"La consulta está muerta. Lo ha estado siempre. Nunca tuvimos
intención de celebrarla y era sólo un artefacto para que España quedara
mal y para reunir al mayor número de catalanes alrededor de una idea
simple y a la que es muy difícil negarse: queremos votar", afirma un
consejero de Mas.
Otro de sus hombres de máxima confianza explica:
"nuestro objetivo final ha sido siempre tensar la cuerda al máximo pero
sin romperla, y paliar con la lista única el desgaste que hemos sufrido
por los recortes y por los casos de corrupción. Es lo justo y Esquerra
lo sabe".
Mas da por enterrada la consulta y empieza la batalla por salvar su
carrera política. "El gran activo de Convergència es Mas", sostine otro
de sus consejeros. "Es el gran activo de Convergència y del soberanismo.
Sin él, el proceso está muerto". El president convocó el viernes a su
camarilla mediática al Palau de la Generalitat para poner en marcha su
campaña de presión mediática a ERC para que acepten unirse a una
candidatura única que evite que una debacle electoral convergente le
obligue a dimitir.
La presión será brutal y en todos los frentes. Los principales
líderes de Esquerra han sido literalmente amenazados por diputados
convergentes. "Si no aceptáis la lista única sacaremos toda la mierda
que os encontremos". Esta frase con estas palabras exactas fue
pronunciada el día antes de que el Mas, en un mitin en Manresa, le
dijera a Oriol Junqueras que no olvidara que "el adversario es el
Estado".
Convergència ha ido más lejos que nunca en su afirmación soberanista
pero ha llegado a la conclusión de que su aventura ha terminado. La idea
de Mas es que pasado el 9 de noviembre, a Rajoy no le quedará más
remedio que negociar y ceder, y que dando por descontado que la
independencia será imposible, las condiciones en que Cataluña formará
parte de España serán mucho mejores.
Tal como hasta ahora Mas ha
participado del simulacro de la consulta para presionar al Gobierno y
para contentar a ERC, a partir de noviembre y hasta que se celebren las
elecciones hará la pantomima del independentista para forzar a los
republicanos, pero sin comprometerse a nada concreto, que es lo que le
exige Junqueras, consciente de la eterna farsa convergente.
(...) lo que Mas desearía es poder anunciar el 9 de noviembre elecciones
anticipadas para febrero o marzo, para compensar la frustración de los
que se llegaron a creer que realmente votarían. Este anuncio, vital para
Mas y para su prestigio, y para disimular el fracaso de una consulta
tantas veces y con tanta arrogancia prometida, y que al final, como todo
el mundo sabía, no se ha celebrado, sólo se podrá producir si Junqueras
cede, y de momento no parece dispuesto a hacerlo. (...)" (Salvador Sostres, El Mundo, 13/10/2014)
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