"(...) Pero la voluntad de los sectores más reaccionarios de las élites del
procés por avivar el conflicto, se estrellan contra muros que no están
en Madrid sino en Barcelona. Una encuesta publicada por La Vanguardia así lo atestigua.
En
ella, quienes votarían No en un referéndum por la independencia superan
a los que votarían sí. El apoyo a la ruptura solo se impone entre los
menores de 29 años… aquellos que han sido plenamente educados por el
procés.
Pero la verdadera posición de la sociedad catalana, a la
que se quiere conducir a un falso “enfrentamiento con España”, se revela
cuando se le pregunta por sus sentimientos de pertenencia. Solo un 14%
declara sentirse “únicamente catalán”. Por el contrario el 50% se
considera “tan catalán como español”. Y un 25% comparten, primando a uno
o a otro, el sentimiento de pertenencia a España y a Cataluña.
La
respuesta es mucho más explícita cuando se pregunta a los catalanes
cómo se sienten cuando viajan por España. Un 74% afirma que se siente en
su propio país, y únicamente un 8% considera que es un “extranjero en
otro país”.
Esta es la realidad de la sociedad catalana, unida por múltiples vínculos con el resto de España… y que se niega a romperlos.
Cuando la sociedad catalana puede pronunciarse lo hace en el sentido contrario al del viento que sopla desde Waterloo.
Frente
a los intentos por azuzar el enfrentamiento, levantando obstáculos que
impidan un acuerdo, más de un 80% de los catalanes apoyan las vías de
diálogo abiertas.
Y hasta un 81% considera que la actual situación
económica de Cataluña es mala (un 49%) o regular (un 32%). Solo un 18%
la considera buena. Los responsables de esta realidad son, en buena
parte, los sucesivos gobiernos de Mas, Puigdemont o Torra, ejecutores de
la mayor oleada de recortes contra la población.
Esta voluntad
mayoritaria en la sociedad catalana es la que ha empujado a ERC a
respaldar la constitución de un gobierno progresista o a abrir un
proceso de diálogo, en abierta oposición al camino del 1-O y la DUI que
respaldaron en 2017.
Definitivamente, los mayores problemas de las
élites del procés no están en Madrid sino en Barcelona, en la mayoría
de catalanes que se niegan a seguir sus dictados." (Joan Arnau, De Verdad digital, 20/02/20)
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