31/5/18

Ponerse del lado de un pensamiento populista, decimonónico, carlista y que sólo beneficia a una determinada clase social es suicida para la izquierda catalana y española

"(...) Despojarse de los dogmas de fe es algo que se pide a otros pero la izquierda no se lo aplica y está constantemente recurriendo a citas, frases, discursos de personas que en su momento analizaron su entorno, lo valoraron y le dieron una explicación desde una perspectiva transformadora, pero que hoy o bien se queda cojo, porque ni el entorno ni las causas son las mismas, o simplemente ha caducado, y el marxismo se mire por donde se mire es un cuerpo vivo y en constante transformación. Y esto es lo que precisamente pasa con uno de los grandes dogmas de fe de la izquierda, como es el derecho de autodeterminación.

Tradicionalmente, la izquierda ha defendido el derecho de autodeterminación de los pueblos colonizados por potencias extranjeras y/o ocupados por las mismas. De esta lucha, que tuvo su máximo apogeo en los años 60 y 70 del siglo XX, nacieron experiencias que unas veces se consolidaron y las más de las veces se vieron truncadas por la sagacidad de las grandes potencias que entonces se repartían el mundo. 

Aun así, dieron lugar a un gran movimiento de liberación internacional que se vio reflejado en el Movimiento de Países No Alineados, máximo exponente de los pueblos que luchaban por emanciparse y por encontrar su propia vía al socialismo, sin imposiciones ni modelos ajenos a sus culturas.

De una interpretación errónea surgida de un seguidismo intelectual acrítico, la izquierda vio emancipación donde sólo había intereses espurios de la burguesía, cuando no una involución a postulados del Antiguo Régimen, y en esas estamos reclamando tal derecho para pueblos que ni fueron colonizados, ni han sido esclavizados, haciéndole el juego a quienes sólo velan por sus intereses y que no dudan por ejemplo en entrevistarse con organizaciones de dudosa calidad democrática.

La izquierda, si quiere avanzar y si quiere transformar, debe plantearse seriamente que sus intereses pasan por luchar y defender social y políticamente a la clase trabajadora, y que su lucha es la de la solidaridad y el internacionalismo; ponerse del lado de un pensamiento populista, decimonónico, carlista y que sólo beneficia a una determinada clase social es ponerse a los pies de los caballos. (...)"               (Mateo González, Iniciativa por Madrid, 11/05/18)

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