"(...) Visca don Toni Soler! ¡Viva su afable y antisectaria prudencia política!
“Polònia” es un exitoso programa de humor de TV3. Lleva en antena seis o
siete años, acaso alguno más. Los jueves por la noche levantaba y
levanta pasiones (menos últimamente). Seguramente es el programa o uno
de los programas de mayor audiencia de la televisión pública catalana a
lo largo de toda su historia.
Su presentador estrella, su
creador seguramente, fue Toni Soler. Uno de los guionistas. Algo más
apartado en estos últimos meses, sigue estando vinculado a un programa
que tiene en Bruno Oro-Artur Mas uno de sus más excelentes humoristas.
Miquel Calzada i Olivella, “Mikimoto” y el propio Toni Soler han sido
nombrados por el gobierno de la Generalitat catalana máximos
responsables de las celebraciones del tricentenario que se realizarán a
lo largo de este 2014.
No se conocen hasta el momento grandes méritos
historiográficos en el haber de ambos. No hay publicaciones (artículos,
tesis, libros, notas, capítulos de ensayos, presentaciones, prólogos)
que sean claro indicio de sus sólidos conocimientos sobre lo sucedido en
1714.
No es este el punto nodal de este comentario. Es el siguiente:
En Ara (Ahora),
un diario independentista que lee incluso Xavier Rubert de Ventós, el
antiguo amigo de don Felipe ex Gas Natural que estuvo más que implicado
en nuestra apuesta otánica, en Ara decía, Toni Soler nos regaló
una perla como la siguiente hace muy pocos días: “Distraernos de la
cruda realidad con zanahorias como el federalismo ya no es un ejercicio
de ingenuidad, sino de ceguera política o incluso de colaboracionismo".
Antes (también ahora por supuesto) a los federalistas nos llamaban
unionistas, como el sector pro-británico de Irlanda del Norte. Éramos
tan brutos e intransigentes como ellos. El adjetivo caló, casi como un
postulado político-cultural. Si eres federalista, eres unionista y
además un botifler. Y ya está, a otra cosa.
Pero ya no es
suficiente. Ahora ni siquiera somos ingenuos, nada de eso. O estamos
políticamente ciegos –ellos no por supuesto: son todo, de izquierda
nacionalista a derecha empresarial, luz, claridad y racionalidad- o
somos, atención al palabro, colaboracionistas.
¿Colaboracionistas? Sí, como el sector de la ciudadanía francesa que no
vomitó con la llegada del nazismo a su país, o como los grupos de la
ciudadanía catalana, muchos de ellos más que privilegiados, que
colaboraron intensamente con el franquismo, que fueron parte esencial de
su columna vertebral, mientras “España explotaba, seguía explotando a
Cataluña” por supuesto. Es decir, los federalistas somos como pronazis o
franquistas del país, del mismo taxón.
Curiosamente, algunos de
los familiares de los actuales colaboracionistas, el que suscribe por
ejemplo, eran asesinados en Barcelona cuatro meses después de la llegada
de las tropas comandadas por el general Yagüe mientras otros ciudadanos
estaban encantados con la nueva situación y atendían a sus negocios y
recuperaban propiedades.
En Montjuïc, gracias al esfuerzo de gentes
admirables, familiares de los asesinados, se recuerdan los nombres de
los primeros. Donde está escrito “Josep Arnau” debería haberse escrito
José Arnal.
No es este el punto, no hay queja sobre este
recuerdo con errata. Lo importante es lo importante, el recuerdo. Hay
queja sobre este disparate, casi insulto, que genera más separación y
más división entre la ciudadanía.
Dicho todo esto, eso sí, con
mucho humor, amb molta gràcia, con mucha gracia, encaje y salsa
polonesa. Visca el humor de Toni Soler! ¡Los colaboracionistas,
definitivamente, son uns botiflers, unos traidores!
¿Traidores? A la Patria por supuesto. (...)" (Salvador López Arnal, Rebelión, 03/03/2014)
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