"(...) Botton fue durante 40 años director del departamento de I+D
y calidad de Danone en España –donde gozaba de un merecido prestigio y
se le atribuye un papel decisivo en el diseño y lanzamiento del Actimel–
y hasta hace cuatro años era uno de los accionistas minoritarios de la
filial española. Ya no.
En el 2015, vendió sus últimas acciones de
Danone España, donde fue consejero durante décadas, a la matriz
francesa que controlaba la sociedad por un importe que no se hizo
público y se retiró oficialmente.
Su nueva vida no le cogió con el pie cambiado. Botton vivía
entusiasmado en Avinyonet del Penedès, donde se asienta La Gramanosa,
una empresa que cuenta con más de 350 hectáreas de olivares y que se
jacta de gozar de una alta tecnología para elaborar un aceite exquisito,
que se distribuye en tiendas gourmet y restaurantes de postín.
Y es que el aceite es una de las grandes pasiones de Botton, junto con
el arte y la literatura. Sin embargo, el octogenario empresario ha
tenido que cambiar de planes. Se va. “Desde lo ocurrido en octubre del
2017 y después [la crisis política en Catalunya], dice que ya no se
siente cómodo aquí, que no está a gusto y, con gran dolor, ha decidido
marcharse”, añade otra persona muy cercana a Botton. La Gramanosa está
oficialmente en venta y el empresario de origen sefardí, que llegó con
solo tres años a Barcelona en los años 30, apenas se deja ver por
Catalunya y vive ahora entre París y Madrid.
“Es muy triste, pero no quiere saber nada de estar aquí y eso que el año
pasado, cuando le concedieron la nacionalidad española lo festejó como
uno de los acontecimientos más importantes de su vida”, añade la misma
fuente. Botton, que lleva siempre en su cartera una foto de un olivo
milenario que está en Tarragona, acaba de realizar una importante
inversión en la región portuguesa de Alentejo para seguir allí con la
producción de aceite con Paolo Miceli, su socio y amigo. (...)" (Lalo Agustina, La Vanguardia, 05/10/19)
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