"Algún día, a las ocho de la noche, también habría que aplaudirles a ellos. Son los que están más al pie del cañón.
No es fácil ser alcalde.
¿A quién se quejan los vecinos cuando se estropea una farola? ¿Cuando
huele el contendor de las basuras? ¿Cuando aparece un bache en plena
calle?
Al alcalde. Sobre todo en los municipios pequeños. Por eso ejercer de primer edil es una ardua tarea. Con frecuencia es la escuela perfecta para cargos superiores. (...)
Algunos alcaldes han decidido coger el toro por los cuernos y tirar pa’lante. Benditos sean.
El jueves pasado los de la Conca d’Òdena
ya decidieron poner en marcha un hospital de campaña en el complejo
deportivo municipal de Igualada. El mismo en el que juega el equipo
local de baloncesto. Está dotado de calefacción.
Son alcaldes de todos los colores: Marc Castells (Igualada, PDECAT);
Noemí Trucharte (Vilanova de Camí, PSC); Jesús Miguel Juárez (Santa
Margarida de Montbui, Ara Montbui) y Maria Sayavera (Òdena, ERC).
Dos días después le pregunté a la consejera de Salud, Alba Vergés,
en rueda de prensa telemática sobre el tema y evidenció la
descoordinación entre ayuntamientos y consejería. Aseguró que “no había
aún en marcha ningún hospital” e incluso que no era “necesario”.
El mismo día la Guardia Civil ya había instalado otro hospital de
campaña en Sant Andreu de la Barca (Baix Llobregat) a petición del
alcalde, Enric Llorca, socialista en este caso.
Llorca -alcalde desde 1995- juega quizás con ventaja porque antes de dedicarse a la política municipal full time ejerció como médico de família en la sanidad pública.
Se lo vio venir y recurrió al instituto armado que tiene, en esta localidad, su acuartelamiento más grande en Catalunya.
Paradójicamente, ha sido objeto de críticas tras el 1-0. Indepes
protestaban delante del cuartel en protesta por las cargas policiales.
Y hubo polémica en un instituto cercano entre profesores e hijos de
guardias civiles. Justicia y el Departament d’Ensenyament acabaron
archivando el asunto.
El de Martorell, Xavier Fornollosa, del PDECAT, ha decidido por su
parte convertir el hospital de salut mental del Sagrat Cor en otro de
campaña y medicalizar un hotel de la localidad de cuatro estrellas: el
Ciutat de Martorell.
Por eso, cuando más de una quincena de alcaldes piden a Torra, en una carta abierta, que “se ponga al frente” no les falta razón. “Sin ánimo de hacer reproches” explicaban que llevan días haciendo gestiones. Pedían hoteles para que puedan “descansar el personal sanitario” y
evitar que lleven el virus -en caso de ser portadores- a sus familiares
más cercanos.
Reclamaban la “instalación de hospitales de campaña equipados” y finalmente llamaban la atención sobre las “personas mayores que se están muriendo en nuestras residencias”.
Reclamaban la “instalación de hospitales de campaña equipados” y finalmente llamaban la atención sobre las “personas mayores que se están muriendo en nuestras residencias”.
Tampoco es fácil antender sus demandas en estos momentos. Una cosa es
preparar un hospital de campaña o reconvertir un hotel y la otra
dotarlo del equipo y el personal necesario.
Lo sabemos. Por eso nos vamos ahorrar ahora las críticas al
Departament de Salut. Tiempo habrá de analizar su gestión y aprender de
los errores.
Pero lo que no se merecen los alcaldes de uno y otro lado es una respuesta com la de la portavoz del Govern, Meritxell Budó -muy en su línea por su parte-, que casi los mandó a freir espárragos. “Si un gobierno de la Generalitat tiene vocación municipal es el
gobierno actual”, empezó recordando probablemente su propia trayectoria. (...)
“Ahora no es el momento de hacer política, es el momento de remar
juntos”, añadió la portavoz de un gobierno que no a parado de hacer
exactamente lo contrario.
De hecho, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, casi acusó al
Gobierno español de dejar morir a los catalanes en una entrevista en la
BBC. Y luego todavía envió cartas a los mandamases de la Unión Europea.
“No es el momento de hacer partidismo”, insistió Budó tras unos momentos de titube y de volver a mirar la chuleta. Acabó con una indirecta final a los alcaldes socialistas: “lo que
pediría es que si quieren colaborar, el hecho de formar parte del mismo
partido político, del PSC, y por tanto del paritdo que gobierno en el
Estado español, el PSOE, les pediría que que nos ayuden a que el
gobierno del Estado español tome todas las medidas que la ciudadanía nos
pide”. Con esta tendencia innata en los dirigentes del proceso de
hablar en nombre de todos.
“Todas aquellas medidas que nos permita proteger a los trabajadores y
trabajadoras de nuestro país”. El mensaje subliminal que lanzó Torra al
principio de la crisis -y Puigdemont desde Waterloo- de que España nos
mata.
A continuación todavía ofreció una muestra de solidaridad. Pidió que “sea el Estado el que soporte el peso económico de esta crisis”. Una cosa es pedir y la otra dar ejemplo porque el mismo Govern que ha
pedido una renta universal -sin ni siquiera estudios sobre su impacto
económico- es incapaza de ofrecerla de motu propio.
Sólo se le olvidó pedir la devolución de las competencias en sanidad e
interior, congeladas con el estado de alarma, como ha venido
insistiendo últimamente en casi cada compacencia.
La agresividad de Budó refleja su propia inseguridad personal -y de
paso la del Gobierno- al pensar que incluso en estos momentos la mejor
defensa es un buen ataque. Se equivoca. Lo que pide la ciudadanía a la que tanto ella recurre es tranquilidad, firmeza e ideas claras.
La realidad es que ante la inoperancia, inefectividad o desbordamiento del Departament de Salut algunos alcaldes han decidido dar un paso al frente Lo dicho antes: tiempo habrá de evaluar la gestión de la Generalitat
en las semanas previas a la crisis pero no inspira al optimismo. Pero por internet ya circulan vídeos verídicos con declaraciones de
consejeros y altos cargos que denotaban exceso de confianza, imprudencia
o irresonsabilidad.
La misma portavoz empezó su rueda de prensa el martes 11 de marzo -un
día antes que saltaran todas las alarmas- explicando la concesión de
las cruces de Sant Jordi. No es ella más indicada para dar lecciones. Lo peor de todo es que
seguramente podían haberse ahorrado muchas vidas de haberse puesto las
pilas antes.
Aquí no hay excusas: la Generalitat tiene -o tenía- competencias plenas en sanidad." (Xavier Rius, director de e-notícies, 30/03/20)
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