26/10/15

No hay nacionalismo democrático. El nacionalismo se basa en una premisa simple: yo tengo más derechos que tú porque llegué aquí antes que tú

"(...) Orbán es un nacionalista íntegro. Guárdate en tu misalito lo que dejó dicho ante los dirigentes conservadores europeos, el jueves en Madrid: "[La izquierda] sueña con una sociedad mundial, políticamente construida, sin tradiciones religiosas, sin fronteras, sin naciones". 

 Orbán dice eso, naturalmente, porque no te conoce, ni a ti ni a la izquierda catalana. Pero es cierto que hay unas cuantas personas en el mundo que trabajan, en la vigilia y sin sueños, por una sociedad construida políticamente, en razón del pacto sobre valores y ajena a las imposiciones de la identidad. Y no te hagas ilusiones, mi liberada, porque tú no eres de ellos. (...)

Orbán, al menos, tiene la decencia de admitirlo: «Ni el estilo de vida alemán ni el austriaco ni el húngaro son un derecho básico de todas las personas de la tierra. Solo es un derecho de quienes han contribuido a él». Hace mucho tiempo te escribí que no había nacionalismo democrático, oxímoron. 

Que el nacionalismo se basaba en una premisa simple: yo tengo más derechos que tú porque llegué aquí antes que tú. Orbán, que ya ves que discierne finamente entre los estilos de vida del antiguo imperio austrohúngaro, es un nacionalista 'first class'. Pero como todos vosotros tiene su lado vulnerable. 

Cuando se refiere al estilo de vida húngaro, ¿a qué crees que se refiere exactamente? ¿Al estilo impuesto por Ferenc Szálasi, el jefe político de los Cruces Flechadas, en el terrible invierno de 1944? ¿Al de János Kádár después de los tanques del 56? ¿El estilo de vida húngaro incluye la pena de muerte que ya habría introducido Orbán si ¡el estilo europeo! no se lo hubiera impedido? 

El estilo de vida lo deciden los vivos y no los muertos. Y entre los vivos se cuentan los que trajo la cigüeña y los que trajo la patera. El estilo de la vida democrática, obviamente.

Los delegados del Partido Popular Europeo aplaudieron con calidez el discurso de Orbán. Destacaron los aplausos del jefe del gobierno español y de la delegación de su partido. Esos aplausos son un desastre europeo. Y un desastre ideológico. (...)

si al final sólo se trataba del retorno a la nación acobardada e identitaria, la decadencia de Europa habrá dejado de ser un recurso retórico de cronistas sin asunto. La inmigración es un dificilísimo problema técnico del tipo cuánta agua cabe en un vaso. La antieuropa, Orbán, Le Pen, Salvini, Mas, no pretende resolver el problema, sino eliminarlo a fuerza de socavar su base moral."             (Arcadi Espada, El Mundo, 25/10/2015)

No hay comentarios: