21/12/20

El independentismo es fuerte en las zonas que fueron carlistas. ¿El independentismo se basa en ese tradicionalismo? Sí, sin duda. Se podría trasladar perfectamente el mapa carlista a lo que sucede ahora

 "(...) --¿Cataluña ha actuado más como freno o como factor de modernidad de España? ¿Se podría interpretar que pesa más una apuesta más conservadora y tradicional?

--García Carcel: La modernidad ha sido el gran tópico de Cataluña. Desde mi propia percepción, como ciudadano valenciano que llega a Barcelona en 1972, eso podía ser una realidad. Estaba fascinado por esa modernidad. Es cierto que ha habido una burguesía dinámica, en el XIX, pero esa idea de la modernidad ha sido más superficial que real. En la historia de Cataluña ha habido demasiado tradicionalismo, y basta pensar en las guerras carlistas.

--Pérez Samper: Eso se ve también a través de la geografía, del carlismo a la situación actual. Vemos el mismo mapa. El independentismo es fuerte en las zonas que fueron carlistas. Pensemos también en el proteccionismo, que se reclamó de forma constante. ¿Es eso modernidad?

--¿El independentismo se basa en ese tradicionalismo?

--García Carcel: Sí, sin duda. Se podría trasladar perfectamente el mapa carlista a lo que sucede ahora.

--¿Tiene el independentismo un punto inmoral al pretender una ruptura de una historia conjunta?

--García Carcel: La palabra inmoralidad no la utilizaría, pero sí es cierto que hay mucho de falacia, de engaño, de falsificación de la propia historia. Y cómo se ha envuelto el discurso en grandes palabras, precisamente, desde la moralidad. Todavía recuerdo el editorial conjunto de la prensa catalana, que hablaba de la ‘dignitat catalana’. Ahí radica la inmoralidad, en la utilización de términos muy trascendentes, cargados de presuntas buenas intenciones, pero que constituyen un engaño a una sociedad que, todavía, tiene un sentido religioso de la identidad nacional. Es una creencia que surge del fondo de los tiempos, un esencialismo metafísico, con una finalidad salvadora. El engaño está en eso, en conducir a un rebaño de creyentes, llevados al Sinaí, un viaje a Ítaca.

--Pérez Samper: Hay una frase de Hannah Arendt que señala que lo más importante para un político debería ser favorecer la convivencia. El problema es haber roto esa convivencia o haberla deteriorado mucho, porque no hay una sola Cataluña, no hay un solo pueblo, lo que hay son ciudadanos. Y lo que es inaceptable es el supremacismo que se exhibió durante el proceso independentista.

--Ayer, como hoy, ¿es una cuestión de elites, en 1714 y ahora? ¿Son las elites las que han conducido a esta situación de bloqueo?

--García Carcel: En 1714 fue claro. Se hablaba del caso de los catalanes, y fue una huida hacia delante, con una gran irresponsabilidad en nombre de un fanatismo religioso. Fue un engaño enorme. Ahora no es un fanatismo religioso, pero desde el caso Pujol, creo que se ha tratado también de garantizar la impunidad judicial a través del proceso independentista. 

Se ha tratado de tapar las corruptelas del pujolismo, de proyectar un posible paraíso fiscal. No se ha puesto sobre la mesa una alternativa, sino simplemente un independentismo al que se añadió la palabra republicanismo. Se ha manipulado a la sociedad.

--Pérez Samper: También hay que tener en cuenta el tema del clientelismo. Ha habido muchas ventajas para muchos, a partir de un cemento muy potente, que es el poder. Ahora, con la situación actual, provocada por la pandemia, todo es algo diferente y ese cemento del clientelismo no se puede mantener. 

Se apuesta por la República, porque se quiere hacer saltar la Constitución. Y lo más fácil es cargar contra la monarquía, porque si cae entras en un periodo constituyente. Si salta el tapón de la botella, se derrama todo. Ha habido intereses inconfesables. Y se ha actuado en contra del bien común. (...)"

 (Entrevista a García Cárcel y Pérez Samper, coautores de 'Catalanes en la Historia de España', Manel Mancgón, Crónica Global, 20/12/20)

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