20/11/20

«Esto el Sanchis lo pagará»... "El dinero que Antich y Rahola han llegado a llevarse nadie se lo puede imaginar"

 "En Cataluña ha llegado a un momento en que da pereza saber las cosas. Porque son muy vulgares, porque están muy envueltas y porque, en el fondo, no tienen ninguna importancia. 

Ya hace días que pensaba llamar el director para pedirle espacio fuera de la sección de Opinión para explicar el mar de fondo de TV3: pero todo es tan grosero y tan grotesco que iba aplazando la llamada por una mezcla de sentimientos, todos ellos poco halagüeños, como los del padre que saliendo del burdel se encuentra su hijo, que exaltado le pide: «Pero padre, ¿qué has hecho?» Y el padre le responde: «Es que por cien euros no quería molestar a tu madre».

 Yo no quería molestar a la madre pero han salido las conversaciones. Tengo que empezar admitiendo que la culpa es mía. De hecho, de Arcadi Espada y mía. Arcadi me hizo leer 'El alba, la tarde o la noche' de Yasmina Reza, el dietario de la campaña presidencial de Nicolas Sarkozy. 

Entusiasmado por la obra, se lo envié inmediatamente a David Madí para que encargara algo parecido sobre el entonces candidato Mas. Era el verano del año 2009. Yo estaba en París el día que tuvimos la conversación y me dijo que el libro lo tenía que hacer yo. Y cuando le hice ver que debía ser una mujer, me respondió, y no le pude hacer cambiar de opinión, aunque lo intenté de todas las maneras posibles, que se lo encargaría a Pilar Rahola.

Desde entonces se estableció una relación de cliente proveedor entre Rahola y el candidato y luego presidente Artur Mas. Yo sé que Rahola, en su cerebro estropeado, cree que es el pecho desnudo de Marianne guiando al pueblo, pero en la realidad desnuda de fantasías, delirios, de supremacismo y de traumas - creedme, sobre todo de traumas- es sólo una orgánica, apparatchik total, que en los lugares donde escribe y habla han sufrido intimidaciones políticas para que lo sea, y algo más que intimidaciones cuando han querido prescindir de ella.

 Pilar Rahola no estaría en TV3 ni en La Vanguardia si la decisión de los medios fuera estrictamente profesional y libre. Esto es importante saberlo porque esta señora, y los políticos a los que sirve, se llenan la boca hablando de libertad y de democracia. 

 Cuando Pilar Rahola asegura que Carles Puigdemont le ha dicho que «esto el Sanchís lo pagará» refiriéndose a que el director de TV3, Vicent Sanchís, le ha recortado las venezolanas intervenciones en la televisión pública, está diciendo la verdad. Hace meses que Puigdemont intenta destituir a Sanchis, como represalia por «las cosas de Pilar» y porque encuentra que no le hace bastante propaganda. También quiere destituir a Saül Gordillo de director de Catalunya Ràdio, porque lo considera un ariete de Ezquerra.

 Es poco probable que de momento lo consiga. La presidenta, Núria Llorach, a sus órdenes, ha intentado destituir a Sanchis y a Gordillo. Pero no ha contado con el apoyo ni de Rita Marzoa, ni de Antonio Pemán ni de Armand Querol, los demás miembros del Consejo de Gobierno de la Corporación, que es el órgano que puede destituir a los directores y convocar el concurso y las sus bases para elegir los nuevos.

 Rita Marzoa, de Ezquerra, obedece sin más consideración a su partido, que no quiere hacer cambios, aunque nunca ha sentido a Vicent Sanchis como «su» director. Sanchis fue nombrado a propuesta de Junts per Catalunya, con el visto bueno de ERC. 

 Más curioso, por no decir otra palabra, es el caso del representante del Partido Popular, Armand Querol, que asustado por la locura de Puigdemont, ha acabado protegiendo a Sanchis de la intentona de Llorach. Indica la descomposición del submundo puigdemontista que el Vicente no les parezca bastante partidario. 

 No tienes un proyecto sólido, ni de vocación mayoritaria, cuando todo se desmenuza en la escisión de la escisión, en el fanatismo sectario, en el populismo hecho doctrina y en el poder mafioso de los recaudadores predicadores. Indica la grandeza de Vicente, yo siempre lo he defendida, que Ezquerra no lo considere su director y que Convergencia quiera matarlo. Es la línea donde siempre debería estar un periodista.

 Más extraña es todavía la curva del caso Pemán. Antonio Pemán es un señor extraordinario, elegante, simpatiquísimo, excelente compañero de sobremesa. Editor de la Editorial Laia, fue gerente de El País de Cataluña cuando se fundó. En la vida tiene dos grandes amigos. Uno es José Antich. El otro es Jaume Giró. 

