16/11/20

Manel Pulido, secretario general de la federación de Educación de Comisiones Obreras se muestra satisfecho porque el nuevo texto legal impedirá que un tribunal obligue a un centro educativo a incorporar determinadas horas de castellano. Esta es la opinión del secretario general de enseñanza de un sindicato que dice ser de clase y de izquierdas. ¡Vivir para desesperarse!

 "(...) La nueva ley de educación, la octava desde 1978, la Lomloe (¡menudo acrónimo!), enfila los compases finales de su tramitación parlamentaria. Derogará una buena parte de los cambios introducidos por la LOMCE, la conocida como ‘ley Wert’. 

Presento y comento (brevemente) algunas de los comentarios de estos días sobre el acuerdo entre el gobierno (que ha rectificado el redactado inicial de la Ley) y ERC, con los presupuestos como tema de fondo. 

El acuerdo, que cuenta con el apoyo de otras fuerzas nacionalistas y de “Más País”, elimina como sabemos la referencia al castellano como lengua vehicular general y deja el tratamiento concreto que tendrá cada idioma al criterio de las autoridades respectivas en las comunidades con lengua cooficial. (...)

Veamos la opinión de algunos portavoces de la izquierda, veamos sus diferencias y matices si los hubiera:

Manel Pulido, secretario general de la federación de Educación de Comisiones Obreras, piensa que el cambio “no supone una variación importante del sistema educativo actual, pero sí que lo garantiza” y se muestra satisfecho porque el nuevo texto legal impedirá que un tribunal obligue a un centro educativo a incorporar determinadas horas de castellano. Esta es la opinión del secretario general de enseñanza de un sindicato que dice ser de clase y de izquierdas. ¡Vivir para desesperarse!

Joan Mena, portavoz de Unidas Podemos en la Comisión de Educación del Congreso, ha reconocido [2], que la reforma permitirá «el blindaje de la escuela catalana y del modelo de inmersión lingüística«. No sólo eso: el señor diputado ha agradecido el trabajo realizado al PSOE y ERC por haber hecho posible este acuerdo, porque, desde su punto de vista, «hay un consenso amplísimo en la sociedad catalana» (¿entre quienes el consenso?) respecto al tema.

 Añade: «Es un paso importante para Cataluña y para el conjunto del Estado (observen: Estado, no España), que da pasos firmes en reconocimiento del plurilingüismo y de la plurinacionalidad«. ¿Y cómo se dan pasos a favor del reconocimiento del plurilingüismo? Pues negando el bilingüismo más que evidente de la sociedad catalana. Aquí no rige la norma: ¡Plurilingüismo para España (‘Estado español’ para él), monolingüismo para Cataluña! ¿La coherencia de la incoherencia?

Una periodista informada como Neus Tomàs, que también se dice de izquierdas, tampoco tiene ningún reparo en afirmar, así abre su artículo [3], que en 1982, en Santa Coloma de Gramenet, una ciudad obrera pegada a Barcelona, un grupo de padres y madres iniciaron una movilización para reivindicar que el catalán se convirtiese en lengua vehicular en sus escuelas. 

Lo que no dice (seguramente habla de oídas; yo no: he sido profesor de secundaria durante 35 años en la ciudad colomense hasta que me jubilé en 2017) es que en ningún momento esos padres y madres de familias trabajadoras deseaban que el catalán fuera la única lengua vehicular de la enseñanza.

 Ni se les pasó por la cabeza, ni en sus peores pesadillas. Aspiraban, eso sí, a que sus hijos aprendieran el catalán para tener las mismas oportunidades que los otros jóvenes de habla catalana familiar en la búsqueda de un trabajo. Nada que ver con que el catalán sea la única lengua vehicular de la enseñanza. (...)

En síntesis: digan lo que digan cuando hablan para “la prensa” o para un público amplio, no cuando hablan para sus fieles seguidores, el bilingüismo es para el nacional-secesionismo un obstáculo en sus proyectos de fer país, de “construcción nacional”. 

Carod Rivera, el que fuera secretario general de ERC, lo expresó con claridad hace unos años: “que el catalán sea la lengua pública y común, y en casa que cada uno hable buenamente lo que quiera”. Cambiando el catalán por el castellano, la frase quedaría así: “que el castellano sea la lengua pública y común, y en casa que cada uno hable buenamente lo que quiera”. ¿Les suena? ¿Les recuerda algo? ¿La inversión nacional-secesionista? (...) "         (Salvador Lóez Arnal, Rebelión, 14/11/20)

No hay comentarios: