"El matrimonio españolista se ha convertido en una molestia para los vecinos.
A los habitantes de municipio de Jafre, en Gerona, de poco más de 400
habitantes, se les ha empezado a subir la mosca a la nariz por culpa de
un par de vecinos del pueblo que, para más inri, prácticamente no viven
allí.
Son el Albert Boadella y su mujer, Dolors Caminal. Primero fue la
encarnizada lucha de Caminal para evitar que la estrellada ondeara en
el campanario del pueblo y ahora han sido tres cipreses que han sido
talados y lanzados a la propiedad de Boadella con el mensaje: "No
podemos impedir que vivas aquí, pero el espacio público es nuestro. Aquí
van tus árboles" (...)
Boadella ha querido imponer su ley en el pueblecito gerundense. Y es
que los vecinos ya están un poco hartos y por eso mismo acaba pasando lo
que ha sucedido estos días: unos desconocidos han talado tres cipreses
que Boadella había plantado fuera de su finca privada en un espacio
común.
Los pobres árboles fueron a parar dentro del recinto privado del
dramaturgo utraespañolista acompañados de un texto que deja claro cómo
de quemados están los vecinos de la zona con Boadella."
Este texto, que se publica en un digital ínfimo, y del que he
traducido los primeros párrafos, demuestra un caso curioso. Su redactor
ignora todo del mundo racional. Todo, menos el tipo de prosa nazi que
también empezó a manifestarse en las covachuelas panfletarias del
periodismo alemán. Yo he sostenido siempre que hay personas que llevan
la escritura en la sangre y este es un ejemplo rimbombante. (...) (Arcadi Espada, El Mundo, 14/03/16)
" Albert Boadella, ayer por la mañana, frente al muro de su casa donde fueron abatidos los cipreses. Y junto al cartel, de un par de metros, que acababa de colgar para que los vecinos y visitantes de Jafre se den por enterados." (Arcadi Espada, 28/03/16)
" Jafre, 12/3/2016
Señora Alcaldesa,
Hemos pasado cinco semanas fuera de Jafre. Durante este tiempo recibimos la información de un nuevo acto de vandalismo en nuestra propiedad. Una vez llegados al pueblo lo primero que hicimos fue pedirle una entrevista ya que nos urgía hablar con usted, tal como se lo transmitimos a la secretaria.
Usted contestó que antes de ocho días no podría darnos la entrevista. Esta demora en un pueblo tan pequeño donde todo es muy cercano nos llevó a deducir que se hallaba usted muy atareada. No se moleste. Para ahorrarle su valioso tiempo dejaré constancia escrita de lo que deseaba comunicarle.
El motivo de la visita era expresarle lo mismo que le dije personalmente y también por escrito a su antecesor en el cargo, señor Bonany. Sin embargo, esta vez, la diferencia es que las agresiones a mi propiedad van acompañadas de algunos detalles que podrían involucrar a los agresores con el pueblo.
El digital Directe.cat 8/3/16 publicó un artículo sobre el destrozo de mis cipreses. El artículo en cuestión es una ignominia propia de las épocas en que los nazis trataban de segregar a los judíos de sus barrios. Convierten a las víctimas en provocadores.
No obstante, una serie de datos demuestran que el autor del artículo habla con los agresores, los cuales le facilitan referencias muy significativas y peculiares sobre el conocimiento interno de Jafre.
En la misma crónica, un ex concejal del ayuntamiento de su propia agrupación política se untaba en la pestilencia del artículo tildándonos de "polémicos" a mi esposa y a mí. En definitiva, todo preparado para construir la imagen de unos vecinos indeseables en un pueblo tan pacífico (según me insistía el anterior alcalde).
Es posible que Jafre representara un ejemplo único de pacifismo mientras secundó mayoritariamente al alcalde franquista durante tan largo tiempo. Concretamente, cuarenta y siete años. Todo un Guinness de fidelidad a la España profunda.
Hoy también parece un pueblo pacífico si formas parte de la gran mayoría separatista; de lo contrario, cuando alguien expresa una opinión que no coincide con esta mayoría, se convierte en "polémico" y queda señalado para sufrir las consecuencias. Exactamente, lo mismo que sucedía durante la dictadura.
Supongo que en el archivo del ayuntamiento debe figurar la carta que escribí al anterior alcalde el 3/4/2015, ante la primera agresión. En cualquier caso, buscando no malgastar su precioso tiempo, le reproduzco el último párrafo para que comprenda mi actitud futura, especialmente después de los reiterados ataques.