Antich ha sido quien con más insistencia ha intentado hacer efectiva, durante estos meses, la orden de Puigdemont de destituir a Sanchis al frente de TV3. Se queja de que TV3 no le invita suficiente y además cree que tiene alguna opción de ser él el director. No digo que no la tenga, pero francamente, no me parece lo más probable. En definitiva, lo que quiere Antich es más dinero.

 Como siempre. El afán recaudatorio es el que define la ideología de su diario digital, tal como definió sus posicionamientos políticos en las diferentes etapas en que fue director de La Vanguardia. Hay algo de confiable en alguien que siempre se vende, y es que siempre podrás controlarlo si tienes el dinero. Pero en la época en que Antich aún no había hecho del todo el giro independentista, febrero-marzo de 2012, y CiU todavía existía, le pidió a su entonces amigo Josep Antoni Duran Lleida que pusiera a su amigo Pemán en la «Corpo », lo que Duran hizo como la mayoría de cosas que le pedía su amigo Antich -y director de la Vanguardia.

Pemán es un hombre razonable y no ha hecho caso de las llamadas de su amigo Antich pidiendo que votara contra Vicente. Más bien ha interpretado prudentemente el silencio inteligente de Jaume Giró como un consejo de no injerencia en luchas ajenas y perdidas. Cabe decir que Duran, aunque su voluntad inicial era ya la de complacer a Antich, no tomó la decisión sin antes preguntarle a Jaime si realmente Antonio Pemán -a quién Duran no conocía de nada- estaba preparado para el cargo.

 En cuanto a Vicente, como me parece que ya he explicado alguna vez, hace más de 20 años que lo conozco y lo quiero. Es el padrino de mi única hija, pero si hubiera tenido más, también habría sido el elegido. Por lo tanto, lo conozco muy bien. Y no sabría decirte a quién vota. Sí sé que siempre ha hecho lo que le ha parecido, tanto cuando era el director del Hoy como en la tele. Cuando alguien ha querido darle órdenes políticas ha sido un muro lo que se ha encontrado.

 Que Puigdemont no entienda la diferencia entre él y Pilar Rahola, y que su elección sea Rahola, es la prueba más concluyente de su enfermedad, y que le quedan pocos meses de vida política. Que Sergi Sol y Miguel Martín Gamisans hayan tenido que defender un director que si fuera por ellos no lo habrían puesto, es la metáfora de la derrota de Junt per Catalunya. 

Puigdemont, Rahola y Antich. Muchos ven tres soldados pero sólo son tres asuntos estrictamente personales. Sólo hay que ver en qué diario digital va a parar el grueso de la parte de las subvenciones que Junts controla de la Diputación de Barcelona, ​​y quien paga y como el canal de Youtube de Pilar Rahola, creado para compensar el descenso de ingresos de TV3. 

Antich, Puigdemont y Rahola son tres caras más deprimentes de una misma derrota. Agotados los argumentos contra el muro de la realidad, ya sólo les queda sacar las navajas. Estamos en la fase del derrumbe y del pillaje descarnado.

 De hecho, el pillaje ha estado siempre, aunque antes era más disimulado. Si tú coges las trayectorias de Antich y Rahola no encontrarás ni un solo momento, ni uno solo, en que hayan aportado más de lo que han cobrado, y además queriendo dar lecciones de solidaridad y de justicia a los demás. El dinero que cada uno de los dos a su manera han llegado a llevarse nadie se lo puede imaginar. 

 Cuando Rahola dice que se ha hecho pública una llamada privada no tiene razón. Una conversación privada es una conversación sobre asuntos privados, y los asuntos de su conversación eran manifiestamente públicos, deshonestos y antidemocráticos, y que conste que «antidemocrático» es una palabra que da bastante asco utilizar.

 Una conversación sobre sexo es una conversación privada siempre que no contenga amenazas de violación. Una conversación política es una conversación privada siempre que no desvele un tráfico de influencias o la intimidación de periodistas. Que un ex presidente de la Generalitat, líder aún del principal partido del Gobierno, y una tertuliana, hablen en términos de «ya lo pagará» del director de una televisión pública no es privado sino público y yo diría que delictivo.

 Sin generosidad, todo acaba agonizando. Sin grandeza todo se vuelve tan pequeño que ya ni lo puedes ver. Esta semana hemos sabido que JxCat ha fichado Joan Bonanit para su candidatura. Puigdemont ha llegado un momento en que la mejor manera de acabar con él es animarle a que dé el próximo paso."                 (Salvador Sostres, Diari de Girona, 08/11/20)

 "El dinero que Antich y Rahola han llegado a llevarse nadie se lo puede imaginar"  (e-notícies, 08/11/20)

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