20/1/20

Xavier Rius, director de e-notícies: Querido Oriol: Tras leer tu entrevista el sábado en El País no puedo menos que mandarte a la mierda. Que conste que me duele en el alma. Y más en tu situación personal... para más de la mitad de Catalunya no sois héroes, sois los culpables de todo...

"Querido Oriol:

Tras leer tu entrevista el sábado en El País no puedo menos que mandarte a la mierda.

Que conste que me duele en el alma. Y más en tu situación personal.

No he venido nunca a Lledoners pero transmití a tu jefe de prensa, Sergi Sol, que lo que necesitases. Nunca obtuve respuesta. Pero tengo la sensación de que no has entendido nada, no has aprendido nada, no conseguirás nada.

Pensé erróneamente que en un ataque de lucidez -como a Rufián, que le dan destellos- podrías hacer autocrítica, replantear la estrategia, admitir los hechos, curar las heridas y mirar hacia adelante. Alguien tiene que sacarnos del atolladero en el que nos habéis metido. Tenía algunos motivos para la esperanza.

Como aquella entrevista tuya en El Periódico en septiembre del 2018.

- “¿Qué estrategia debe seguir a partir de ahora el soberanismo?”, te preguntaban los periodistas.
- “Mantener la centralidad, seducir y abrazar todo el universo democrático”, contestabas.
- “¿Cuál es la mejor manera de ampliar la base social?”, insistían más adelante.
- “Ganar una centralidad lo más amplia posible", respondías.
O aquella otra en diciembre -en el mismo diario- en la que proclamabas: “No rompamos los puentes de diálogo”.
- “¿Se sobrevaloró la fuerza del independentismo y se despreció la de todo un Estado, como el español?”, te preguntaban en esta ocasión.

Al menos reconocías que “en parte fue así”. Sin admitir la realidad no se puede salir adelante.

“¿Considera que la república catalana está hoy más cerca o más lejos que cuando la proclamó el Parlament?”, repreguntaba el entonces director.
“Más cerca, si bien no tanto como quisiera. Al final depende de la voluntad ciudadana, que se expresa en votos”.

¡Eso!

Pero he llegado a la conclusión de que no eres de fiar. Vas dando tumbos. Una de cal y otra de arena.
No puede ser que Gabriel Rufián diga una cosa el viernes:

“No se puede hacer la independencia de Catalunya contra l’Hospitalet, contra Santa Coloma, contra Badalona o contra Castelldefels”.

Y tú lo mandes todo “a la mierda” el sábado.

- “¿No engañaron ustedes a los catalanes prometiendo una independencia imposible?”, te preguntaban esta vez. “Y una mierda. Y una puta mierda”, respondías.

Me sonó a Fernando Fernán Gómez en aquel famoso episodio del 2008. Con la diferencia de que él podía permitírselo: era un actor consagrado.

Tú estás en prisión. Trece años. Tú, no. Ni tu familia. Ni Esquerra. Ni el país.

El resto de la entrevista fue la cantinela de siempre: no habéis hecho nada malo, os han puesto en la cárcel “por poner las urnas”.

Oriol, despierta: para más de la mitad de Catalunya no sois héroes, sois los culpables de todo. Por eso, lo que más me sorprendió fue la cabezonería. La persistencia en el error. El deseo de “volverlo a intentar” pese al estropicio causado. No hallé en la entrevista no sólo el menor acto de a contricción sino ni siquiera de reflexión.

“Lo que hicimos en otoño de 2017 estuvo bien hecho”. ¡La intención es "volver a hacerlo”!

Luego las posverdades de siempre:

- “¿Qué espera de la mesa de diálogo? ¿Aceptaría ERC votar un nuevo Estatut que recoja parte de sus reivindicaciones?”
- “Esquerra siempre ha dialogado: lo hicimos incluso con el PP, lo hacemos aun en prisión”, contesta Junqueras.

¿Siempre?

¿Qué entiendes por diálogo? ¿El “referéndum o referéndum” de Puigdemont? ¿El “marxem”?

