"Me han explicado que los trabajadores de la Generalitat se les concedió permiso para salir a recibir uno de los gemelos Tururull en la etapa gerundense de su caminata por la libertad de no sé qué o quién.
Es lo menos, y no lo digo sólo porque la sede de la Generalitat en Girona esté adornada de lazos amarillos y carteles independentistas, como si fuera un centro de la CUP. Es que en esta ciudad se ha dado siempre permiso a los funcionarios para vitorear los caudillos que nos visitan, en una costumbre que inauguró Franco en 1942.
Entonces se les decía que era «fiesta abonable, sin Recuperación», y ahora se despacha con un «todos fuera que viene en Tururull» por megafonía, los tiempos han cambiado las formas, pero el fondo sigue inmutable. Si en Tururull hubiera venido en época escolar, se habría dado fiesta también a los colegios para que los niños y niñas, con el entusiasmo infantil que los caracteriza, ondean banderitas y llamaran «Tú-ru-rollo, Tu-ru-rollo », como sus abuelos llamaban« Fran-co, Fran-co ».
En Girona siempre recibimos con entusiasmo los patriotas, de qué patria es igual. Y fueron sólo los funcionarios porque ahora mismo, en esta ciudad, no disponemos de niños de auxilio social, que sino, los habríamos puesto en primera fila para que Tururull pueda acaricia algunos, previamente desinfectados.
Si al no ser funcionario de la Generalitat se perdió usted el acto de afirmación nacional, no se preocupe, ponga voz de Nodo y recite: «Aún atruenan en Nuestros oídos los vítores y aclamaciones con las que el pueblo gerundense, digno sucesor de aquel que supor escribir gestas de heroísmo que pasaron a la historia patria con marchamo de inmortalidad, ha recibido en este día -ya llena de historia- al Caudillo salvador ».
¿Verdad que le parece tener delante en Tururull, saludando con el brazo en alto funcionarios y otros desocupados?
El recibimiento por parte de las autoridades municipales fue preciosa, al igual que en el año 42. No faltaban ni los balcones y ventanas de la plaza del Vino adornados con banderas y pancartas en honor del visitante, como en aquellos días. Faltó sólo una visita a la Catedral, con el obispo y el resto del clero gerundense esperando el ilustre invitado al pie de las escalinatas. A Tururull le habría encantado entrar bajo palio en la sede, mientras sonaba un Tedeum.
Faltaban también las mujeres de la Sección Femenina recibiendo el caudillo llacista con trajes típicos regionales. Lo más parecido que pudimos encontrar fueron varios concejales de la CUP, que no son exactamente lo mismo, pero gracias a hablar siempre en femenino, sirvieron para salir del paso. Y su peculiar forma de vestir, se puede considerar ya un traje típico.
Yo no pude asistir, que no soy ni jubilado ni funcionario, pero es igual, me he buscado el discurso del visitante del año 42 y estoy seguro de que sería similar (recite puede hacerlo ahora con voz atiplada):
«Gracias por vuestro entusiasmo y vuestra fe en este acto grandioso de afirmación nacional y de identificación política, por este hermoso cuadro en que, reunidos los hombres de la provincia con los de la capital, exteriorizan esta afirmación de fe, esta confirmación de confianza y de seguridad en los destinos de nuestra Patria». I la gente:
- ¡Tu-ru-rull, Tu-ru-rull!" (Albert Soler, Diari de Girona, 16/07/21)
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