"Esta mañana me he caído de la cama y he aparecido en una mani de secundaria.
(...) b) la mani carecía de chicos/as del cinturón e inmigrantes. Era c), clase media --había bocas con ortodoncias à gogó--.
Se trataba de otra mani/fenómeno que explica que LA COSA Procés, como
el resto de cosas raras en el Estado desde 2011, va de clase media.
Que
no entiende por qué lo está dejando de ser. En la mani sonaba, a
tutiplén, el himno del referéndum, un canción de Txarango --un grupo
post-manu-chao cat-- que, esto es importante, es un tanto cursi. Si les
interesa el concepto cursi, dejen todo lo que están haciendo y salten al
punto 5.
5- Cursi es una palabra inventada por la
clase media en el siglo XIX, cuando nació. Es lo peor que te podía
suceder en la clase media. Las clases altas, las bajas y las
desclasadas, verbigracia, no son, ni pueden ser, cursis. Poseen una
sensibilidad solucionada, no dependen de la opinión de su vecino y, por
todo ello, disponen de una ausencia absoluta de capacidad de ridículo.
Lo cursi es la caricatura de la clase media. Es la clase media cuando se
vuelve majara. Lo cursi es, además, reaccionario. El Procés, en grandes
tramos, ha sido cursi. La mani por la admisión de refugiados --una
metáfora del Procés-- fue cursi y reaccionaria. En aquella mani
--nutrida, importante-- no se pedía la venida de refugiados en tanto los
refugiados tienen derechos, sino en tanto que los cat somos buenos, y
les permitimos venir, no como los esp.
Somos, en fin, buenos,
demócratas, sonrientes y enrollados hasta la sobreactuación. Es decir,
la cursilería. La mani, vamos, suprimía los derechos en beneficio de la
bondad telúrica de la sociedad cat. Eso es cursi. Lo cursi esconde la
naturaleza real de lo cursi, que es terrible. Generalmente es una clase
media aterrada, esa cosa que tiene más peligro que un indio detrás de un
matojo.
6- Mientras escribo esto, por ejemplo, se
está desarrollando un acto cursi en la Gene. Cientos de dires de
centros escolares y miembros de AMPAs, son recibidos por el Presi. En
ese acto --no es una reuni; es una suerte de mani dentro del Palau; se
grita y se autoafirma; me lo ha retransmitido una lectora, a quien
saludo: --hola--, se han blandido llaves --de coles--, se ha leído un
manifiesto y el Presi ha asegurado que ningún funcionario incurrirá en
delito al entregar las llaves. Es decir, ha mentido.
Bajo la cursilería,
se esconde, en este acto, la información real de la desobediencia, que
se aplaza. Lo que me parece una irresponsabilidad --por no utilizar un
taco-- del Govern. Por cierto: varios dires han pedido, visto lo visto,
que la Gene les destituya para no comerse el marrón.
No se sabe cuántos
dires han accedido a dar la llave. Parece que pocos --al menos, en
BCN--, si bien --ole el periodismo peninsular-- no hay datos. La Gene,
sea como sea, parece que dispondrá de llaves.
7- Más sobre cursilería. Ayer, en uno de los rectorados
ocupados --la cosa va creciendo; esta mañana a primera hora parece que
no se desbordará, pues el fenómeno parece obedecer, a su vez, a una
teoría del orden--, un conseller PDeCAT habló a los estudiantes.
Sobre
libertad nacional y el majismo cursi local --vamos, que somos tan
demócratas que tiramos de espaldas--. ¿Cómo puede hablar en una uni, y
no salir corrido a boinazos, un político del partido responsable de unos
recortes/subida de tasas históricos, que ya están repercutiendo en la
exclusión de los estudios superiores de una parte de la sociedad?
Por
cursilería, supongo. La cursilería, en este caso, equivale a aceptar
como democracia las cursilidades que dice el Govern, y no el pacto
post'45 --desde 1945, la Democracia, en Europa, era el Bienestar, entre
otros packs; ya no existe el Bienestar; en su lugar hay cursilería;
parece que cuela--. (...)" (Guillem Martínez , CTXT, 28/09/17)
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