"...He tenido hasta el momento la prudencia de no hacer públicas estas agresiones. Con ello he tratado de evitar una fama poco edificante que se extendería por todas partes sobre los habitantes de este pueblo, algunos de los cuales tienen mi mayor consideración. Veré cómo actúo en el futuro si se repiten episodios de esta naturaleza.
Personalmente, haré lo que crea más conveniente de cara a la seguridad de mi familia. En cualquier caso, con el fin de evitar tales situaciones, reclamo al actual consistorio y al próximo que no caigan en la irresponsabilidad de alinearse con las corrientes que destruyen la convivencia y promueven la división.
Esta deriva la provocan cuando anteponen el culto a la identidad por encima de las libertades y derechos individuales de los ciudadanos. Invoco este principio porque quiero mantener, igual que muchos otros catalanes, el derecho a expresarme libremente en este territorio sin peligros físicos ni patrimoniales.
Esto, tan concreto y preciso, es lo que le reclamo al alcalde de Jafre y su consistorio, con el fin de que contribuyan a la imprescindible preservación de los derechos fundamentales de todo ciudadano."
Señora alcaldesa, usted puede preguntarse qué tiene que ver con todo este asunto, una vez denunciados los hechos a la policía. Si se tratara de una gran ciudad, ciertamente, poco se podría hacer. Ni se lo hubiera pedido. Pero estamos hablando de un pueblo muy pequeño en el que todos se conocen.
Ustedes, como ayuntamiento, al margen de pertenecer mayoritariamente a una opción política secesionista, tienen la responsabilidad democrática de promover en los vecinos el respeto a todas las opiniones, induciéndolos a no promover, intimidar ni discriminar a nadie por sus ideas. De momento, no hemos recibido del ayuntamiento ni una palabra de solidaridad por las agresiones.
Me hago perfectamente cargo de la situación. Tener como vecinos a unos artistas que no se hallan encuadrados en las ideas de las masas no es tan fácil de aceptar como si estuviéramos por el régimen que promueve hoy el pensamiento único en Cataluña. En este caso concreto, seríamos considerados patriotas por la mayoría separatista.
Pero el patriotismo yo lo concibo de forma contraria. Lo concibo a través de la libertad. Así lo mantuve durante la dictadura y así lo mantengo ahora del lado de la igualdad democrática y constitucional.
En este sentido, quiero manifestarle que nos defenderemos de estas agresiones intimidatorias con todas nuestras posibilidades legales pero también como artista cuento con la consideración de muchos ciudadanos y entidades nacionales e internacionales.
Cualquier coacción a la libertad de nuestra familia puede derivar en relevantes consecuencias mediáticas y políticas. Creo que ni usted ni yo estamos interesados en que el nombre de Jafre quede señalado por un estigma de intolerancia y xenofobia.
Ante ello, confío que el ayuntamiento colabore dentro de sus posibilidades para dejar intacta la libertad y la honorabilidad de unos vecinos que siempre han cumplido sobradamente con sus obligaciones administrativas y cívicas hacia el pueblo.
En este aspecto puramente cívico, no puedo dejar de recordarle nuestra decisiva intervención para que hoy los habitantes de Jafre podamos consumir agua potable sin contaminantes porcinos y también disfrutar del idílico paisaje de la Illa d'Avall salvado de su desaparición por el ataque especulativo que nosotros paralizamos.
Con toda cordialidad
Albert Boadella" (Arcadi Espada, El Mundo, 19/03/16)
" He esperado unos días por si alguna autoridad catalana mostraba un gramo de conciencia. (...)
Hace días, unos nazis de la provincia de Girona asaltaron el jardín que Albert Boadella tiene en uno de esos pueblos del Ampurdán de cuyo nombre es mejor no acordarse y talaron tres hermosos cipreses. Era su manera de marcar a aquella familia. Así anunciaban que, cuando les den permiso, irán a por ellos, marido, mujer e hijos, y los talarán.
He esperado unos días por si alguna autoridad catalana mostraba un gramo de conciencia. Por ejemplo, la detención de los nazis. Siguen libres y con hachas. Nada ha dicho quien fuera alcalde de Girona y hoy preside la Generalitat.
Nada han dicho los alcaldes en general y Colau en particular, que está al frente de una ciudad que reúne a más de los dos tercios de la población catalana. La alcaldesa odia la misoginia, el machismo y el clasismo, según dice. Yo no sé si odia a los nazis, pero no dan una imagen demasiado democrática de Cataluña.
Tampoco han dicho ni pío los 300 paniaguados que exigen la reducción de Cataluña a lo que ellos alcanzan a comprender. Ni los periodistas y redófilos a sueldo. Ni los jefes de partido progresista. Da un poco de asco." (Félix Azúa, El País, 05/04/16)
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