"(...) Mi posición respecto al 1-O, con la máxima claridad de la que soy
capaz: espero que no haya ningún falso referéndum secesionista y
antidemocrático, no es legal ni legítimo como decía, y voy a intentar
argumentar y luchar, guardando formas, estilo y procedimientos (que
otros no siempre guardan, más bien lo contrario), para intentar
convencer “a quien corresponda” que ese no es el escenario federalista
ni camino que debamos apoyar .
Si hubieran finalmente “votaciones”, no
iría a votar desde luego. No hay que participar en su nueva jornada de
agitación nacionalista de separación y división. Es incomprensible que
haya sectores de la izquierda de Cataluña y del resto de España que
aboguen por ello.
¿Por qué he escrito “ilegítimo”? Sin entrar en
consideraciones sobre una Cataluña que no es colonia ni semicolonia ni
sociedad oprimida por ningún Estado represor y dictatorial, digan lo que
digan tergiversando hechos e informaciones contrastadas, porque a pesar
de haber perdido su apuesta secesionista el 27S, los secesionistas no
quieren reconocerlo y han montado una mayoría parlamentaria (la CUP da
apoyo a un gobierno dirigido por la fuerza más corrupta de la historia
de la Cataluña de las últimas décadas, caso único en la historia
reciente: ¿se imaginan a IU apoyando al gobierno Rajoy por formar parte
de una “Patria común”?) en base a una ley electoral no proporcional que
nunca han querido o conseguido cambiar, que hace que un voto de Lleida
valga el doble que un voto de Barcelona.
Ni legal, pues, ni con la legalidad democrática a la que aluden. Nada de nada. Ni A ni B.
Por lo demás, los procedimientos parlamentarios usuales de los pasan
por el forro. Ya hemos tenido varios ejemplos. En breve, este mismo mes
seguramente, veremos algunos más. Esta vez más sonados y más
directamente encaminados al enfrentamiento total.
Abonan además presiones “en la calle”. Un ejemplo reciente, hay muchos más.
El cartel de más abajo, con la cara del dictador golpista Francisco
Franco, de “Republica des de baix” -”República [catalana excluyente]
desde abajo”-, es no sólo una indecencia sino un insulto a millones de
personas. Yo so una de ellas. Yo no votaré si se celebrara el referéndum
(en cualquiera de sus variantes), lo he comentado antes, y no soy
franquista.
Luché de joven, como muchos otros, en circunstancias de
mucho riesgo, contra la dictadura fascista. Otros de mi edad, ahora
secesionistas convencidos, no lo hicieron o lo hicieron bastante menos.
No doy nombres por educación. Seguro que ustedes recuerdan algunos
nombres muy conocidos.
Algunos secesionistas, ellos siempre tan
puestos, saludan ya a la romana a compañeros-colegas que han dicho que
no van a ir a votar. ¿Qué les recuerda estas actitudes? No son cuatro
incontrolados. Desde luego que no, lejos de eso. Antonio Baños, el que
fuera candidato de la CUP a la presidencia de la Generalitat, el mismo
que reconoció la derrota secesionista el 27S, los justifica -¡los
justifica!- diciendo que “quieren remover conciencias”.
¡Remover
conciencias! ¿Nos tomarán por idiotas en grado sumo? El cartel, como
pueden ver, es mucho mas que una falta de respeto. Políticamente tienen
un nombre muy conocido. ¿Y si los autoritarios, intolerantes,
antidemocráticos y dictatoriales fueran otros, no los que ellos dicen?
¿Se mirarán su propio ombligo? (...)
¿Lo denunciarán? ¿Los secesionistas dirán “a sus bases” que así no? Hasta ahora no lo han hecho.
Otro ejemplo de sus formas exquisitas: http://politica.e-noticies.cat/linxament-a-iceta-per-no-mirar-el-documental-de-tv3-111381.html.
“Linchamiento a Iceta por no ver un documental -”Las cloacas del
Interior”- de TV3”. “Fill de puta [hijo de puta]”, “mariquita mala”,
“fatxa [fascista]”, “fàstic [asco]”, “merda”, “pallasso”, “traïdor”,
“impresentable”. Comprueben los tuits. (...)
