5/10/15

Centrar el debate electoral en el tema nacional polarizó el electorado, apareciendo dos Catalunyas diferenciadas por clase social y por idioma hablado

"(...) el gran dominio que las fuerzas conservadoras (que a nivel popular se las llama las derechas) han tenido sobre las mayores instituciones financieras, económicas, políticas y mediáticas en Catalunya durante la mayoría del periodo democrático. 

El instrumento político de este enorme grupo de poder ha sido la coalición de un partido liberal (CDC) y de un partido cristiano-demócrata (UDC) que, bajo el dominio del primero, ha gobernado Catalunya el 80% del tiempo que este país ha tenido democracia (con la excepción de los 7 años del gobierno del tripartito de PSC, ERC e ICV-EUiA).

 Esta coalición (CDC-UDC) ha sido el centro del establishment catalán, conocido como el pujolismo, que ha controlado la Generalitat de Catalunya, gobernándola como si fuera su propiedad particular, gestionando el país con un clientelismo que dio pie a una enorme corrupción, ocultada por los mayores medios de información, los cuales lo presentaban como el oasis catalán, cuando en realidad era un pozo de enorme podredumbre que todavía no se ha descubierto en su totalidad, debido precisamente al todavía poderoso entramado del pujolismo, del cual el actual partido gobernante CDC es heredero. (...)

¿Qué pasará ahora, después de las elecciones?

Hoy, el partido gobernante de la Generalitat de Catalunya, cuyas políticas públicas neoliberales han contribuido al gran deterioro, probablemente continuará gobernando Catalunya, pues este era el acuerdo entre CDC y ERC para establecer la lista independentista Junts pel Sí. 

Es cierto que la coalición CDC y UDC será sustituida por una coalición de CDC con ERC, pero la formación dominante continuará siendo el partido liberal CDC. Y aunque esta coalición no tiene la mayoría suficiente para nombrar al nuevo presidente del gobierno, es probable que cuente con el apoyo del partido radical independentista, CUP, el cual ha indicado que su principal objetivo político es alcanzar la independencia, habiendo colaborado activamente con CDC para conseguir tal objetivo.

 Es, pues, fácil de prever que tal partido (por el cual tengo gran simpatía por muchas de sus propuestas económicas y sociales), sometido a la gran presión de las direcciones de los movimientos independentistas, como ANC y Òmnium Cultural, próximos al gobierno Mas, terminará apoyando el nombramiento de Artur Mas como Presidente de la Generalitat, continuando así el gobierno de tal partido en Catalunya con consejeros añadidos de ERC e independientes.

Y lo que es incluso más preocupante es que el equipo económico de CDC será incluso más neoliberal que el actual. El economista independentista de mayor visibilidad mediática en los medios de comunicación de la Generalitat de Catalunya es el Sr. Sala i Martín, uno de los economistas neoliberales más extremos que aparecen en tales medios, y que a partir de octubre estará añadiendo a su programa “Classe d’economia”, de TV3, otro nuevo, en el que continúa promocionando el neoliberalismo. 

Como he indicado en varias ocasiones, TV3 y Catalunya Ràdio han estado promoviendo, junto al independentismo, el neoliberalismo, sin que ello, sorprendentemente, haya originado una protesta de las izquierdas, y todavía menos de la CUP. Otro economista, hoy en la lista de Artur Mas Junts pel Sí, y que seguramente figurará en el próximo gobierno catalán, será el Sr. Oriol Amat, bien conocido por su liberalismo, y que ha indicado que la nueva Catalunya será muy “business friendly”. 

No estoy en contra de que un gobierno desarrolle políticas que favorezcan la inversión empresarial. Pero esta expresión utilizada en la narrativa liberal siempre ha significado la promoción de políticas neoliberales Y, confirmando lo dicho, todos los programas de promoción de la nueva Catalunya independiente afines a CDC, han incluido siempre propuestas y contenido de clara sensibilidad neoliberal. (...)

¿Cuál es el futuro de las izquierdas en Catalunya?

Muy problemático y difícil. La coalición Junts pel Sí, liderada por el partido liberal CDC, centró su campaña electoral en el tema nacional independentista, presentando las elecciones como plebiscitarias, lo cual, además de ocultar la gestión de la crisis por el gobierno de CDC, desvió exitosamente la centralidad del debate electoral hacia la famosa dicotomía Sí o No a la independencia, tema que previsiblemente aumentó la participación electoral (en ambos sentidos, Sí y No) de una manera muy notable. (...)

Ahora bien, tal descontento se ha expresado en el movimiento independentista de una manera predominantemente identitaria, defendiendo a Catalunya y su cultura frente a España y la suya.

Y este ha sido uno de sus grandes errores, pues dicho enfoque movilizó a las otras identidades en Catalunya que se sintieron amenazadas, lo que fue aprovechado por Ciudadanos y el PP como una manera de activar a ese votante con identidad no independentista. 

Se movilizaron así las dos Catalunyas (los catalanes y “los otros catalanes”), lo que impidió que los independentistas consiguieran la mayoría de votos que deseaban, pues los no independentistas en Catalunya son numéricamente superiores a los independentistas. Y de ahí que el resultado del supuesto plebiscito fuera negativo.

 La mayoría del pueblo catalán no aprueba la separación de Catalunya de España. No hay, pues, un mandato para llevar a cabo tal separación. Presentar las elecciones como independencia Sí o No fue, pues, un gran error para los independentistas.

Ahora bien, lo ocurrido como consecuencia de centrar el debate político en el tema nacional, ha transformado completamente el panorama político de Catalunya, y puede que de España, en una dirección muy desfavorable a las izquierdas. El gran triunfo de Ciudadanos fue debido precisamente a ello. 

La constante negativa de los partidos independentistas a reconocer la existencia de más de una Catalunya (promoviendo el eslogan “Som un sol poble”, “Somos todos parte del mismo pueblo”) ha quedado fácilmente desacreditada con los datos electorales. El voto a Ciudadanos fue el más identitario, señalando su rechazo al independentismo y su afirmación de pertenencia a España. 

Fue el voto más transversal, consiguiendo, sin embargo, su máximo apoyo en los barrios obreros, donde la mayoría habla castellano. En Hospitalet, Santa Coloma de Gramenet, Sant Adrià o Cornellà alcanzó sus niveles de apoyo más altos, 23 y 24% del voto. Fue en estos municipios de mayoría de clase trabajadora donde Junts pel Sí y la CUP consiguieron menos apoyo electoral. 

Y fue en estos mismos municipios donde el PSC y Catalunya Sí que es Pot (CSQP) consiguieron mayores porcentajes del voto emitido. Por el contrario, en distritos de un promedio de renta superior, como Gràcia y Sarrià-Sant Gervasi (donde la mayoría de la población habla catalán), Junts pel Sí y la CUP consiguieron sus mejores resultados, y el PSC y Catalunya Sí que es Pot los peores. 

Centrar el debate electoral en el tema nacional, forzando una elección en términos plebiscitarios, polarizó el electorado, apareciendo dos Catalunyas diferenciadas por clase social y por idioma hablado, cuestionando el supuesto independentista de que “som tots el mateix poble”.  (...)"          (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 30 de septiembre de 2015, en www.vnavarro.org, 30/09/2015)

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