"(...) Sólo necesitaba un voto más a favor que en contra. No pudo ser. Sólo
lo apoyaron 62 parlamentarios (1.620.973 votantes). Volvieron a
rechazarlo los mismos 73 diputados que ya lo habían repudiado el martes
(2.408.432 votos).
El rechazo a Artur Mas como presidente (58,52%) fue
mayor en 787.459 votos que sus apoyos. No se envuelva en la estrellada,
don Astut, que para estrellado ya está usted. Y por segunda vez en 48
horas. Le bastaba una mayoría simple de apoyo y volvió a obtener un
rechazo de mayoría absoluta. ¿A qué espera para irse a su casa?
Son imbatibles. El candidato demediado citaba el Financial Times y
toda la prensa internacional, «que de manera unánime ha condenado el
inmovilismo del Gobierno español». Era empezar el credo por Poncio
Pilatos.
El titular del FT de la víspera rezaba: «La locura de la
carrera de Cataluña hacia la independencia», y señalaba que, si bien el
Gobierno ha convertido el reto político catalán en un impasse
constitucional, él, Artur Mas, ha actuado chapuceramente una y otra vez y
es a él a quien le corresponde dar un paso atrás para resolver la
crisis.
En razonamiento análogo, Forrest Gump diría que loco es el que
hace locuras, pero creo que era una conclusión algo exagerada.
Mas había prometido a la CUP una Presidencia cada vez más corta, 18
meses, que rebajó a 10, al término de los cuales se sometería a una
cuestión de confianza. Aceptó pulpo como animal de compañía y ofreció
desvanecerse a sí mismo en una Presidencia colectiva, asamblearia, en la
que él sería sólo un figurón asistido por tres vicepresidentes
ejecutivos, vale decir tres iguales: Oriol Junqueras, Raül Romeva y Neus
Munté, virgensanta, qué talentos.
Lo que pasa es que Baños ya le ha tomado la medida, como Groucho (o
quizá Bernard Shaw, a quien también se le atribuye la anécdota) a una
señora a quien le había ofrecido un millón de dólares por sus favores
sexuales, y al aceptar ella le hizo una segunda oferta de un dólar
–«¿por quién me toma?», preguntó ofendida–, recibiendo la respuesta que
Mas ha obtenido de la CUP: lo que es usted está perfectamente claro.
Ahora se trata de apretarle en la negociación del precio." (SANTIAGO GONZÁLEZ – EL MUNDO – 13/11/15)
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