"(...) En realidad, lejos de enriquecer el debate con reflexiones que “no se
quieren oír y, mucho menos, escuchar”, Molinas se limita a repetir
tópicos que han sido oídos ad nauseam.
Porque explicar el fenómeno del
nacionalismo moderno a partir de la existencia de esencias nacionales,
de rasgos que han caracterizado a las comunidades humanas desde tiempos
remotos —en general, desde la Edad Media— y que se han perpetuado a lo
largo de los siglos, es lo que han hecho una y otra vez, desde que la
nación se convirtió en el mito legitimador de la soberanía,
intelectuales de las más diversas tendencias.
Muchos de ellos, sin duda,
respetables e influyentes; pero empapados del clima nacionalista de su
época. Esos rasgos podían radicar en la lengua, la religión, la
mentalidad o las costumbres, según conviniera, pero lo decisivo era que
revelaban una especie de espíritu o alma nacional, o al menos un
carácter colectivo, tan indiscutible como firme y duradero.
Un
planteamiento alimentado por los nacionalismos, que, a partir de estos
elementos culturales y del llamado principio de las nacionalidades (a
cada nación corresponde un Estado), justificaron su reivindicación de un
marco político propio.
Estas interpretaciones, de raíz romántica, han sido ampliamente
rebatidas desde la Historia y desde otras ciencias sociales en los
últimos 30 o 40 años. Hoy concebimos las naciones como artefactos
culturales modernos, construidos por los nacionalistas —en particular,
por diversas élites políticas e intelectuales, de dirigentes de partidos
a escritores y artistas— sobre la base, eso sí, de elementos culturales
preexistentes. (...)
Pero es que todavía siguen estando en boga ciertas ideas, comunes en el
siglo XIX y en la primera mitad del XX, pero muy anticuadas hoy, como
las que desarrollaron Modesto Lafuente o Ramón Menéndez Pidal: que ya
desde la época prerromana, los habitantes de la Península eran
individualistas, sobrios, sencillos, religiosos, idealistas…; es decir,
que existe un “carácter español” desde hace milenios. Establecido, en
definitiva, por la divina providencia. (...)
En cuanto a lo que hoy podríamos llamar el “hecho diferencial” catalán,
es algo sobre lo que se ha discutido desde la Renaixença de mediados del
XIX. Los nacionalistas catalanes, poco más tarde, quisieron dejar bien
claras las peculiaridades que les distinguían de los demás ciudadanos
españoles, a partir de su lengua y sus tradiciones, incluyendo con
frecuencia un toque de desprecio hacia los otros pueblos peninsulares.
Más de uno llegó incluso a adoptar expresiones racistas, como Narcís
Verdaguer, para quien los catalanes eran arios y los castellanos
“africanos” (“bereberes”, concretaría Enric Prat de la Riba), o el
lunático Pompeu Gener, quien afirmaba que el escaso amor al trabajo de
los castellanos se explicaba por su sangre semita. (...)
El feudalismo carolingio y la “mentalidad” menestral no explican, en
resumen, nada o —seamos generosos— casi nada de los problemas actuales.
Dentro de España no hay pueblos más europeos que otros, ni podemos
hablar de norteños y sureños ni de caracteres permanentes que, en caso
de condicionar las pugnas políticas en curso, las convertirían en
insolubles.
Lo que hay es una sociedad compleja, muy dividida en torno a
su ubicación en la estructura territorial del Estado español, y un
sector radicalizado de las élites políticas barcelonesas decidido a
acabar con su dependencia de Madrid.
Lo cual es legítimo. No lo es
tanto, ni nos aproxima en absoluto a una posible salida dialogada y
democrática del contencioso, invocar la historia de manera
distorsionada, manipulándola para reivindicar una arcadia que nunca
existió o una heroica lucha de siglos contra la opresión nacional, y
tampoco para exhibir un pedigrí europeísta frente a los parvenus del sur
del Ebro o una división esencial y poco menos que eterna entre los
tímidos menestrales de un lado y los ambiciosos hidalgos del otro." (EL PAÍS 28/01/14,
JOSÉ ÁLVAREZ JUNCO/JAVIER MORENO LUZÓN,en Fundación para la Libertad)
JOSÉ ÁLVAREZ JUNCO/JAVIER MORENO LUZÓN,en Fundación para la Libertad)
No hay comentarios:
Publicar un comentario