"(...) El 9 de noviembre fue una jornada cargada de sentimientos para numerosos catalanes. (...)
Pero junto a esos sentimientos, lo que también
hubo ese día fue abundante juego partidario y también personalista. En
especial por parte del president Mas, que usó el 9-N para detener su
claro declive político, y con éxito, según coinciden las encuestas.
Mas fue el delfín que eligió en su día Jordi Pujol para hacerse cargo
de forma transitoria de CiU y del Govern hasta que el ‘hereu’, Oriol
Pujol, estuviera listo para dar el salto. Pero nada ha salido como
diseñó el exhonorable. Porque Mas, que sólo llegó al Palau de la
Generalitat a la tercera tentativa –como Rajoy, por cierto– ha
dilapidado en cuatro años el grueso de su capital político y porque la
corrupción, encabezada por los Pujol, ha acabado con CDC.
Pero el president, que se subió a la ola independentista hace dos
años de una forma oportunista, ha sabido hacer de la necesidad virtud y
ha hallado en el desafío al Estado una tabla para su salvación política.
Un asidero para, en lugar de terminar de mala manera su vida pública,
sobrepasado por ERC, hacerlo como el primer president que se plantó ante
el Estado y tiró del carro hasta el final para conseguir la
independencia de Cataluña.
Eso es, en esencia, lo que supone la hoja de ruta que ayer dio a
conocer. Mas, al que hace meses que se le ha olvidado hacer aquello para
lo que resultó electo, que es gobernar para todos los catalanes,
planteó una alternativa de futuro en la que el único que gana con
certeza es él.
El president sólo adelantará las elecciones si es para convertirlas
en plebiscitarias. De lo contrario agotará legislatura, y tiene ofertas
para hacerlo, como la del PSC.
Además, insistió en proponer a ERC y las CUP una lista única, la
lista del president. Aficionado a los juegos de astucia no lo planteó
así de abruptamente. Mas se ofreció a liderar o a cerrar esa plancha de
país.
Eso sí, si la encabeza él, ganan los independentistas y se
materializan sus planes, en dieciocho meses se marcharía, una vez se
haya dotado a Cataluña de estructuras de Estado y de una Constitución.
Imaginen la cara de Junqueras, presente en el acto, al escuchar la
encerrona que le ha preparado Mas. Va a tener complicado huir de la tela
de araña del president. (...)" (EL CORREO 26/11/14, ALBERTO AYALA, en Fundación para la Libertad)
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