"(...) La ley electoral que padecemos
Aceptando la inevitabilidad de las imperfecciones de la democracia y
las deficiencias de los partidos constitucionalistas podemos afirmar que
nuestra ley electoral tampoco ayuda a resolver los problemas, en todo
caso a agravarlos.
Si la ley electoral española cumpliera realmente el principio de una
persona un voto y que todo voto valga lo mismo otro gallo nos cantaría y
seguramente no estaríamos hoy en la tesitura que sufrimos. También es
cierto que no hay voluntad de enmienda ni en Madrid ni en Barcelona.
Porque aquí hace tiempo que se podría haber aprobado una ley electoral
propia, para eso sí que tiene competencias el Parlament.
En octubre de 2015, publiqué mi análisis del resultado de las elecciones autonómicas del 27S.
En el mismo analizo pormenorizadamente la estafa que este sistema
supone para la ciudadanía catalana (idéntica para todos los españoles).
En el cuadro que adjunto resumo la estafa de aquellas elecciones y la que, previsiblemente, sufriremos el 21 de diciembre.
Para facilitar la comprensión, he agrupado a los secesionistas con
fondo amarillo, a los comunes con color canela y a los
“constitucionalistas o “unionistas” con fondo anaranjado. Domènech
critica la existencia de bloques ignorando que ello es el resultado del procés y superarla hoy tan solo por su cara bonita no parece algo fácil y menos cuando él tiene un sesgo tan pro “derecho a decidir”
En las elecciones autonómicas de 2015 se ve claramente cómo el
sistema beneficia al bloque nacional-secesionista sobre-representándolo
en el Parlament. Sus 72 escaños son el 53,33% del total, lo que les
asegura una mayoría absoluta con menos de la mitad de los votos.
Si el reparto de escaños se hubiera realizado en circunscripción
única tan solo habrían tenido 64 escaños, un porcentaje muy similar al
de votos obtenido (47,74% ~ 47,41%) y no podrían haber formado el
gobierno ni llevar adelante el órdago secesionista. Es importante tener
en cuenta que CSQEP tenía un talante muy distinto del de Cataluña en
Comú: estando esta última bajo la dirección de Colau y Domènech está
mucho más sesgada hacia el secesionismo.
En el reparto de escaños en circunscripción única he utilizado el
sistema Hare (proporcional y resto mayor) en vez del sistema D’Hontd que
sobre-representa a los partidos grandes, mientras que el Hare
privilegia ligeramente a los pequeños. Evidentemente sin aplicar la
exigencia del 3% como mínimo lo que hace que en 2015 habrían entrado
Unió con 4 diputados y PACMA y Recortes Cero con uno cada una.
El sistema actual infra-representa al “bloque” constitucionalista,
reduciendo su representación en 7 escaños, un 4,24% menos de lo que le
correspondería.
El sistema electoral beneficia, normalmente, a los dos partidos más
votados, perjudicando al resto. Así pasó en 2015, donde JxSí tuvo 9
escaños gratis y C’s 1 escaño. El resto de candidaturas tuvieron uno
menos de lo que les correspondía, incluidos PACMA y Recortes Cero que no
se les asignó ninguno, excepto Unió, al que se le birlaron los 4
diputados que debería haber tenido.
Las encuestas
(...) Son tantas las encuestas que finalmente para realizar el análisis que pretendo utilizaré la de GAD3 para La Vanguardia
del día 6 de diciembre. Y la selecciono porque refleja una pérdida,
moderada incluso, del soberanismo, que es lo que mayoritariamente se
prevé. La realidad del voto nos hará, en su momento, aterrizar y
realizar el análisis con los datos válidos.
Lo más llamativo de este sondeo es que es posible que C’s sea el
partido más votado y, en cambio, sea perjudicado por el sistema
electoral, al concentrar su voto en la provincia de Barcelona donde el
voto vale, prácticamente, la mitad de lo que vale en Lérida y Gerona. (...)
Las condiciones tan especiales de Cataluña suponen que, Barcelona, la
más grande e importante en volumen de votantes de las 4
circunscripciones, sufre una discriminación impresionante respecto a las
otras tres. Aclaremos que a quien se discrimina es a los votantes.
