30/4/19

Albert Soler: uno espera que al menos un policía que de boquilla se jacta de ser un valiente soldado por la república, tenga un mínimo de dignidad

"(...) No, no es casualidad que suene Mayores. Y menos si a continuación, como para dejar claro la Nancy que no se pierde detalle del juicio, los bafles del Fogones escupen la Thalía cantando «no me acuerdo, no me acuerdo, y si no me acuerdo no pasó», sin duda dedicada también a Donaire, ya que es la frase que más repetía como testigo.

 Es cierto que esta amnesia afecta también a los testigos y acusados ​​-todos niegan la realidad con el argumento de que no la recuerdan-, pero uno espera que al menos un policía que de boquilla se jacta de ser un valiente soldado por la república, tenga un mínimo de dignidad. 

Que aquel gallo no se vuelva tan deprisa a ojos vista del tamaño de un polluelo de granja, que espere al menos en la segunda reprimenda del presidente del tribunal, que hasta mi hijo de nueve años tiene más valor (...)

Si con estas cañas se debe hacer una república, pueden esperar sentados sus promotores.

Pero tampoco debemos ser tan duros. Albert Donaire es un pobre chico de pueblo que, mira qué tenía que hacer en la vida, se hizo policía, lo que los pueblos siempre otorga un plus de popularidad y ahorra terminar arando un campo. 

El problema de los narcisistas es que no les basta ser populares en su pueblo, necesitan algo más, así que se inventó un engendro llamado «Mossos por la República», como podría haber creado «Mossos por el baile de salón», de alguna manera debe hacerlo para destacar en este injusto mundo meritocrático que no posee ningún mérito. 

Con un nombre cool como este y algunos tuits que muestren indestructible patriotismo -más alguna foto insinuando, que uno no es de piedra y no todo tiene que ser política, la fama está servida, que fue mozo para dedicarse sólo a labores policiales es poco.

Pero, ay, quiso la mala fortuna que un día tuviera que declarar ante un tribunal, y allí quedó claro que Donaire era valiente sólo en las redes. Y, claro, uno ve el triste papel que hace, atenazado por el miedo, y se pregunta en manos de quién está nuestra seguridad. Si el tal Donaire es el que nos debe defender, quizás el Abascal tendrá razón y más vale que nos armamos hasta los dientes nosotros mismos."                    (Albert Soler, Diari de Girona, 26/04/19)

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