19/1/16

Pasqual Maragall, víctima del complejo de autosuficiencia que padecen los de su clase social... se lanzó a redactar un Nou Estatut

"(...) ¿De dónde y cómo, en tu opinión, arranca esta historia en la que seguimos y acaso seguiremos inmersos?

Toda esta historia arranca del nefasto día en que Pasqual Maragall, víctima del complejo de autosuficiencia que padecen los de su clase social (que no es precisamente el proletariado), decidió "rematar" su (en realidad, precaria) victoria sobre CiU llevando la confrontación política al terreno minado de la cuestión nacional y lanzándose a la reforma del Estatut (presionado, ciertamente, por su socio de gobierno ERC, pero no necesariamente forzado a ello: la motivación principal parece haber sido demostrar a CiU que a nacionalista no le ganaba nadie). Lo que ocurrió a partir de ahí es de sobras conocido.

Conocido, desde luego, pero… ¿nos puedes hacer una síntesis?

Maragall, por esa capacidad, tan propia de ciertos sectores sociales a quienes la vida les ha ido siempre de cara, de confundir sus deseos con la realidad (reforzada seguramente, en su caso, por el éxito indudable de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, pero puesta tristemente en evidencia con el fiasco de aquella operación faraónica llamada “Foro de las Culturas”, que sirvió básicamente para adornar una operación inmobiliaria de altos vuelos: Diagonal Mar), creyó ingenuamente en la palabra del inconsistente presidente del gobierno español y correligionario de partido Rodríguez Zapatero, lanzándose a tumba abierta a la redacción de un estatuto de autonomía que entraba en colisión con diversos artículos de la constitución vigente (sin que esto implique juicio alguno de valor, positivo o negativo, respecto de dicha constitución).

Se entiende, se entiende.

Y en lugar de someter el texto a un dictamen previo del Tribunal Constitucional, se optó por pasarlo directamente a trámite parlamentario autonómico y central. En el paso por este último fue, como dijo Alfonso Guerra, parcialmente “cepillado”. Pero no lo suficiente como para eliminar cualquier posible riesgo de inconstitucionalidad.

 Riesgo que el propio Artur Mas, entonces en la oposición en Cataluña, intentó conjurar mediante una negociación directa con Rodríguez Zapatero al margen de cualquier legitimidad democrática. 

Finalmente, el nuevo estatuto fue aprobado en referéndum por los ciudadanos de Cataluña (con un elevadísimo índice de abstención, por cierto). Luego ocurrió lo que cualquier mente sensata podía haber previsto: que el PP, en su afán por socavar toda iniciativa avalada por gobiernos del PSOE, impugnó ante el Constitucional el texto ya aprobado. 

El alto tribunal acabó anulando algunos artículos y pasajes del preámbulo y regaló así a los independentistas el pretexto que llevaban años buscando para demostrar que “España nos oprime, nos reprime y nos exprime” (este slogan no me consta que se haya utilizado nunca, es de mi cosecha; espero no haber, con ello, “dado ideas”; pero lo cierto es que ahora los independentistas ya no las necesitan: el virus se ha hecho con el control de suficientes células como para asegurar su reproducción futura).    (...)"              (Entrevista a Miguel Candel, Salvador López Arnal , Rebelión,  09/01/16)

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