"(...) Si es que no hay más que leer sus “leyes”, las que aprobaron los días
6 y 7 de septiembre: eso no son leyes, son panfletos, en el peor
sentido de la palabra. Además, como panfletos están muy mal hechos. Y
como leyes, son un desastre.
Ya lo dije hoy en otra entrevista que me
han hecho en una emisora: la ley del Referéndum pero sobre todo la de
Transitoriedad Jurídica de esa hipotética nueva república tienen
connotaciones totalitarias clarísimas. Sobre todo cuando se analiza
desde la perspectiva de los que hemos luchado por un estado democrático
de derecho durante la dictadura.
E.C.: ¿Por qué dice que tiene “connotaciones totalitarias clarísimas”?
J.V.: Porque esta última ley crea una “asamblea constituyente” que
ningún juez, tribunal o cualquier otra institución puede impugnar en
absoluto; por tanto, inmune y fuera de cualquier tipo de control: eso es
totalitarismo. Artículo 88.2 de la ley de Transitorietat Jurídica.
E.C.: ¿Como jurista, qué opinión le merece esta “pirueta legal”?
J.V.: Hablamos siempre en términos hipotéticos, porque yo espero que
nada de esto se lleve a cabo, pero me parece gravísimo. Esta transición
de un régimen a otro a través de asambleas que se llaman
“constituyentes” y que prácticamente están fuera de todo control
externo… Eso es puro totalitarismo. Eso serían, para entendernos, las
cortes franquistas. (...)
E.C.: Precisamente una de las teorías que corren es que uno
de los objetivos inconfesables del “Procés” siempre fue exonerar a los
responsables de la corrupción en Cataluña.
J.V.: Evidentemente. ¡Yo lo he tenido clarísimo desde el principio!
Pretenden evitar la posibilidad de condenas y cumplimiento de penas por
parte de los dirigentes de la antigua Convergència (hoy PDCat) que están
condenados o pendientes de juicio, entre ellos los implicados en el
caso Palau de la Música, que fue un escándalo fenomenal, y que ahora va a
resucitar a través de la sentencia que se va a dictar en breve.
E.C.: ¿Qué opina de lo ocurrido en el Parlament de Cataluña,
es decir, de una declaración de independencia que inmediatamente es
suspendida para, en teoría, abrir un período de diálogo?
J.V.: Es un mero aplazamiento de la declaración unilateral de
independencia (DUI) forzado por la multitudinaria manifestación del día 8
y la fuga masiva de empresas fuera de Cataluña, especialmente del
sector financiero. Pero la declaración que la apretada mayoría
soberanista ha firmado al margen del Parlament es una respuesta al
fracaso que han tenido hasta ahora.
En definitiva, “constituyen la
república catalana” y dicen “abrir negociaciones con el estado español”,
al que en párrafos anteriores descalifican al tildarlo de “represor del
pueblo catalán y de su gobierno”. Difícil, si no imposible,
negociación. Es una artimaña más del soberanismo.
E.C.: ¿Cómo jurista, qué valor jurídico o legal tiene esta declaración de independencia?
J.V.: Si se queda en una mera proclamación verbal, por muy presidente
de la Generalitat que sea, no tiene valor jurídico alguno, y por tanto,
es un brindis al sol, para entendernos. Ahora bien, si se sustanciara
en un proyecto que se somete a votación, entonces la cosa ya sería
distinta: tendría efectos jurídicos evidentes, ante los que habría que
reaccionar. (...)" (Entrevista a Jiménez Villarejo, El Mundo, 17/10/17)
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