2/6/21

Lo normal es calificar a quien sostiene tesis xenófobas como tales (Trump, Bolsonaro). Pero Cataluña es, efectivamente, diferente... El nacionalismo es, para el fanático, una obsesión vital. La obsesión de Pujol fué con los andaluces, de los que decía que vivían en un estado de miseria social y mental y pensaba que con que la llegada de tantos andaluces a Cataluña ésta quedaría destruida

 "(...) Por primera vez desde la recuperación de la democracia se ha investido a un presidente de ERC, un tipo que alcanzó su fama sosteniendo unos carteles con el lema “Espanya ens roba” cuando era portavoz de las juventudes del partido. Un lema de factoría ultraderechista, que emula el “Roma ladrona” de la también xenófoba Lega Nord italiana.

Cuando la Lega Nord accedió al gobierno de Italia, la opinión publicada manifestó de forma mayoritaria que una formación xenófoba y ultraderechista accedía al gobierno italiano. Y también se ha expresado en términos parecidos al referirse a personajes como Donald Trump en EEUU o Bolsonaro en Brasil. Lo normal es calificar a quien sostiene tesis xenófobas como tales. Pero Cataluña es, efectivamente, diferente. La norma, en la Generalitat, es tener al frente a alguien que sostenga cafradas ideológicas, con mayor o menor disimulo.

 Poco disimulado era, por ejemplo, aquel diputado de ERC en el Parlamento de Cataluña de la II República apellidado Rossell i Vilar, que en las sesiones parlamentarias afirmaba que “el fet diferencial és la raça”. Años antes, el Dr. Robert dio una conferencia sobre la raza catalana en la que manifestó el índice cefálico de los catalanes era superior al de los castellanos. Rossell i Vilar, por su lado, alertaba en las sesiones parlamentarias sobre los inconvenientes que tenía para la raza catalana mezclarse con murcianos. Recordarán también aquel “Manifest per la preservació de la raça catalana” firmado, entre otros, por Pompeu Fabra.

Todo el que tenga memoria sobre el pujolismo recordará que aquello del “fet diferencial” era una expresión empleada por Jordi Pujol para justificarse políticamente. Pujol fue un niño criado en un entorno claramente nacionalista. Era hijo de un militante de ERC, y fue educado en el colegio alemán durante la época nazi. El nacionalismo es, para el fanático, una obsesión vital. La obsesión que tuvo Rosell i Vilar con los murcianos la tuvo Pujol con los andaluces, de los que decía que vivían en un estado de miseria social y mental y pensaba que con que la llegada de tantos andaluces a Cataluña ésta quedaría destruida.

 El padre de Pujol fue militante de ERC. El de Pere Aragonés lo fue de CiU. Todo queda en la misma familia política. Porque todo nacionalista padece la misma obsesión: la preservación. El nacionalista se siente continuamente amenazado por el otro. Algo realmente duro en un mundo en que el intercambio y la mezcla es lo normal. Y por eso tratará de hacerle la vida imposible al que considera una amenaza; insultándole en los medios de comunicación públicos o subvencionados, mediante políticas excluyentes en el plano cultural y lingüístico, o negándoles la salud que ofrece una vacuna si hace falta. O mentirá. Diciendo que los inmigrantes nos quitan el trabajo o que España nos roba. Y es que la suya es una xenofobia brutal. La normal en la Generalitat."                      (Sergio Sanz, ElCatalán.es, 26/05/21)

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