"(...) El pasado mes de abril se presentó Societat Civil Catalana,
asociación creada por un grupo de catalanes que no queremos la
independencia y sabemos que no nos conviene. Desde entonces, intentamos
dar voz a quienes, fuera del discurso oficial, afirman que los catalanes
somos españoles y queremos que Cataluña siga participando tanto en
España como en Europa.
Tras pedir una entrevista con el presidente de la Generalitat, una
representación de Societat Civil Catalana fue recibida el pasado lunes
por Artur Mas en el Palau de la Generalitat. Al día siguiente, en TV3, y
al hilo de la noticia de ese encuentro, un grupo de tertulianos se
dedicó a denigrar y atacar a Societat Civil Catalana.
La pluralidad en
sentido auténtico brilló por su ausencia en la composición de la
tertulia, pues todos eran contrarios a los planteamientos de la entidad:
unos reforzaban las críticas que hacían los otros para así añadir
nuevas acusaciones. ¿Es admisible que una televisión pública plantee
espacios con una sola opinión en relación al debate soberanista? Así es
TV3.
Pero más allá de esto, lo que resulta especialmente grave son las
acusaciones contra Societat Civil Catalana por actuar como
«quintacolumnista» en Cataluña. Que al discrepante se le trate como
enemigo, como traidor escondido que actúa al servicio del considerado
extranjero es gravísimo.
Es la explicación de la exclusión del
disidente, de la pretensión de que el discurso público se mueva
solamente en los parámetros marcados por el poder.
Este propósito se hizo más evidente aún cuando Marta Alòs, tertuliana
ese día, exdiputada de CiU en el Parlament y teórica del supuesto
«quintacolumnismo» de Societat Civil Catalana, y después de que la
presentadora indicara que una cosa es el titular («quintacolumnismo») y
otra el derecho a discrepar, afirmase que el derecho a discrepar es
proponer el «no» en la consulta, pero no lo es oponerse a que la
consulta se realice; esa oposición a la consulta, por lo que se ve, no
forma parte del derecho a discrepar.
Esta es la situación en Cataluña. Hay quienes deciden sobre qué se
puede discrepar y sobre qué no. Está admitido (de momento) oponerse a la
independencia de Cataluña, pero no a la consulta aún no convocada. Los
límites de la discrepancia están cuidadosamente estudiados. Y todo esto
en una tertulia… ¡en una televisión pública! (...)" (ABC 03/07/14, RAFAEL ARENAS GARCÍA, VOCAL DE LA JUNTA DIRECTIVA DE SOCIETAT CIVIL CATALANA, en Fundación para la Libertad)
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