10/11/17

Nadie discutió en España los 6 meses de Ignacio González en la cárcel o los 3 años de Granados. Que no han provocado la marcha de 2.000 empresas, un 20% de caída en productos catalanes, o una fractura civil de riesgo, como Puigdemont y Cia. Entonces, ¿por qué no se acepta la prisión de estos independentistas?

"Nadie discutió en España los seis meses que ha pasado Ignacio González en la cárcel o los tres años que pasó Francisco Granados. Los dos se dedicaban a la política y los dos han sido gravemente acusados de corrupción. 

Por el contrario casi todo el mundo discute desde el primer día (¡incluso el Supremo!) que estén en prisión preventiva políticos que se han alzado contra el Estado de derecho y que utilizaron su posición política no para llenarse sus bolsillos privados, sino para violentar la democracia. Si se prueban las acusaciones, Francisco Granados o Ignacio González habrán causados daños indiscutibles al sistema político español.

 Pero no habrá llegado el daño a provocar la marcha de 2.000 empresas, a que el 20% de los consumidores españoles haya dejado de comprar productos catalanes, a que la fractura civil alcance profundidades de riesgo en Cataluña o a que la imagen (es decir, el comercio) de Cataluña y España se haya erosionado de un modo tan implacable e inesperado.

 Todos esos daños los han causado hombres y mujeres que hoy están preventivamente en la cárcel o huidos. Parte del daño, además, era deliberado, como lo prueba el documento sobre los planes de independencia requisado en el departamento de Economía: el daño económico se planteaba como un objetivo para acelerar la transición al paraíso

Ninguno de los encarcelados ha dado hasta el momento la menor señal de arrepentimiento. Para saber en su caso hasta qué punto es real el riesgo de reiteración del delito bastará saber que no lo consideran un delito. No es que consideren que no lo han hecho; es que, reconociendo lo que han hecho, no lo consideran delito. 

Algo así como si González y Granados defendieran la higiene y legitimidad de la corrupción. A la escandalosa hipótesis que supondría sacarlos de la cárcel se une un hecho puramente inconcebible: la plausibilidad de que se presenten a las elecciones. Volviendo al corrupto: no solo ponerlo en libertad, sino ponerle a contar dinero; no correr el riesgo de la reiteración delictiva: invitarle a ella. 

Esta posibilidad, que repugna al sentido común y por tanto habría de repugnar al Derecho, es consecuencia de no haber formalizado penalmente en España un capítulo de delitos contra la democracia y de haber confiado el castigo de los nacionalistas al apartado de un código penal pensado para espadones.

 Sería interesante que el Supremo, al parecer tan interesado en la corrección de las medidas cautelares que pesan sobre los nacionalistas, aprovechara la facultad que le asiste por razón de las llamadas "medidas innominadas" e introdujera la inhabilitación política cautelar de los encarcelados. Así ahorraría a los demócratas la obligación de ir a votar con mascarilla."                    (Arcadi Espada, El Mundo, 09/11/17)

"Amnistía Internacional rechaza que haya presos de conciencia en el ‘procés’.

Amnistía Internacional no considera ni presos políticos ni presos de conciencia a los exdirigentes de la Generalitat y los responsables de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnium en prisión provisional por el procés. “La consideración de preso político no tiene una acepción internacionalmente reconocida”, ha explicado a este diario un portavoz de la organización defensora de los derechos humanos.

“En el caso de los presos de conciencia, no se dan los extremos que hagan considerarlos así en Amnistía Internacional. Con la información de que disponemos, no les aplicamos la característica de presos de conciencia”, ha añadido. Ni el exvicepresident del Govern, Oriol Junqueras, ni los otros siete exconsellers encarcelados "se ciñen a la definición", subraya la organización.

La juez Carmen Lamela envió a prisión el pasado 16 de octubre a los líderes de la ANC y Òmnium. La magistrada de la Audiencia Nacional les imputa un delito de sedición por dirigir y alentar a una muchedumbre presuntamente el 20 y 21 de septiembre para tratar de evitar que se desarrollara la Operación Anubis contra la organización del referéndum ilegal y secesionista del 1 de octubre.

En el caso de Junqueras y los exconsellers que optaron por permanecer en España al contrario que el resto del Govern que, con el expresident Carles Puigdemont al frente, han tratado de internacionalizar el conflicto con su viaje a Bélgica, Lamela les mandó a prisión el 2 de noviembre por los delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos vinculados al proceso independentista."                 (El País, 09/11/17)

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