El Índice de Poder de Voto (IPV) de los barceloneses (provincia) es
de 0,84. Teniendo en cuenta que el valor de cualquier voto debería ser
1, ya podemos afirmar que están discriminados. Pero si vemos el valor
del voto respecto a las tres provincias restantes comprobaremos que el
IPV de los electores de Tarragona es de 1,29, el de los de Gerona de
1,35 y el de los de Lérida de 1,97. Y eso es así antes de votar. Una vez
votamos las diferencias se agrandan y son lesivas hasta para los
votantes de una misma formación. Así podemos decir que en 2015 los
votantes de Lérida de JxSí tuvieron un IPV de 2,30 mientras los de
Barcelona tan solo valía su voto 0,83. El IPV más bajo de los leridanos
fue el de los votantes del PSC que se quedó en el 1,50, mientras el de
sus votantes de Barcelona baja hasta el 0,82.
La paradoja de este sistema tan injusto es que puede hacer que el
partido más votado en Cataluña en las próximas elecciones –si es que se
cumplen las previsiones de la encuesta de GAD3 o parecidas- C’s con un
23,10% de votos sea el tercer partido del Parlament con 1 diputado menos
de los 31 que le corresponderían y la misma representatividad que
JxCat.
El resto de partidos todos sufrirían una pérdida de
representatividad, excepto el PSC que mantiene la misma perspectiva de
escaños con el sistema actual y el que aquí se propone.
Evidentemente, el cálculo de posibles escaños aplicando el sistema
Hare es aproximativo (como el de toda encuesta cocinada), dado que no
hay datos para calcularlos correctamente. El cálculo es asignando los
escaños en función del porcentaje de votos. A tener en cuenta que en las
encuestas no salen reflejados ni PACMA ni Recortes Cero. Dado que en
las elecciones de 2015 les hubiera correspondido 1 escaño por restos y
que, previsiblemente, mejorarán sus resultados les he asignado 1
diputado a cada uno en un supuesto de Circunscripción única y sistema
Hare.
Cuando hablo de pucherazo institucional estoy refiriéndome
al sistema electoral que garantiza una sobre-representación al
secesionismo, tanto en las pasadas elecciones de 2015 como parecen
prever en las encuestas para el 21D próximo.
Según la encuesta de GAD3, se prevé una bajada en el voto
independentista, hasta el 44,70% (2,7 tres puntos menos) y aún así les
concede 66 escaños; es decir, un 49,25%, casi rozando la mayoría.
Mientras al “constitucionalismo” se prevé un 48% de “votos” que
quedarían reducidos a 44,78% de representación, con solo 60 de los 65
que les corresponderían. No queda mejor parada la pretendida
equidistancia de los Comúns, que pierde 2 diputados de los que le
correspondería por porcentaje de “votos” (prácticamente les birlan
1,5%).
Concluyendo
Este es un sistema electoral que tiende a revalorizar el voto más
conservador en toda España ya que privilegia el voto menos industrial y,
por tanto, menos progresista y desvaloriza el voto de las provincias
más industriales y eso es así en elecciones generales y en las
autonómicas.
Es necesario aclarar que conservadurismo tiene más que ver con la
idea de inmovilismo y menos con la distinción izquierda-derecha.
Mientras no reformemos el sistema electoral los cambios necesarios en
Cataluña, concretamente la superación del nacionalismo no será posible.
El problema es que para realizar dichos cambios los que de ellos se
benefician asuman el “sacrificio” de dejar de beneficiarse. Tal cosa no
parece muy probable, ni entre los partidos de ámbito estatal ni en los
de ámbito catalán.
Solo un sistema que respete la voluntad fiel del ciudadano acompañado
de una forma de elegir gobierno respetando dicha voluntad (posible
votación universal posterior entre los dos candidatos a presidente del
gobierno más votados en las primeras sesiones del Parlament) podría
garantizar la representatividad y la gobernabilidad al mismo tiempo.
Pero esto precisa de mayor desarrollo ya realizado en mi ensayo “El valor real del voto” (El Viejo Topo)." (Vicente Serrano, Presidente de Alternativa Ciudadana Progresista, Crónica Popular, 15/12/17)
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