“El vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, durante una entrevista en El món
a RAC1, ha preguntado si fuerzas de seguridad del Estado "¿vendrán a mi
casa, cogerán mis hijos y los echarán a la calle? ¿Están diciendo esto?
Y si están diciendo esto que lo digan claramente. Y si de verdad
quieren hacer esto, usted de verdad cree que la sociedad catalana del
siglo XXI permitirá que vengan unos señores a mi casa y cojan mis hijos,
que tienen 2 y 4 años respectivamente, y los echen a la calle?” No
tiene nombre, no tienen nombre. Todo vale. Su escenario más deseado: una
medida del gobierno que les permita presentarse “ante el mundo”, así lo
dicen, como una sociedad castigada por el poder antidemocrático del
Estado y para dar más abono antiespañol a sus propias filas. Sueñan
monstruos. Contra peor, dicen, lo dicen realmente, mejor esta vez.
Otro ejemplo de su presión efectiva. La alcaldesa de un pequeño
pueblo, muy próximo a Badalona, es del PSC (no doy más detalles). Está a
la mitad de su segundo mandato, como todos los demás alcaldes y
alcaldesas. Hace poco, apenas una semana, cometió el "grave error" de
decir que, en caso de referéndum, no votaría.
En las redes sociales los
"indepes" se le han tirado como lobos, a la yugular. Resultado... porque
hay resultados: no volverá a presentarse. Es evidente el chantaje
totalitario, esta es una de las palabras que podemos usar, del que son
objeto las personas con una cierta proyección pública cuando disienten
del pensamiento único. O con nosotros o vamos a por ti. Otra de sus
consignas y de sus prácticas. (...)
Una de las mejores noticias de estos últimos meses. ¡Por fin otro
sector de la izquierda catalana piensa con su propia cabeza no
nacionalista! “Más de doscientas personas inscritas en “Catalunya en
Comú” han firmado un manifiesto donde anuncian que no acudirán a votar
en el referéndum independentista anunciado para el 1 de octubre”. En el
texto asegura n que "la consulta no tiene la legalidad, pero tampoco la
legitimidad de representar a la mayoría".
Los firmantes, entre los que
se encuentran el ex secretario general del PSUC-viu, el ex diputado Joan
Boada y la ex concejal y ex diputada en el Congreso Eulàlia Vintró,
sostienen que el 1-O "en ningún caso será la consulta que quieren las
tres cuartas partes de los catalanes, sino una maniobra para hacer como
el 9-N, pasar en falso la pantalla del referéndum y avivar el conflicto
con el Estado para polarizar el voto en las próximas elecciones
catalanas".
Dejo lo de las tres cuartas partes (que es un mito
nacionalista en el que conviene no caer), porque no es ahora importante.
En lo otro tienen razón. Por este motivo proponen "no participar en el
1-O ni llamar a la participación".
El manifiesto recuerda cosas
básicas que conviene tener muy presentes: cualquier votación impulsada
por un gobierno en un país democrático “exige unas garantías que aquí no
se dan, como son: una ley reguladora conocida con anticipación por la
ciudadanía y debatida ampliamente por las fuerzas políticas; una
administración electoral para garantizar la igualdad, la objetividad y
la transparencia de todo el proceso, desde el inicio hasta el
escrutinio; un censo electoral; unas mesas electorales con miembros
elegidos aleatoriamente entre el censo electoral, y unos medios públicos
respetuosos con la pluralidad de opciones".
Son mínimos reconocidos por todo el mundo. ¿Se puede estar en desacuerdo? (...)
“Procedimiento democrático” no es hacer lo que nos viene en gana, sin
más consideraciones. “Democracia” no es marginar a más del 50% de la
población permanentemente. “Referéndum” no es un montar un espectáculo,
un día más de agitación nacionalista, que yo controlo y dirijo desde las
instancias del poder.
“Soberanía” no es romper un demos común porque me
sale del moño o de donde sea. “Pueblo catalán” no es equivalente a
pueblo secesionista catalán. “Pueblo” no es lo mismo que “pueblo fiel a
mis ideales”. “Cataluña” no equivale a la estelada que es mi bandera y
la impongo. Criticar la corrupción en Cataluña, no es criticar a
Cataluña sino a los corruptos, muchos de ellos catalanes. La lista es
larga. Y así siguiendo." (Salvador López Arnal , Rebelión, 22/07/17)
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