"(...) el gran dominio que las fuerzas conservadoras (que a nivel popular se
las llama las derechas) han tenido sobre las mayores instituciones
financieras, económicas, políticas y mediáticas en Catalunya durante la
mayoría del periodo democrático.
El instrumento político de este enorme
grupo de poder ha sido la coalición de un partido liberal (CDC) y de un
partido cristiano-demócrata (UDC) que, bajo el dominio del primero, ha
gobernado Catalunya el 80% del tiempo que este país ha tenido democracia
(con la excepción de los 7 años del gobierno del tripartito de PSC, ERC
e ICV-EUiA).
Esta coalición (CDC-UDC) ha sido el centro del
establishment catalán, conocido como el pujolismo, que ha controlado la
Generalitat de Catalunya, gobernándola como si fuera su propiedad
particular, gestionando el país con un clientelismo que dio pie a una
enorme corrupción, ocultada por los mayores medios de información, los
cuales lo presentaban como el oasis catalán, cuando en realidad era un
pozo de enorme podredumbre que todavía no se ha descubierto en su
totalidad, debido precisamente al todavía poderoso entramado del
pujolismo, del cual el actual partido gobernante CDC es heredero. (...)
¿Qué pasará ahora, después de las elecciones?
Hoy, el partido gobernante de la
Generalitat de Catalunya, cuyas políticas públicas neoliberales han
contribuido al gran deterioro, probablemente continuará gobernando
Catalunya, pues este era el acuerdo entre CDC y ERC para establecer la
lista independentista Junts pel Sí.
Es cierto que la coalición CDC y UDC
será sustituida por una coalición de CDC con ERC, pero la formación
dominante continuará siendo el partido liberal CDC. Y aunque esta
coalición no tiene la mayoría suficiente para nombrar al nuevo
presidente del gobierno, es probable que cuente con el apoyo del partido
radical independentista, CUP, el cual ha indicado que su principal
objetivo político es alcanzar la independencia, habiendo colaborado
activamente con CDC para conseguir tal objetivo.
Es, pues, fácil de
prever que tal partido (por el cual tengo gran simpatía por muchas de
sus propuestas económicas y sociales), sometido a la gran presión de las
direcciones de los movimientos independentistas, como ANC y Òmnium
Cultural, próximos al gobierno Mas, terminará apoyando el nombramiento
de Artur Mas como Presidente de la Generalitat, continuando así el
gobierno de tal partido en Catalunya con consejeros añadidos de ERC e
independientes.
Y lo que es incluso más preocupante es
que el equipo económico de CDC será incluso más neoliberal que el
actual. El economista independentista de mayor visibilidad mediática en
los medios de comunicación de la Generalitat de Catalunya es el Sr. Sala
i Martín, uno de los economistas neoliberales más extremos que aparecen
en tales medios, y que a partir de octubre estará añadiendo a su
programa “Classe d’economia”, de TV3, otro nuevo, en el que continúa
promocionando el neoliberalismo.
Como he indicado en varias ocasiones,
TV3 y Catalunya Ràdio han estado promoviendo, junto al independentismo,
el neoliberalismo, sin que ello, sorprendentemente, haya originado una
protesta de las izquierdas, y todavía menos de la CUP. Otro economista,
hoy en la lista de Artur Mas Junts pel Sí, y que seguramente figurará en
el próximo gobierno catalán, será el Sr. Oriol Amat, bien conocido por
su liberalismo, y que ha indicado que la nueva Catalunya será muy
“business friendly”.
No estoy en contra de que un gobierno desarrolle
políticas que favorezcan la inversión empresarial. Pero esta expresión
utilizada en la narrativa liberal siempre ha significado la promoción de
políticas neoliberales Y, confirmando lo dicho, todos los programas de
promoción de la nueva Catalunya independiente afines a CDC, han incluido siempre propuestas y contenido de clara sensibilidad neoliberal. (...)
¿Cuál es el futuro de las izquierdas en Catalunya?
Muy problemático y difícil. La coalición
Junts pel Sí, liderada por el partido liberal CDC, centró su campaña
electoral en el tema nacional independentista, presentando las
elecciones como plebiscitarias, lo cual, además de ocultar la gestión de
la crisis por el gobierno de CDC, desvió exitosamente la centralidad
del debate electoral hacia la famosa dicotomía Sí o No a la
independencia, tema que previsiblemente aumentó la participación
electoral (en ambos sentidos, Sí y No) de una manera muy notable. (...)
Ahora
bien, tal descontento se ha expresado en el movimiento independentista
de una manera predominantemente identitaria, defendiendo a Catalunya y
su cultura frente a España y la suya.
Y este ha sido uno de sus grandes
errores, pues dicho enfoque movilizó a las otras identidades en
Catalunya que se sintieron amenazadas, lo que fue aprovechado por
Ciudadanos y el PP como una manera de activar a ese votante con
identidad no independentista.
Se movilizaron así las dos Catalunyas (los
catalanes y “los otros catalanes”), lo que impidió que los
independentistas consiguieran la mayoría de votos que deseaban, pues los
no independentistas en Catalunya son numéricamente superiores a los
independentistas. Y de ahí que el resultado del supuesto plebiscito
fuera negativo.
La mayoría del pueblo catalán no aprueba la separación
de Catalunya de España. No hay, pues, un mandato para llevar a cabo tal
separación. Presentar las elecciones como independencia Sí o No fue,
pues, un gran error para los independentistas.
Ahora bien, lo ocurrido como
consecuencia de centrar el debate político en el tema nacional, ha
transformado completamente el panorama político de Catalunya, y puede
que de España, en una dirección muy desfavorable a las izquierdas. El
gran triunfo de Ciudadanos fue debido precisamente a ello.
La constante
negativa de los partidos independentistas a reconocer la existencia de
más de una Catalunya (promoviendo el eslogan “Som un sol poble”, “Somos
todos parte del mismo pueblo”) ha quedado fácilmente desacreditada con
los datos electorales. El voto a Ciudadanos fue el más identitario,
señalando su rechazo al independentismo y su afirmación de pertenencia a
España.
Fue el voto más transversal, consiguiendo, sin embargo, su
máximo apoyo en los barrios obreros, donde la mayoría habla castellano.
En Hospitalet, Santa Coloma de Gramenet, Sant Adrià o Cornellà alcanzó
sus niveles de apoyo más altos, 23 y 24% del voto. Fue en estos
municipios de mayoría de clase trabajadora donde Junts pel Sí y la CUP
consiguieron menos apoyo electoral.
Y fue en estos mismos municipios
donde el PSC y Catalunya Sí que es Pot (CSQP) consiguieron mayores
porcentajes del voto emitido. Por el contrario, en distritos de un
promedio de renta superior, como Gràcia y Sarrià-Sant Gervasi (donde la
mayoría de la población habla catalán), Junts pel Sí y la CUP
consiguieron sus mejores resultados, y el PSC y Catalunya Sí que es Pot
los peores.
Centrar el debate electoral en el tema nacional, forzando
una elección en términos plebiscitarios, polarizó el electorado,
apareciendo dos Catalunyas diferenciadas por clase social y por idioma
hablado, cuestionando el supuesto independentista de que “som tots el
mateix poble”. (...)" (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 30 de septiembre de 2015, en www.vnavarro.org, 30/09/2015)
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