"(...) Cataluña será cursi o no será. Derramaremos lágrimas de cocodrilo a los acordes de L'estaca o la recuperada Qué volen aquesta gent. Daremos rienda suelta a nuestro trastorno pasivo agresivo, haciéndonos las víctimas sin dejar de insultar
a quien nos lleva la contraria, al que calificaremos siempre de
fascista, tanto da si escribe libros (Marsé) como si compone canciones
(Serrat) o dirige películas (Coixet).
Y pediremos mediación cuando lo
que necesitamos es medicación: no hace falta que Europa nos envíe
políticos, mejor que mande hacia aquí trenes llenos de psiquiatras, como
reclamaba hace un tiempo Ignacio Vidal-Folch
en un artículo memorable que, claro está, le granjeó el apelativo de
fascista por parte de nuestros más sensibleros y cursis conciudadanos,
esos falsos oprimidos que solo aspiran a oprimir a quienes no piensan
como ellos." (Ramón De España
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