15/5/20

Hemos podido ver a todos los matices del nacionalismo catalán, desde la última mutación de su derecha hasta la CUP, pasando por ERC, sumar sus votos a los de Vox. Por supuesto, por razones muy distintas. Pero confluyendo en un mismo interés por desestabilizar al gobierno de izquierdas

"(...) Una vez más, hay que reivindicar el pensamiento crítico. La lucha de clases genera unas condensaciones políticas y unos comportamientos algo más complejos que las intrigas palaciegas de los juegos de tronos. 

Toda esa quimera en torno a ERC ignora su naturaleza de partido de la pequeña burguesía nacionalista, así como la psicología política de sus dirigentes. Éstos viven irritados por la prepotencia de la derecha “de toda la vida”, pero son incapaces de enfrentarse a ella. Se muestran arrogantes y desleales ante la izquierda cuando se creen fuertes; aventureros en ocasiones, inconsistentes a la hora del verdadero peligro… Poner la suerte de la gente trabajadora en manos de semejante dirección constituye un desatino mayúsculo.

 Esta misma semana hemos podido comprobarlo. A los pocos días de lograr el apoyo de los comunes a sus presupuestos – toda una bocanada de aire para Torra -, he aquí que ERC da la campanada en el Congreso de los Diputados votando contra la prórroga del Estado de Alarma. Imagen patética: hemos podido ver a todos los matices del nacionalismo catalán, desde la última mutación de su derecha hasta la CUP, pasando por ERC, sumar sus votos a los de Vox.

 Por supuesto, por razones muy distintas. Pero confluyendo en un mismo interés por desestabilizar al gobierno de izquierdas… o tratando de “presionarlo” del modo más frívolo e irresponsable. Asusta imaginar la caótica situación sanitaria, social y política que hubiese provocado la abrupta suspensión del Estado de Alarma

Ha bastado con que se vislumbrase la posibilidad de derribar a Sánchez – con unas elecciones catalanas tal vez a la vuelta de la esquina -, para que ERC se lanzase a competir denodadamente con sus socios de JxCat, tratando de aparecer como la fuerza independentista más determinada. La acusación de “traición” es moneda corriente en estos lares. 

Ante el riesgo de ser percibida como amiga de la izquierda española en un momento crítico, ERC se ha achantado. Como de costumbre. La derechona catalana ha tocado a rebato… y ERC han corrido a formar en el somatén. No deja de ser cómico el lenguaje maximalista de sus dirigentes cuando se refieren a España y su gobierno “al servicio del Ibex 35 y los oligopolios”… a tenor de las políticas neoliberales y privatizadoras de ERC en Catalunya, donde gestionan áreas de poder. ¿Cabe imaginar mayor doblez política y moral? (...)

Lo llamativo, sin embargo, es que, a pesar de todo lo sucedido, la dirección de los comunes se resista a sacar conclusiones sobre los peligros de su flirteo con ERC. Hemos podido oír invocaciones a la memoria de Companys y a la bonhomía de Joan Tardà… y disculpas contritas ante Torra por haber incurrido, parece ser, en algún exceso retórico hacia el President – quizás el más sectario e inepto de la historia de Catalunya. 

¡Vivir para ver! Un buen amigo dice que los comunes se han alejado del independentismo, pero aún no se atreven a decírselo a nadie. Tal vez. De lo que no parecen querer alejarse es de sus fantasías. Inevitablemente, la relación entre ERC y los comunes trae a la memoria la manida fábula de la rana y el escorpión. Pero, a diferencia del tedioso – aunque inocuo – “día de la marmota”, es difícil admitir que a uno vayan a clavarle reiteradamente un aguijón venenoso en la espalda.

 “El día del batracio” podría ser el último de este confiado vertebrado de sangre fría. El vacío de estrategia se llena rápidamente de oportunismo. Urge abrir una discusión sincera, so pena de dar al traste con el proyecto de la izquierda alternativa en Catalunya y poner en peligro el futuro de una nueva mayoría de progreso."               (Lluís Rabell, blog, 07/05/20)

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