10/7/14

Los escoceses tienen complejo de inferioridad frente a Inglaterra, en contraste con el catalán y el vasco que se sienten superiores a lo ‘español'

"(...) El también catalán José Víctor Rodríguez Mora, profesor de Economía en Edimburgo, difiere. “No es cierto que las unidades políticas pequeñas sean más democráticas, menos corruptas y más eficientes. El Gobierno pequeño está mucho más sujeto a las presiones de grupos locales que obtienen ventajas, no por eficientes, sino por locales.

 Y en el nacimiento de las naciones siempre hay intereses económicos favorables a la partición del Estado. Los gobiernos pequeños compiten en la pelea por atraer capital con impuestos bajos y regulaciones laxas. Small es el paraíso de los mediocres y el infierno de los desfavorecidos. No, lo pequeño no es necesariamente hermoso, casi siempre es mezquino”, concluye. (...)

el primer ministro escocés Alex Salmond, afirma que “Escocia y Cataluña han escrito parte de la historia de Europa como naciones independientes y libres” y cita el impuesto de sociedades aplicado por Irlanda “que tan buenos resultados les ha dado”. 

Aunque el pico de producción más alto ya ha pasado y los yacimientos se agotarán previsiblemente en unas pocas décadas, el petróleo del mar del Norte viene a ser El Dorado del separatismo escocés, el elemento tractor psicológico que anima la aventura independentista. “Seremos el 6º país más rico del mundo”, presume Salmond.

Nacionalistas catalanes y vascos, quebequeses y flamencos, sardos, corsos, bretones…, acuden a Escocia en busca de la exitosa fórmula del SNP . El nacionalismo se deja querer, pero gestiona este trasiego con discreción porque no quiere aparecer ante la UE como vanguardia desestabilizadora de las naciones sin Estado.
 La última admonición ha corrido a cargo del ministro sueco de Exteriores y antiguo enviado especial de la ONU en los Balcanes, Carl Bildt: “La independencia escocesa significaría un proceso de balcanización. Un sí escocés a la independencia activaría una grave crisis en Europa”.
 De ahí, que el Gobierno de Edimburgo trate de evitar la asociación mimética con Cataluña o Euskadi y rehúya la estampa típica de “hermanos unidos en el mismo combate”. “En Inglaterra contemplan nuestro proceso con relativa indiferencia, sin la beligerancia que se observa en España. Claro que Inglaterra puede sobrevivir a la separación de Escocia, mientras que España sin Cataluña y Euskadi…”. 
El director del Centro Escocés sobre el Cambio Constitucional, Michael Keating, al frente de un grupo de investigadores independientes, deja la frase suspendida en el aire. Ve el proceso catalán en un callejón sin salida, piensa que ETA ha taponado la solución en Euskadi y que el anterior lehendakari Juan José Ibarretxe —estuvo en el tribunal que calificó la tesis doctoral sobre la autodeterminación del expresidente vasco—, cometió una serie de errores. “El frente nacionalista fue el primero; debería haber contado con los socialistas”, señala.
¿Qué diferencias y similitudes hay entre estos soberanismos? “La escasa inmigración que tuvo Escocia no fue inglesa, sino irlandesa y católica. Aquí, no hay una clase media acostumbrada a ver a la gente pobre, cutre y fea como ‘británicos’.

 No existen términos parecidos a charnego, maketo o machurriano porque los ingleses que veían los escoceses eran médicos, profesores, profesionales… Tienen complejo de inferioridad frente a Inglaterra, en contraste con el catalán y el vasco que se sienten superiores a lo ‘español”, sostiene el profesor Rodríguez Mora. 

  La del complejo es una impresión que suscriben aunque con matices otros catalanes vinculados a Escocia. “Los ingleses siempre les han mirado por encima del hombro, pero no se sientan inferiores. Son orgullosos, abiertos y cálidos, menos estirados y con sentido del humor. Nuestra figura nacional es Robert Burness, un poeta pícaro y juerguista”.            ( , El País, Edimburgo 7 JUL 2014)

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