"(...) Cebrián concedió la entrevista a Cayetana Álvarez de Toledo para hablar
de sus importantes memorias. En ellas reconocía algo interesante para la
historia que me ocupa.
Poco después de que el corresponsal de entonces
en Cataluña, Alfons Quintà, publicara la primera entrega de una serie
sobre Banca Catalana, Cebrián y Jesús de Polanco fueron convocados a un
almuerzo con dirigentes nacionalistas.
Y cuenta Cebrián: "Defendieron
abiertamente la tesis de que el caso era una invención destinada a minar
el crédito político del molt honorable y perjudicar la causa
nacionalista.
Entre amenazas y lisonjas pidieron que no continuara la
publicación de la serie. La presión, a la que se sumó sin reparos el
propio Polanco, fue tal que me vi obligado a ceder. (...)
Esta es, creo,
la mayor pifia que cometí durante mis años al frente del diario y
constituyó un crimen de leso periodismo".
Nótese que el crimen se lo
brindó Cebrián a un Pujol que aún no había construido su poder.
Y hay
pocas dudas de que su gesto sentó las bases jurisprudenciales de una
cesión ante el nacionalismo que se mantuvo hasta la llegada a la
dirección del periódico, muchos años después, de Antonio Caño,
coincidente con el inicio del proceso independentista. (...)" (Arcadi Espada, El Mundo, 11/02/20)
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