9/6/21

¿El proceso separatista catalán se eternizará? La independencia no es que no esté a la orden del día; es que no es ni imaginable... y esto se sabía en 2012 y 2015, lo que pasa es que una especie de infatuación colectiva y las mentiras difundidos ampliamente por los responsables políticos de la Generalitat y los partidos independentistas habían hecho creer que estaba cerca

 "(...)  Desde su perspectiva de historiador, ¿se atreve a especular sobre el posible futuro del proceso separatista catalán? ¿Se eternizará?

Estoy muy de acuerdo con lo que suele escribir Guillem Martínez en sus estupendas crónicas en ctxt. Dice que el procesismo se ha convertido en una forma de ser, en un electoralismo continuo, donde se juega con símbolos, mitos y ritos para mantener activa una parte del votante independentista y jugando siempre con pantallas y más pantallas. Pero detrás de eso no hay nada. La independencia no es que no esté a la orden del día; es que no es ni imaginable. No porque lo creas o no lo creas. Es porque no hay por donde cogerlo.

 Y esto se sabía en 2012 y 2015, lo que pasa es que una especie de infatuación colectiva y las mentiras, post-verdades o rumores –díle como quieras- difundidos ampliamente por parte de los responsables políticos de la Generalitat y los partidos independentistas habían hecho creer que estaba cerca. Es de primero de Ciencias Políticas y Sociales que nadie habría reconocido en la Unión Europea a una Catalunya independiente, declararan aquí lo que fuera. La independencia no está en el orden del día ni se le espera. Está clarísimo. 

Lo que habrá que ver es si se sigue con una tensión con altibajos continuos entre el gobierno central y el de la Generalitat o si se va, en cambio, paulatinamente, gradualmente, lentamente hacia un escenario de distensión, donde evidentemente siempre habrá sus momentos de fricción, como los que hay en muchos contextos entre regiones y gobiernos centrales. La formación de gobierno en Catalunya deja no muchas esperanzas para un escenario de distensión. 

ERC, que intenta apostar por este escenario, gobierna con JxCat y la mayoría depende también de la CUP: está en una pinza entre la ultraderecha catalana y el anticapitalismo nacionalista catalán. Ambos defienden el discurso de retomar la vía unilateral. ERC lo tiene muy difícil y, además, imagino que dentro del partido hay posturas diferentes. Creo que Aragonés tiraría por ahí pero no sé si será capaz y tendrá los números para poder hacerlo. 

Y, por otro lado, la voluntad del gobierno de España es ésta. Pedro Sánchez lo ha repetido muchas veces, pero el calendario electoral y las urgencias causadas por la pandemia y la crisis socioeconómica le han complicado la vida. Ahora, con una derecha crecida tras la victoria de Ayuso lo tiene difícil: todo el debate sobre los indultos lo demuestra. Además, Catalunya estaba en una interinidad que hacía que no hubiera con quien hablar en los últimos ocho meses y, si hilamos fino, en los últimos dos años y medio, con Torra. 

Un posible escenario es una repetición continua de lo visto y escuchado en los últimos diez años, que sería sólo retórica, pero que tendría consecuencias sobre la gobernabilidad en España y sobre la situación de la ciudadanía de Catalunya, que lleva años sin que nadie la gobierne y los problemas se notan en el día a día, la economía, la sanidad, el estado del bienestar. Y si se tensa mucho la cuerda, no sé cuánto aguantará la coalición de gobierno en España. 

Me parece que esta es la estrategia que le gustaría a Puigdemont, que caiga Sánchez y vuelva de nuevo el PP para poder retomar el discurso contra una España autoritaria y derechista. Ir hacia un escenario de cierta distensión exigirá años y años para recoser las heridas y mejorar las relaciones entre los dos gobiernos y las rupturas que ha habido en la sociedad catalana.

La declaración de independencia de Catalunya no ha recibido ningún apoyo internacional. Tampoco en Europa. ¿Podría ser Europa más receptiva a la reivindicación independentista escocesa, teniendo en cuenta que votó No al Brexit?

No se puede descartar. La gran diferencia es que el Reino Unido está ahora fuera de la Unión Europea. Escocia no está defendiendo una opción secesionista dentro de un estado miembro. La impresión que tengo es que Europa no dará un apoyo a la independencia de Escocia así ‘a la brava’ sino que lo utilizará como presión sobre el gobierno de Londres para que los acuerdos del Brexit se pongan en práctica y que los temas que todavía no están resueltos, como la frontera irlandesa, o problemas como el de la pesca con Francia vayan por el buen camino. 

También hay que tener en cuenta la situación interna británica, que es muy difícil. El movimiento secesionista en Gales, prácticamente inexistente hasta hace poco, ha crecido bastante en los últimos años, aunque no gobierne. En Irlanda del Norte hay una profunda frustración, por no decir rabia directamente, hacia Boris Johnson por cómo ha gestionado el tema irlandés. Hemos visto escenas que parecían olvidadas de choques en las calles de Belfast. 

El Reino Unido tiene ahora un profundo problema de organización territorial. Que haya un Reino desunido es una opción que no podemos descartar. Por otra parte, en Escocia ¿tirarà pel dret, como se dice en catalán, Nicola Sturgeon? Creo que, más allá de que haya obtenido un gran éxito electoral y que tendrá una clara mayoría con los verdes, presionará pero todo irá más lento de lo que parecía durante la reciente campaña electoral. (...)"                        (Entrevista a Stefen Forti, Siscu Baiges, CatalunyaPlural, 04/06/21)

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