"(...) El “problema” con el concierto económico y el cupo de los territorios forales no es nuevo. Ya durante la segunda república los técnicos del gobierno del Frente Popular propusieron que se otorgase un estatuto de autonomía al País Vasco a cambio de acabar con el concierto económico, pues ya entonces se consideraba que los vascos pagaban menos de lo que deberían pagar.
Durante la transición, una vez restablecido el concierto económico de las “provincias traidoras” de Vizcaya y Guipúzcoa, el sistema se mantuvo y los partidos principales (UDC, PSOE y PP) no osaron tocarlo. La verdad es que es una situación extraordinariamente curiosa para un concierto que fue ideado como algo transitorio que iba a tener una vigencia de 8 años, pues ya lleva 137 años y sin visos de cambiar.
El concierto se ha mantenido hasta hoy en día fundamentalmente por tres causas.
La primera es la tradición, el mantenimiento de un sistema ya hecho y que evita tener que cambiar nada.
La segunda es que los territorios a los que afecta el concierto, País Vasco y Navarra, son relativamente pequeños y, por tanto, las consecuencias económicas del concierto (de perjuicio para el resto de comunidades) son sostenibles.
Pero también hay una tercera causa que es fundamental, y es que el concierto sirve como “dique” para contener el independentismo en Euskadi.
Los vascos viven en una situación de privilegio fiscal evidente y eso evita una confrontación frontal con el estado. Si el estado fuese justo se revocaría el concierto (cambiando la constitución) y se introduciría a los territorios forales dentro del régimen general, es lo que indica la lógica progresista e igualitarista, pero el concierto crea una especie de “equilibrio” de no agresión, donde una parte no se excede en sus demandas y la otra mantiene una situación de privilegio indefinidamente. (...)
Francamente no sé cuál de las dos opciones es mejor, creo que lo más justo es que todas las comunidades tengan el mismo sistema pero entiendo que la revisión del cupo es el sistema más rápido.
Además, para la eliminación del concierto se necesita probablemente una reforma constitucional, y adicionalmente crearía un problema territorial en Euskadi mucho mayor que el actual (revisar el cupo también, porque al final el concierto es deseado porque comporta privilegio).
De todas formas ni el PP ni el PSOE parecen estar por la labor de tocar esto, y más existiendo en Cataluña el actual problema independentista que parece aconsejar no abrir otro frente. De hecho, la tensión en Cataluña es la mejor garantía de que no se va a tocar el concierto ni el cupo ¿Recordáis cuando digo que Cataluña es el palo en la rueda que evita los cambios en España? Tenéis aquí un claro ejemplo.
No lo he dicho pero como os imagináis ni Izquierda Unida, ni Podemos ni ningún partido de izquierdas se ha colocado nunca en contra del concierto económico ni, que yo recuerde, a favor de una radical revisión al alza del cupo.
Y esto es algo increíble, pero tiene que ver con ese absurdo cordón umbilical entre la izquierda española y al nacionalismo que denuncio constantemente y que en un caso como este se puede ver lo anti-natural que es. Por cierto, al dirigente de izquierdas que le recuerdo una frase más “revisionista” sobre esta cuestión es, paradójicamente, a Mónica Oltra, líder del regionalista Compromís. (...)
Personalmente considero que mantener un sistema de financiación y recaudación de impuestos especial para dos comunidades no es aceptable. Sobre el papel, yo eliminaría los conciertos económicos y generaría un sistema igual para todas las comunidades, aunque entiendo que hay una realidad constitucional y de oportunidad política que hay que tener presente, y este es un tema que puede tener muchas derivadas y que hay que manejar con cautela.
No obstante hay otra opción que permitiría tener un sistema homogéneo sin tocar el concierto (aunque sí el cupo), que es extender un sistema de haciendas autonómicas por todo el país. Lo importante no es la administración que recauda sino si finalmente la financiación y las necesidades están cubiertas de forma equitativa. Lo importante es que quien sea más rico y recaude más por esa cuestión pague más en favor del bienestar colectivo, no si esa administración tributaria es estatal o autonómica.
