarios que vienen de la lógica irlandesa.

Somos los republicanos; ellos son los unionistas. Cuando hablan de confrontación y superar el Estado no pueden hacerlo por la violencia, pero sí por otros mecanismos. Uno de los elementos importantes es el lenguaje. Ellos son los progres, de izquierdas, catalanes, republicanos y los otros son españoles, de derechas y unionistas. ¿Qué hace la pandemia? En las elecciones del 14 de febrero hace que el relato que había sido la lógica desde el 2015 hasta 2020 cambie.

La pandemia tiene efectos sobre el trabajo, la economía,… La independencia no es la prioridad. «Estoy encerrado en casa, ¿qué me estás contando? ¿La república?». La pandemia sitúa de nuevo el debate en el eje social que ha existido siempre pero la estrategia de los independentistas ha sido siempre de situar el debate en los espacios identitario y dicotómico: izquierda igual a Catalunya, derecha igual en España, independencia sí, independencia no.

Por este motivo, en 2021 ganan los dos partidos moderados en sus espacios -los socialistas y ERC (Illa y Aragonés)- frente al 2017, cuando habían ganado los dos partidos más polarizados, de más tensión: Ciudadanos y Junts. (Arrimadas y Puigdemont).

¿La pandemia afecta a la cohesión del independentismo?

La pandemia, más el cansancio, hace que el bloque independentista empiece a desagregarse. Este bloque, que había estado cohesionado y homogéneo hasta julio de 2019, se rompe por primavera vez cuando ERC se abstiene en la primera investidura de Pedro Sánchez y Junts vota en contra. ERC ha entrado ya en la lógica de separarse de Junts. Es lo que se llama ser pragmáticos. Todo esto lleva a los 650.000 votos menos el 14 de febrero.

Que nadie se esperaba


No se esperaba pero estaba ahí. Los jóvenes ya no son mayoritariamente independentistas. Lo que había sido una U histórica, jóvenes y personas de más de 60-65 años mayoritariamente independentistas, ya no existe, se difumina. Los jóvenes que habían sido uno de los apoyos más importantes del independentismo ahora marcan distancia. Los 1.350.000 de votos es el núcleo duro del independentismo.

En el otro lado, 750.000 votos también se quedaron en casa. Estos ya pasaban de todo. El bloque constitucionalista, si no está tensionado, como en 2017, no va a votar porque no hay peligro. En 2017 sí que había un peligro de que los independentistas, después del 155, tuvieran una mayoría clara. Esto ya no ocurre. Es evidente. El 12 de julio de 2020 hubo elecciones en el País Vasco y Galicia.

En Galicia fue a votar el 48%. En el País Vasco, algo más del 50%. La gente no fue a votar porque sabía que ganarían Feijoo y Urkullu. Aquí, cuando se disuelve el Parlament, una encuesta de El Periódico dice que Illa ganaría las elecciones. La reacción del independentismo fue decir que hacer elecciones en febrero no era seguro e intentaron, sin conseguirlo, pasarlas a mayo.

Crearon un clima de inseguridad sanitaria a la hora de votar para desincentivar a los otros, convencidos de que los suyos irían todos a hacerlo. Fueron tan convincentes que convencieron a los suyos y a los otros de que no fueran a votar. Los dos bloques perdieron mucha gente.

Y la fatiga del proceso, si la hay, ¿ha pesado en el aumento del abstencionismo independentista?

La hay. Primero porque se ha roto la unidad. Todo el proceso estaba basado en la cohesión y la unidad del proyecto. Es en 2015, con Junts pel Sí que se inicia. Es en 2017, cuando se hace campaña por los damnificados por el 155. Polarizan el sistema. Pero en 2021 ya no van juntos. Se rompe la unidad de acción

Hay una parte de ese electorado que no les volverá a votar porque descubren que el proyecto no es la independencia y la república sino que es la guerra interna para ver quién tiene la hegemonía y quien se queda con la presidencia de la Generalitat. Había un bien superior, la independencia, pero una buena parte de su electorado descubre que es sólo gobernar la Generalitat. Y se abstiene. Y no volverá a votar hasta que no se pongan de acuerdo de nuevo.

El padre de la ley de la transparencia de Canadá, Stéphane Dion, en 2013, explicó en un acto de Federalistes d’Esquerres que los independentistas habían venido para quedarse y que el sistema debería convivir con ellos. Preguntó cuántos independentistas había. En ese momento, las encuestas decían que eran un 48%. En 2006, eran sólo un 14%. Dion dijo que había que preguntarse por qué se había pasado del 14% al 48%.

Y esta pregunta, Rajoy no la respondió. ¿Por qué se hacían independentistas? La respuesta, según las encuestas, era que un 66% lo era, básicamente, por un tema económico. La percepción de maltrato que tenía una parte de los que se hicieron independentistas: España nos roba, el déficit fiscal,… Sólo un 10% quería de verdad la independencia política.

Para Dion, los independentistas estructurales son entre el 20% y el 25%. Y concluyó que lo que había que hacer era recuperar a los independentistas coyunturales para el espacio constitucional. Hagamos política ficción: si Rajoy hubiera leído bien las encuestas y hubiera dado un espacio económico, el pacto fiscal, lo que fuera, el problema se habría acabado.

Pero en el primer encuentro con Artur Mas dijo no al pacto fiscal y Mas lo aprovechó para convocar elecciones. Una parte de estos 650.000 abstencionistas del 14F son coyunturales y la pregunta es cómo se les puede recuperar porque, en el fondo, gobernarás en un espacio constitucional para el 75% de la población.

Tienes que intentar incluir al 25% de independentistas pero estos siempre querrán la independencia. Te has de preocupar que una parte de este 75% o 80% no se vaya de nuevo al independentismo. Si llegas a acuerdos e incorporas una parte del independentismo al gobierno y las instituciones, sería un éxito para la convivencia. Esto es lo que se está intentando hacer con la mesa de diálogo. (...)" 

 (Entrevista a Gabriel Colomé, director académico y de investigación del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales, Siscu Baiges , CatalunyaPlural, 13/07/21)

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