"El semanario satírico francés Le Canard Enchainé, publicación de papel que apenas vuelca contenidos en su web, dentro de su sección ‘Prises de Bec’ hace un perfil de Carles Puigdemont. (...)
La sección ‘Prise de Bec’ consiste en un perfil satírico de un personaje de actualidad. El de Puigdemont ha sido firmado por Anne-Sophie Mercier.(...)
Un usuario de redes sociales, Antonio Campos Irujo, ha colgado en su perfil de facebook la traducción íntegra del artículo, les ofrecemos aquí su texto por si no tienen acceso a esta red social.
“Si valida su referéndum, el presidente independentista se arriesga a encontrarse, junto a toda Cataluña, en secesión de pagos.
Está eufórico: Carlos Puigdemont se siente ya “el presidente de
un país libre”. Porque él, no ha conocido la libertad, ha sufrido larga y
duramente el terrible yugo de la “opresión castellana”. Por supuesto,
su región luce su cultura y tiene el catalán como lengua oficial, sus
propios programas escolares, su propia administración, su propia policía
y elige libremente sus dirigentes abiertamente independentistas.
¿Y
entonces? No ha sido suficientemente subrayado, Cataluña es todavía hoy
una “colonia española” que sufre el “diktat” de Madrid.
El Tribunal constitucional “está corrompido y es españolista” y
desde el referéndum del 1º de octubre y las violencias policiales que le
siguieron, España se ha convertido, si señor, en “un Estado
totalitario”.
Este tipo de cosas pueden suceder de repente, si uno no se
despista. Y Rajoy no es ni más ni menos que el hijo espiritual de
Franco. Es a este peligroso dictador a quién desafía hoy al reivindicar
la independencia de Cataluña. Poco importa que la alcaldesa de
Barcelona, Ada Colau, le abandone. Y poco importa que centenares de
miles de personas hayan desfilado contra él el domingo.
Ya ha contado a la prensa abundantemente su jornada del 1º de
Octubre, las fuerzas de ocupación de la Guardia Civil que vinieron a
detenerlo para impedirle votar y su huida en coche en un túnel para
escapar a la persecución de los “NERVIS” de Madrid, que incluso usaron
un helicóptero para cumplir su sucia obligación. ¡Caramba, otro fallo! ,
lo han perdido y ha votado en otro sitio. ¡Zasca!, todo esto le
galvaniza. “Si hace falta me dejo en ello la piel, no soy político más
que por esto”.
Catalan forever
A pesar de la dureza del poder central español, devenido
vagamente democrático desde 1982, Puigdemont siempre ha sido
independentista, como sus padres y sus abuelos. Interrogada por la
prensa con ocasión de la elección de su hermano a la cabeza de la
región, Anna Puigdemont recordaba que la familia era “independentista de
pura cepa”.
Cataluña, para Puigdemont, es una obsesión. No solamente es
“de pura cepa”, sino que participó en los años 80 en la fundación de la
Juventud Nacionalista de Cataluña, antes de convertirse en periodista
en el diario catalán “El Punt”. En él trata de el sitio de Cataluña en
el mundo. Después funda la agencia de prensa catalana y el web inglés
Catalonia Today.
Tiene un diploma en lengua catalana, funda una
asociación cultural catalana, se convierte en alcalde de Gerona
(Gérone). Lucha en 1991 para des-bautizar su ciudad y hacerla llamar
Girona. Porque Girona es catalán.
Para sorpresa general, deviene presidente de Cataluña. Es el
único independentista que tiene los sufragios de los 10 diputados de la
CUP, un pequeño movimiento separatista, a la vez de extrema izquierda y
antieuropeo. Tiene una ficha policial virgen, a diferencia de sus dos
predecesores.
Su elección debe mucho a las circunstancias y el rechazo
de Artur Mas, al cual sucede, pero no importa, hélo aquí investido de
una misión: “Soy el primer presidente elegido para conducir a mi país
hacia la libertad”.
En previsión del referéndum del 1º de Octubre hizo una pequeña
limpieza en el Ejecutivo Catalán. Para dejarlo claro, todos los
ministros del gobierno regional partidarios de negociar con Madrid se
han visto invitados a dirigirse a la puerta de salida.
En fase con su
pueblo ha predicho para el gran día “un tsunami democrático” y un récord
de votantes, pero sólo el 43% de los inscritos se desplazaron para
votar. “Es evidente que estamos cubiertos por el derecho internacional”
repetía a sus tropas, sin jamás recordar que el escrutinio (y Madríd se
había preocupado de ello) no ofreció ninguna garantía: ninguna comisión
electoral ha supervisado la organización, el censo de electores no fue
transparente y el voto no fue secreto. En resumen, un mandoble dado al
agua.
Demasiado graciosos, estos Catalibanes
Nada ni nadie puede pararle, y mucho menos los hechos. ¿Qué las
grandes empresas comienzan a desplazar sus sedes sociales? Su Ministro
de Economía afirma, serio como un papa, que “la sangría económica no
tendrá lugar”.
¿Una Cataluña independiente se convertiría en un Estado
europeo? Por supuesto, ¡no hay duda! “No existe ninguna posición oficial
de la Comisión sobre la cuestión catalana”, explica Puigdemont a los
que dudan, jugando con las palabras.
Sobre la cuestión catalana, no,
pero si sobre los nuevos Estados que quieran integrarse en la Unión, las
reglas son claras: admisión por unanimidad de los Estados ya miembros,
ha recordado Bruselas hace dos semanas.
¿Qué hacer en caso de veto
(seguro por otro lado) de Madrid? “Es una situación nueva para Europa,
pero tendrá que adaptarse, incluso si le disgusta hacerlo”, responde el
fanfarrón, que invoca a menudo, durante sus discusiones con los
indecisos, la posibilidad de “acuerdos” con Bruselas cuya realidad nunca
ha podido demostrar. Ahora invoca una “mediación internacional” que
nadie tiene ganas de asumir.
En Cataluña, a Puigdemont y sus acólitos les apodan “los Catalibanes”. La verdad es que son ridículamente graciosos." (El Catalán, 20/10/17)
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