Hay cosas que el Estado nunca aceptara. Y lo sabes. Lo sabiáis desde el principio. Como una declaración unilateral de independencia -que es lo que fue- o un referéndum de autodeterminación. Ningún estado miembro de la Unión Europea aceptaría de buen grado la secesión de una parte del que considera su territorio. Ninguno. Sería abrir la caja de los truenos.

Y olvídate lo de forzar una negociación. Lleváis dos años en la cárcel y ningún gobierno europeo ha movido un dedo por vosotros.

Puigdemont está haciendo el paripé por Bruselas. Lo han calado desde el principio. No lo quieren ni los Verdes. Sólo lo ha felicitado Nigel Farage. Eso sí: tiene TV3 todo el día detrás. Como un perrito faldero.

Lo más jodido es que creo que piensas que la estancia en la cárcel es una inversión para tu carrera política. “Siempre estuve dispuesto a ir a la cárcel por los derechos de mi país”. Incluso has dado un detalle que desconocía aunque conozco poco tu biografía personal: “En mi familia ya ha habido acusados de rebelión”. Lo decías casi con orgullo.

En cambio te he pillado en un requiebro cuado hablas de Vox. Hacia el final te preguntan: - “¿Le preocupa Vox?”.

- “No tengo miedo de Vox”, contestas

¡Mentira!

Entre otras razones porque antes te piden porque habéis pactado con Pedro Sánchez y contestas: “Porque la alternativa, un Gobierno de PP y Vox, era mucho peor”. ¡Miedo a Vox! ¿Queréis eso? ¿Un gobierno PP-Ciudadanos-Vox?

Yo no tengo la menor duda: es la única manera de resucitar el proceso. El cuanto peor, mejor.

En fin, cabe la posibilidad de que tus declaraciones sean en clave electoral: una manera de sacar pecho. Hasta afirmas que compartes el famoso “comino” de Montse Bassa. O que te haya salido la amargura, al resentimiento, la mala leche.

Es humano. En la cárcel el tiempo pasa más despacio.

Sin embargo, has de ser consciente que si no tienes en cuenta a todos los catalanes difícilmente serás presidente no ya de una eventual República Catalana si no ni siquiera de la Generalitat. En fin, de todas las respuestas la que me dejó más preocupado es esta:

- “Declararon la independencia con menos del 50% de los votos: ¿No es eso atropellar al otro 50%?”

Y contestas: “Gracias a lo que hicimos nos hemos ganado el derecho a repetirlo”.

Lo dicho: no habéis sacado ninguna conclusión del 1-O. Os da igual que las instituciones catalanas hayan sufrido el peor batacazo desde 1939, el 6 de octubre o la dictadura de Primo de Rivera. Tenéis que ser conscientes que la otra mitad de Catalunya ahora ya no se quedará con los brazos cruzados. Llevan siete años tragando.

Les han dicho de todo: súbditos, colonos y hasta ñordos. La paciencia tiene un límite. Y no habéis parado tampoco de hablar en nombre de todos.

Si lo volveis a intentar -en vez de recoser la sociedad catalana como dijo Torrent aunque luego se le olvidó- el conflicto es  inevitable. Está por ver qué tipo de conflicto. E incluso si hay sangre.

Yo soy de los pesimistas crónicos.

Las consecuencias, en todo caso, serán irreparables. Tú que eres historiador deberías saberlo. A pesar de las apariencias los episodios de violencia han sido demasiado frecuentes en la historia de Catalunya. Una guerra civil de diez años en la Edad Media, el bandolerismo de los siglos XVI y XVII, la ciudad de las bombas en el XIX, la Semana Trágica, la ciudad en la que mataban por las calles durante los años 20, la Guerra del 36. Me ahorro otras guerras, carlinadas, bullangas y revueltas. En muchos casos hermanos contra hermanos.

Más vale ser hombre de paz que una guerra de independencia. O incluso una guerra civil.

 Tú sabrás, Oriol.

Cuenta conmigo en el primer caso. Me tendrás enfrente en el segundo.

Catalunya ya ha sufrido bastante."                        (Xavier Rius, director de e-notícies, 19/01/20)

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