"Un movimiento de clases medias y populares, transversal y también
repartido por todo el territorio. Esa ha sido la carta de presentación
del independentismo en todos estos años, desde la Diada de 2012. El
economista Thomas Piketty desenmascara, sin embargo, al secesionismo en su esperado libro Capital e ideología,
en el que analiza la desigualdad.
Y considera que ésta tiene un
componente “ideológico y político”, y no responde tanto a factores
económicos o tecnológicos. El economista francés aborda muchas
cuestiones, y entre ellas lo que llama “la trampa separatista y el síndrome catalán”, para concluir que el independentismo “lo defienden los más favorecidos”.
Piketty considera que el sistema impositivo no se
puede desmontar gratuitamente. Que en España se ha avanzado, tal vez,
demasiado con la participación en un 50% del IRPF con las comunidades
autónomas. Y que esa es una de las claves del ascenso del
independentismo y de las esperanzas en tener un Estado propio.
“Optando
por el reparto a medias del impuesto sobre la renta con las regiones, tal vez España haya ido demasiado lejos y
ahora se encuentre en una situación en la que una parte de los
catalanes querrían, independizándose, conservar el cien por cien de los
ingresos”, señala con contundencia.
Los referéndums en Francia o Reino Unido
Porque esa es la tentación en la que han caído, a juicio de Piketty, las rentas más altas en Cataluña. En su análisis, que ocupa una parte de un capítulo del libro, Piketty sostiene que “es extremadamente chocante comprobar que el nacionalismo catalán es mucho más acusado entre las categorías sociales más favorecidas que entre las más modestas".
Resulta especialmente interesante comparar el perfil social del voto,
en este caso con el observado en los referéndums sobre Europa
organizados en Francia en 1992 y 2005 y en el Reino Unido en 2016, en
los que se constató en cada ocasión que "las categorías acomodadas
elegían Europa mientras que las categorías modestas la rechazaban”. ¿Es
algo contradictorio?
La mayor o menor implicación con Europa
Este economista francés considera que no, porque las clases que
apoyan la independencia de Cataluña siempre se han expresado a favor de
la Unión Europea, --salvo algunas declaraciones vertidas por Carles Puigdemont, y
otros dirigentes, y siempre de forma coyuntural--. Lo que quieren, a
juicio de Piketty “es que Cataluña permanezca en la Unión Europea, pero
como Estado independiente, de modo que pueda continuar sacando partido
de la integración comercial y financiera de Europa, pero conservando sus
propios ingresos fiscales”.
Lo que los números señalan, con las series que el mismo Piketty ha presentado, es que una mayor apuesta por la independencia está relacionada con la renta y el nivel de estudios. “Es chocante comprobar cómo se estructuran las convicciones nacionalistas en
Cataluña en función del nivel de renta y del nivel de estudios (como se
aprecia en los dos gráficos que acompañan este texto)”. Y es que “el
apoyo a la idea nacionalista alcanza el 80% entre el 10% de las personas
consultadas con mayor renta y nivel de estudios, frente a apenas el
40-50% de apoyo entre el 50% inferior)”.
¿Cataluña, como Luxemburgo?
La consideración de Piketty, preocupado por los
niveles de desigualdad, tiene relación con la unidad política y fiscal
de la Unión Europea. Si ésta fuera mayor, si los impuestos tuvieran un
carácter federal, similar a lo que ocurre en Estados Unidos,
los catalanes de mayor renta no tendrían ningún incentivo (si se pone
el acento en las cuestiones puramente económicas) para querer separarse
del conjunto de España.
Y, en paralelo a esa falta de unidad federal en Europa,
se debe añadir las políticas adoptadas en España, con una mayor
autonomía fiscal por parte de las comunidades autónomas que la que
disfrutan los länder alemanes.
“En la República Federal de Alemania, ejemplo más cercano a España, el impuesto sobre la renta es exclusivamente federal: los Estados alemanes (länder) no tienen la posibilidad de votar tipos impositivos adicionales ni
de conservar para sí la más mínima parte de la recaudación tributaria,
independientemente de lo que piensen los contribuyentes bávaros. La
lógica de los tipos impositivos adicionales a nivel regional o local no
es perniciosa en sí misma, siempre que sea mesurada.
Optando por el
reparto a medias del impuesto sobre la renta con las regiones, tal vez
España haya ido demasiado lejos y ahora se encuentre en una situación en
la que una parte de los catalanes querrían, independizándose, conservar
el cien por cien de los ingresos”, asegura.
Entonces, ¿qué salida tendría Cataluña? Para Piketty está claro: “¿Por qué no probar haciendo de Cataluña un paraíso fiscal al estilo de Luxemburgo?”.
Eso es lo que el independentismo querría, a su juicio: “De hecho, para
muchos independentistas catalanes, el proyecto es ése: constituyéndose
en Estado independiente, podrán conservar la totalidad de los ingresos
generados en el territorio para desarrollar Cataluña y, si es necesario,
reducir los impuestos a los actores económicos que disponen de mayor
movilidad, para así atraer inversiones a la ‘región-Estado’ (lo que
resultaría tanto más fácil cuanto que se habrían desembarazado del peso
de la solidaridad con el resto de España)”.
¿Clases medias y populares? El independentismo lo apoyan, a juicio de Piketty, los más favorecidos por el sistema económico." (Manel Manchón, Crónica Global, 26/11/19)
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