"La Plataforma per la Llengüa amenaza con llevar ante las autoridades Europeas a Sánchez.
¿Por su imprevisión, por su ineficacia, por sus mentiras? No, lo hará
porque la información del coronavirus se hace solo en español.
No es
broma. La gente está cayendo como moscas, los hospitales están
saturados, los equipos llegan tarde mal y nunca, pero a esta gente lo único que les preocupa es que no se dé información en catalán. (...)
Importa más el idioma que la muerte, la sintaxis que los respiradores, la preminencia supremacista que la enfermedad. Como si uno pudiera morirse de manera distinta en catalán que en español.
Es la gota que desprecia el gasto en sanidad, en escuelas, en todo lo
que afecte a la vida cotidiana de la gente porque lo único que cuenta es
su onanismo ideológico, que solo atiende al imaginario urdido por la
cofradía del tres por ciento para mejor meter la mano en la caja,
mientras los suyos viven anhelando que se aparezca la república catalana
en medio de las luces de Manresa, la epifanía de Sant Jordi matando al
dragón español y Puigdemont descendiendo de los cielos belgas,
resurrecto y triunfante.
En esa gota se encierra el
corpus del fanatismo, y nos permite entender que el conseller Buch se
refiera, ahí sí, en español, al gobierno de la nación con retintín del
niño repipi con su dedo levantado. “El Gobierno de España”, decía en
unas declaraciones en catalán, pretendiendo ser irónico y resultando
ridículo.
Toda la coña que quiera, conseller, pero sus propios alcaldes
están pidiéndole al ejército, español, sí, quina gràcia,
que acuda a sus localidades para echarles esa mano que ustedes les
niegan. Por incompetencia, por ignorancia, porque les sacan de los pronoms febles y la historia de los Cucurull and company y ya no saben qué hacer.
Porque se pasan el día reclamando que el confinamiento ya lo había dicho Torra,
refugiándose en el vil rincón del tonto de la clase, con orejas de
burro fabricadas con las cartas que le enviaban al Gobierno para que la
mesa de diálogo continuara, aunque la pandemia estuviera asolado al
mundo.
Son tan patéticos que, si no fuera por que está en juego la salud pública, provocarían la hilaridad más descabalgada. A partir de ahí, todo vale. (...)" (Miquel Giménez, Vox Populi, 30/03/20)
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