Un sistema de haciendas autonómicas no es descartable, muchos países federales funcionan así y probablemente si se estructurase bien podría tener efectos positivos en la responsabilidad recaudatoria y de gasto de las distintas comunidades. (...)" (La República heterodoxa, 14/10/2015)
Durante la transición, una vez restablecido el concierto económico de las “provincias traidoras” de Vizcaya y Guipúzcoa, el sistema se mantuvo y los partidos principales (UDC, PSOE y PP) no osaron tocarlo. La verdad es que es una situación extraordinariamente curiosa para un concierto que fue ideado como algo transitorio que iba a tener una vigencia de 8 años, pues ya lleva 137 años y sin visos de cambiar.
El concierto se ha mantenido hasta hoy en día fundamentalmente por tres causas.
La primera es la tradición, el mantenimiento de un sistema ya hecho y que evita tener que cambiar nada.
La segunda es que los territorios a los que afecta el concierto, País Vasco y Navarra, son relativamente pequeños y, por tanto, las consecuencias económicas del concierto (de perjuicio para el resto de comunidades) son sostenibles.
Pero también hay una tercera causa que es fundamental, y es que el concierto sirve como “dique” para contener el independentismo en Euskadi.
Los vascos viven en una situación de privilegio fiscal evidente y eso evita una confrontación frontal con el estado. Si el estado fuese justo se revocaría el concierto (cambiando la constitución) y se introduciría a los territorios forales dentro del régimen general, es lo que indica la lógica progresista e igualitarista, pero el concierto crea una especie de “equilibrio” de no agresión, donde una parte no se excede en sus demandas y la otra mantiene una situación de privilegio indefinidamente. (...)
Francamente no sé cuál de las dos opciones es mejor, creo que lo más justo es que todas las comunidades tengan el mismo sistema pero entiendo que la revisión del cupo es el sistema más rápido.
Además, para la eliminación del concierto se necesita probablemente una reforma constitucional, y adicionalmente crearía un problema territorial en Euskadi mucho mayor que el actual (revisar el cupo también, porque al final el concierto es deseado porque comporta privilegio).
De todas formas ni el PP ni el PSOE parecen estar por la labor de tocar esto, y más existiendo en Cataluña el actual problema independentista que parece aconsejar no abrir otro frente. De hecho, la tensión en Cataluña es la mejor garantía de que no se va a tocar el concierto ni el cupo ¿Recordáis cuando digo que Cataluña es el palo en la rueda que evita los cambios en España? Tenéis aquí un claro ejemplo.
No lo he dicho pero como os imagináis ni Izquierda Unida, ni Podemos ni ningún partido de izquierdas se ha colocado nunca en contra del concierto económico ni, que yo recuerde, a favor de una radical revisión al alza del cupo.
Y esto es algo increíble, pero tiene que ver con ese absurdo cordón umbilical entre la izquierda española y al nacionalismo que denuncio constantemente y que en un caso como este se puede ver lo anti-natural que es. Por cierto, al dirigente de izquierdas que le recuerdo una frase más “revisionista” sobre esta cuestión es, paradójicamente, a Mónica Oltra, líder del regionalista Compromís. (...)
Personalmente considero que mantener un sistema de financiación y recaudación de impuestos especial para dos comunidades no es aceptable. Sobre el papel, yo eliminaría los conciertos económicos y generaría un sistema igual para todas las comunidades, aunque entiendo que hay una realidad constitucional y de oportunidad política que hay que tener presente, y este es un tema que puede tener muchas derivadas y que hay que manejar con cautela.
No obstante hay otra opción que permitiría tener un sistema homogéneo sin tocar el concierto (aunque sí el cupo), que es extender un sistema de haciendas autonómicas por todo el país. Lo importante no es la administración que recauda sino si finalmente la financiación y las necesidades están cubiertas de forma equitativa. Lo importante es que quien sea más rico y recaude más por esa cuestión pague más en favor del bienestar colectivo, no si esa administración tributaria es estatal o autonómica.
Un sistema de haciendas autonómicas no es descartable, muchos países federales funcionan así y probablemente si se estructurase bien podría tener efectos positivos en la responsabilidad recaudatoria y de gasto de las distintas comunidades. (...)" (La República heterodoxa, 14/10/2015)
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